Ajuste en CNEA: “Es como la reedición de una historia que ya vivimos”

Poco después del anuncio del gobierno de su acuerdo con el FMI, se reunieron unos veinticinco delegados de ATE del sector nuclear de todo el país. En el Plenario Nacional de Delegados de ATE-CNEA, realizado en Buenos Aires el 17 y 18 de mayo, los delegados de sector, de las juntas internas de cada lugar, paritarios y de comisiones debatieron sobre la situación laboral que sufren y, especialmente, el desmantelamiento que viene realizando el gobierno con el sector de energía nuclear. Participaron compañeros y compañeras de Ezeiza, Constituyentes, Bariloche, Pilcaniyeu, el Complejo Minero San Rafael, Regional Cuyo y Trelew.

Si bien el encuentro ya estaba planificado hace más de un mes “desde el punto de vista de la necesidad de coordinar no podría haber sido en mejor momento”, expresó Sol Pedre, que participó de la reunión como delegada de ATE-CNEA de Bariloche. Además de la noticia del FMI, durante el plenario se hizo público que el gobierno suspendía el acuerdo para realizar la cuarta central nuclear. Luego se publicó, además, que se suspendía también la construcción de la quinta central, la “reconversión” de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) y el anuncio de Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NASA) de que la cancelación de la cuarta central implica unos 600 despidos. “Es un golpe muy grande y una pérdida de recursos humanos muy formados que son muy difíciles de recuperar, como ya lo vivimos”, denunció la delegada, que en el Plenario pasó a integrar la mesa de coordinación nacional del sector nuclear de ATE.

–¿Qué se analizó sobre la situación de la energía nuclear?

–En CNEA [Comisión Nacional de Energía Atómica] el año pasado tuvimos un primer intento de recorte del presupuesto al 50%, que logramos dar vuela con movilizaciones. Terminó con un presupuesto igual al del año anterior. O sea que en realidad tampoco tiene en cuenta la inflación. Al mismo tiempo en este año dentro del sector nuclear por un lado se avanzó en la privatización de Dioxitec, que es la empresa que hace el polvo de uranio para los combustibles de centrales nucleares. Estuvieron sin pagar salarios en la Planta de Agua Pesada (PIAP) que es el agua que se hace para las centrales nucleares que hoy tiene Argentina y que iba a ser también para la cuarta central nuclear proyectada. Y dentro de la CNEA se avanzó en el desmembramiento de la parte de minería de uranio. Ya avanzaron en el traslado de ese personal para que pasen a trabajar dentro de la CNEA pero para YPF, en la inspección de petróleo. En el medio de este debate sale la primera noticia de que iban a cancelar la cuarta central nuclear, que es parte del acuerdo con China.

–¿Qué debates hubo sobre el anuncio de la no construcción de esta central nuclear?

–Se vio que hay una necesidad grande como trabajadores de ponernos a afinar el lápiz en cuanto a cómo la Argentina puede hacer la central: si puede dirigir la ingeniería, cuántos de los componentes se pueden realizar acá, etc. Y se evidenció que varios delegados no teníamos las herramientas ni conocíamos el debate en profundidad para realmente salir a discutir qué es lo que conviene a nuestro país desde el punto de vista de cuál es la tecnología conveniente. Tal vez no la de punta pero sí la que conviene por las particularidades de nuestro desarrollo. Una central llave en mano, donde la Argentina no tiene ningún tipo de control ni ningún tipo de aprendizaje sobre la tecnología como estaba puesto para la quinta central [que se había acordado con China], es pernicioso. Pero es un debate que no está ganado dentro de la mayoría de los trabajadores.

Una cuestión importante que se discutió es sobre los montos de lo que se habla. Porque efectivamente el combo de las dos centrales eran unos 15 mil millones de dólares. Son montos que si bien parecen muy grandes, no es tanto cuando uno mira lo que el gobierno gastó para mantener el dólar a 25 pesos, que son unos 11 mil millones de dólares en una semana; o lo que pagó por las Lebacs en dos años, que son 21 mil millones de dólares. El gobierno tiene una política para gastar dólares y sostener la bicicleta financiera pero no para impulsar el desarrollo científico y tecnológico del país. Incluso, Argentina en realidad podría no necesitar un acuerdo con China que te financie para las cuarta y quinta centrales. Porque la Argentina podría financiarla y ser independiente en ese sentido, teniendo en cuenta lo que gasta en otras cosas.

–¿Qué posiciones se expresaron en cuanto a cómo enfrentar el ajuste macrista?

–Había un acuerdo generalizado de todos los delegados de que hay que salir a luchar y ya lo venimos haciendo contra la política de Macri. Pero efectivamente hay un debate que recorre todas las regionales y particularmente en la regional Capital con respecto a cómo unir en la lucha a todos los sectores, en particular con los sectores que vienen del kirchnerismo. Se expresó concretamente en las convocatorias al 21F y al 25 de Mayo. Por lo menos desde los delegados que venimos de los lugares más chicos en el interior una cuestión que queda clara es que si uno no ejerce la más mayor unidad posible tratando de que todos trabajen para esa unidad, se traduce en un montón de pequeñas movilizaciones. Por eso de los delegados que venimos del interior es muy sentida la necesidad de confluir en medidas masivas, tanto del sector como con el resto de los sectores sindicales que se oponen a Macri.

–¿Qué resoluciones tomaron en el Plenario?

–Primero, se creó una mesa nacional de coordinación con un representante por cada regional. La CNEA tiene además de los centros atómicos un montón de regionales en varias provincias. Por eso es muy importante poder coordinar las acciones. Y por otro lado, en el sentido de democratizar y que lo que sucede en un lado llegue a todos lados de la manera más rápida posible, también se decidió crear una lista de mails y de whatsapp donde estén todos los delegados, que son entre 40 o 50. Porque realmente es muy importante tener la información para dar la discusión en cada lugar.

En el plenario se decidió además participar en los actos por el día del trabajador nuclear que se hace en la CNEA alrededor del 31 de mayo; y de preparar un paro nacional del sector nuclear que incluya además de CNEA a ARN, NASA, PIAP, Dioxitec para el 12 de junio, para coordinar la lucha de todo el sector en contra de la destrucción del plan nuclear argentino. Se insistió con el aumento en paritarias acorde a la inflación, y no el 15% que es cada vez menos. Y por todas las demás cuestiones reivindicativas de la CNEA: comedor subsidio, bono, etc, que serían medidas que pueden paliar un poco la situación de los trabajadores.

–¿Qué opiniones recogés en tu lugar de trabajo sobre la situación política actual y las perspectivas?

–Entre los compañeros hay muchísima bronca con el gobierno de Macri. Por lo que le toca a uno, por el aumento del 12% que luego anunció el gobierno que pretende darnos a los estatales. Hay mucha necesidad de que a CNEA use las herramientas que tiene para paliar esta situación de sus trabajadores. Y mucha bronca porque se ve que es como la reedición de una historia que ya vivimos, con las similitudes tan grandes que hay con lo que fue el gobierno de la Alianza y el pacto en ese momento con el FMI, el desmembramiento de la CNEA anterior con Menem y el freno del plan nuclear. No hay muchas ganas de revivir esa experiencia.

Esto implica, por un lado, el reclamo a CNEA de que tomen esas medidas paliativas y que defiendan el plan nuclear. Y hay un reclamo muy fuerte hacia todos los sectores gremiales de impulsar la mayor unidad posible para tratar de derrotar esta política. Después no es fácil, hay que dar una discusión, para tratar de que transformar la bronca y la depresión que genera esta situación en lucha. No es sencillo lograr que nos movilicemos. En ese sentido estuvo la movilización del 25M que fue muy grande en Bariloche y muchos lados. Y estamos laburando de manera conjunta y lo más amplia posible la jornada del 12 del sector nuclear.