Desastre sanitario a lo Bolsonaro

En el hospital de Nossa Senhora da Conceicao en Porto Allegre.

Frente al Covid han hecho mucho daño quienes, afirmando la necesidad de no parar la economía, han dejado en segundo lugar la salud y se negaron a tomar las medidas de distancamiento necesarias. Hoy Gran Bretaña, Estados Unidos y Brasil (en ese orden) son de los países que más decesos tienen por millón de habitantes, en gran medida porque sus gobiernos apostaron a una “inmunidad de rebaño” y sencillamente dejaron correr los contagios. Ante este desprecio a la salud, el castigo popular ya tuvo algunas consecuencias políticas, como el caso de Donald Trump que se quedó sin re elección. En el caso del primer ministro inglés Boris Johnson, debió superar una internación y terminó cambiando su enfoque inicial. Pero Jair Bolsonaro sigue bravuconeando y conduciendo el desastre sanitario de Brasil, que está en su peor momento. Trágicamente, es el ejemplo más representativo de aquella cínica frase: “que mueran los que tengan que morir”…

En este contexto, las restricciones o medidas de distanciamiento son resueltas por los gobernadores con la abierta oposición del presidente Bolsonaro, que hasta incluso llegó a cuestionar el uso de barbijos. Mientras tanto, suben los casos, se saturan las terapias y falta el oxígeno. La respuesta de Bolsonaro: “Dejen de lloriquear”.

Brasil no sólo superó ya los 260 mil muertos registrados por coronavirus (según las cifras del gobierno). Está sufriendo en este momento récords de contagiados y de muertos, que siguen aumentando. El promedio semanal de muertes había tenido su primer pico a fines de julio con casi 1100 por día. Actualmente, el promedio de muertes diarias ya supera los 1400. Y sigue subiendo…

Por este motivo, la letalidad del virus se ve potenciada debido a la saturación del sistema sanitario. En todo el país, ya están ocupadas el 80% de las camas de terapia intensiva en 19 de los 27 estados brasileños. La tendencia indica que van a llegar al 100% y se teme el colapso. Peor aún, en algunas localidades ni siquiera alcanza el oxígeno, agravando las perspectivas de pacientes que con este insumo podrían no requerir de cuidados intensivos. Esto es lo que se vivió en Manaos.

Para sumar preocupación al asunto, el contagio masivo en Brasil terminó por contribuir a nuevas mutaciones del Covid-19 que han expandido aún más la pandemia. En Manaos específicamente, quedó comprobado que la promocionada “inmunidad de rebaño” no sirvió para evitar un segundo pico de contagios. Allí un estudio indicó que el 76% de la población había sido infectada con SARS-CoV-2 en octubre de 2020. Pero recientemente sufrió un pico de contagios y muertes aún peor que el primero.

La combinación de altos contagios con vacunación lenta también podría agravar, aún más si se puede, las perspectivas. Investigadores del Imperial College de Londres y de la Universidad de Leicester (Gran Bretaña) sostienen que el contacto entre vacunados y variantes propicia la aparición de mutaciones podrían burlar la acción de la inmunización. Los hechos dirán si tienen razón.

Por último, cabe señalar que la desidia de este presidente y su desprecio hacia las medidas sanitarias tampoco evitó la caída en un 4,1% de la economía brasilera en 2020.