Cambio político en México

El pasado 1º de julio, Andrés Manuel López Obrador ganó las elecciones presidenciales en México. El candidato –ex dirigente del PRD– se presentó por la coalición Juntos Haremos Historia, que tiene como base a Morena (Movimiento de Regeneración Nacional, creado en 2010) e incluye al Partido Encuentro Social (de perfil conservador y evangélico) y al Partido del Trabajo. Obtuvo el 53 % de los votos y pasó a ser el presidente más votado de la historia de México.

Así obtuvo mayoría en las Cámaras parlamentarias –controlará el Congreso–, cinco gobernaciones –de las 9 elegidas–, y con 30 millones de votos triunfó en 31 de los 32 estados regionales. El PRI (Partido Revolucionario Institucional) del actual presidente Enrique Peña Nieto obtuvo un magro 16,4 %. Y el PAN-PRD con su candidato Anaya: 22,3%.

Repudio popular

El triunfo holgado de López Obrador, cuyo proyecto fue presentado como “la guerra contra el narco, la guerra contra la corrupción y la guerra contra el proyecto neoliberal”, se hace eco del hartazgo popular que resonó luego de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en 2014, con gigantescas movilizaciones al grito de “Fue el Estado”; del rechazo a las consecuencias del Pacto por México firmado en diciembre de 2012 –cuando asumió Peña Nieto– por el PRI, el PAN y el PRD; la precarización laboral, la reforma educativa, la reforma energética, la militarización y el “narcoestado”; y una deuda externa que llegó a 500.000 mil millones de dólares.

La asunción de Trump como presidente de EEUU, por otro lado, provocó un cimbronazo al plantear la reconfiguración del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), estructural para la economía mexicana cuya industria está fuertemente ligada a las exportaciones a Estados Unidos, y ahondar las políticas xenófobas y antiinmigrantes.

De esta manera, el resultado electoral provocó esperanzas en sectores que esperan cambios en la orientación de la política mexicana, alejamiento del liberalismo y mayor firmeza en la relación con EEUU, aunque el presidente electo anunció que invitará a Donald Trump a su ceremonia de asunción.

Escenario regional

El tablero regional en América Latina también se ve movido por este resultado, que muestra un castigo electoral de las masas populares a gobiernos abiertamente ajustadores y liberales. Las elecciones mexicanas se sucedieron apenas luego de que el 17 de junio el candidato de derecha Iván Duque se impusiera en la segunda vuelta presidencial en Colombia. Se dan en simultáneo con el desgaste de gobiernos como el de Macri en nuestro país, y son previas a las elecciones presidenciales en Brasil que se realizarán el 28 de octubre en las que Lula, preso o liberado, encabeza las encuestas.

En condiciones que no son las mismas que las del ciclo de crecimiento anterior –que contó con el viento de cola de los precios internacionales de las materias primas producidas en Latinoamérica–, las elecciones mexicanas ¿anticipan un ciclo de cambio de signo en los gobiernos en el continente?