Cruces entre EEUU y China por la base en Neuquén

Recientemente se conoció cruce diplomático en la Comisión Permanente de Desarme de la ONU entre Estados Unidos e Inglaterra, por un lado, y China y Rusia, por el otro. El conflicto: la posibilidad de que las llamadas bases espaciales puedan tener una función dual. Es decir: no sólo observar el espacio sino también interferir e incluso dañar a los satélites. El foco del entuerto: la base china instalada ya hace algunos años en Neuquén.

Según informó Infobae (23/10), el desacuerdo quedó plasmado en esa comisión en una reunión de septiembre pasado en Ginebra bajo el título “Prevención de una carrera de armamentos en el espacio exterior”. Allí la delegación argentina terminó proponiendo “prevenir el desarrollo de capacidades de observación desde una base terrestre susceptibles de ser utilizadas con propósitos antisatélites”. China naturalmente negó toda intensión de utilizar la base con fines militares pero, acompañada por Rusia, se rechazó la propuesta. EEUU y el Reino Unido apoyaron la propuesta argentina.

Previamente, la advertencia había sido hecha por altos funcionarios yanquis a funcionarios argentinos. Durante su reciente visita a Argentina, el jefe del Pentágono James Mattis señaló explícitamente esta cuestión al ministro de Defensa argentino Oscar Aguad y los representantes del Estado Mayor Conjunto. Quince días después, el jefe del Comando Sur, el almirante Kurt Tidd, hizo la misma advertencia por el peligro de “uso dual”. A inicios de su mandato, el presidente Macri había solicitado al gobierno chino firmar un anexo al acuerdo original –que había sellado por Cristina Kirchner– para insistir que esa base sólo será utilizada para “uso pacífico”. China, obviamente, firmó.

Este peligro que quedó expresado públicamente no es nuevo. Para empezar porque el control de la base está a cargo de la empresa china Agencia Estatal China de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de Satélites (CLTC, por sus siglas en inglés), que estaría bajo el control del Departamento General de Armamento y de la Comisión Central Militar del Ejército Chino, según informaron Chequeado.com y CNN en español (ver Vamos! Nº46). Lo nuevo ahora es el grado de precisión sobre cuál podría ser el daño concreto que este tipo de bases pueden realizar, en momentos que se va explicitando también la disputa militar por el espacio.

No es que el gobierno macrista ahora sea paladín de la paz, sino simplemente que acepta seguir las instrucciones de los funcionarios yanquis. Por eso ha avanzado en la instalación de una base yanqui en Neuquén, con “fines humanitarios”, obviamente. Pero lo cierto es que esos fines “humanitarios” requieren soldados yanquis con posibilidades militares aún más inciertas que la base china. Como conjunción de todo: la disputa interimperialista en suelo argentino ya no es sólo política y económica.