Editorial | La inflación no para

No al tope paritario del 60%. Enfrentar la voracidad de los monopolios y la bomba hiperinflacionaria promovida por el macrismo.

Desde Liberación Popular nos sumamos al control de precios en los supermercados.

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La inflación de enero fue de 6%, sumando al 5,1% de diciembre. Ni los monopolios alimenticios, ni los supermercados cumplieron el acuerdo de “Precios Justos” que incluía solo 1800 productos. Mucho menos el tope inflacionario del 4% sobre los otros 49 mil productos. Lo pudieron comprobar las y los compañeros de las organizaciones populares que salimos a hacer controles a los supermercados. La botella de aceite de girasol de 900 mililitros se encuentra a 820 pesos, mientras que en Precios Justos figuraba a 263 pesos. Y eso que la Argentina es el principal productor de aceite del mundo. También otros rubros tiraron el índice de precios de enero para arriba. No solo es el drama de lo que cuesta la mesa de cada familia, sino también de los alquileres enganchados por ley al índice inflacionario y al de salarios registrados que promediados dan 86% de aumento anual.

El ministro Sergio Massa desestimó la meta de inflación para abril de número que empiece con 3 (por debajo de 4%, para tener 60% anual). Lo hizo antes de que se publicara el índice oficial de enero, para anunciar que ahora apunta a que la remarcación general de precios en 15 rubros no supere el 3,2% mensual. La carne ya viene con fuertes subas de alrededor de 30% y se anuncian más.

En la pulseada de los precios juegan la voracidad de los monopolios alimenticios y de supermercados, en gran medida bajo control de capitales extranjeros. Las remesas de los monopolios al exterior, los pagos de la deuda en dólares y la fuga de divisas secan al Banco Central. También empuja la inflación la tasa de interés en la que termina el gobierno para renovar periódicamente bonos y letras, que en enero fue de entre 84% y 90% anualizada.

Camioneros y La Bancaria se oponen al tope paritario que se impulsa desde economía, en función de la pauta inflacionaria definida en el presupuesto que fue de 60%. Por otra parte, los estatales nacionales acordaron un aumento de 23,13%, lo que sumaría un 97% a la paritaria anual que cierra el 31 de mayo. Pero la UTA firmó 30% por el primer semestre.

En los últimos meses del 2022 y enero del 2023 se registra una caída de la actividad industrial y de la construcción. Tras dos años de crecimiento de la actividad, se prenden luces de alarma. La sequía también está afectando la producción agropecuaria. La merma de dólares para insumos y sobre todo la caída del poder adquisitivo de los salarios inexorablemente traen consecuencias.

La bomba hiperinflacionaria que promueve el macrismo

El jueves 6 de febrero se reunió la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio (JxC) para sacar un comunicado. El documento apuntó directamente a la economía, particularmente a la renovación periódica de letras de bonos del Banco Central: la definieron como una bomba a punto de estallar, abriendo la posibilidad de que un próximo gobierno de JxC desconozca esos bonos por impagables y usurarios. En marzo de 2022 fue Hernán Lacunza, uno de los principales economistas del macrismo, el que difundió el mismo mensaje para dar inicio a la corrida cambiaria que se desataría abiertamente en julio, como parte del golpe devaluador y en medio del cual dejaría el gobierno Martín Guzmán.

Hoy directamente es la Mesa de JxC la que intenta desatar, hasta donde les dé, una crisis de deuda, una corrida cambiaria, bancaria o una espiral hiperinflacionaria. Si lo logra antes de las elecciones, será el marco de su campaña electoral y crisis terminal que “justifique” las medidas drásticas de ajuste y reforma laboral, previsional con suba de la edad jubilatoria, privatizaciones de lo que se pueda del Estado, entrega abierta de recursos, etc.

Incluso aún ganando las elecciones podría impulsar la precipitación de una crisis hiperinflacionaria para licuar deuda en pesos y salarios del Estado y dar inicio a su gobierno con las “justificadas” transformaciones reaccionarias que llevaría a cabo sus primeros 100 días de gobierno. Cambios drásticos económicos y políticos, como hicieron en su momento Menem y Cavallo y el propio gobierno de Macri entre 2015 y 2019, contra los trabajadores, el pueblo y la Nación.

No es un plan aislado, sino en sintonía con la línea de Jair Bolsonaro y la ocupación parlamento brasilero para marcarle la cancha al presidente brasilero Lula Da Silva. También con la línea del golpe y la represión con decenas de muertos en Perú o del asesinato de candidatos ante el reciente triunfo en importantes ciudades del partido de Correa en Ecuador. No hay que olvidar que, más allá del encubrimiento de la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo, algunos de los empresarios y legisladores de JxC forman parte de las pistas más firmes sobre quién estuvo detrás de “los copitos” en el atentado a CFK.

Desde estos hechos hoy palpables en nuestro país y latinoamérica, es que el eje de “defensa de la democracia” tiene un sentido. Y particularmente lo tomamos desde la defensa de las formas republicanas, libertades democráticas y las garantías constitucionales frente a las formas fascistas y represivas que promueven Macri, Bullrich y Milei.

El macrismo y Cambiemos, como coalición desde la que motoriza su política, son la expresión principal de la reacción, no la única pero sí la central. Y es allí donde todas las fuerzas populares y de los trabajadores debemos concentrar tácticamente el golpe político.

El juicio a la Corte Suprema

Tras el escandaloso fallo de la Corte Suprema a favor de Rodríguez Larreta y su presupuesto coparticipado, el Poder Ejecutivo repudió la resolución junto a 18 gobernadores. Y a inicios de enero envió al Congreso el pedido de juicio político con el respaldo de 12 gobernadores. El pedido ya está siendo tratado en comisión donde es posible su aprobación. Aunque el Frente de Todxs (FdT) no cuenta con los dos tercios en ambas cámaras para destituir efectivamente a los magistrados, el proceso ventilará el modus operandi del tribunal sobre muchos casos sensibles. Aunque la Mesa de JxC ha respaldado a la Corte y rechazado el pedido de juicio político, Elisa Carrió de la Coalición Cívica, que integra JxC, que ha apuntado reiterada veces contra el juez Ricardo Lorenzetti y solicitado su juicio político en más de una oportunidad, respalda el pedido del ejecutivo solo en este caso.

El 8 de febrero un conjunto de organizaciones nos movilizamos a Tribunales convocados por las dos CTA’s y el juez Ramos Padilla, para respaldar el juicio a la Corte y denunciar el accionar mafioso de todo un sector en el Poder Judicial.

El Frente de Todxs

La reunión del PJ bonaerense en Merlo del 31 de enero en la que participaron Axel Kicillof, Máximo Kirchner, Wado De Pedro, intendentes y Sergio Massa, reafirmó la definición de que Kicillof vaya por la reelección en la Provincia de Buenos Aires. De la reunión fue excluido el albertismo. En la provincia de Buenos Aires no hay ballotage, gana el que más votos saca.

Así planteado, Milei y Espert le restan votos principalmente a JxC, que además viene en los últimos meses sumando precandidatos que cuestionan a Santilli: el hombre que Larreta traspasó a ese distrito como parte de su propia precandidatura presidencial.

Es que, por un lado, Macri muestra su peso en el PRO manteniendo la indefinición de su candidatura y alentando a Bullrich. Pero tanto en la Provincia de Buenos Aires contra Kicillof, como por otro lado en Córdoba contra el candidato de Schiaretti, corre desde atrás en las encuestas. Inclusive en Córdoba, cuatro intendentes radicales ya cerraron acuerdos con Schiaretti. En sentido opuesto, el acuerdo de JxC con los socialistas en Santa Fe, junto a una posible definición de Perotti hacia Schiaretti, le aseguraría probablemente la gobernación de esa provincia. Y también de Entre Ríos, más allá de las que ya gobiernan y CABA. De todas maneras el triunfo de JxC en octubre de 2023 no está escrito.

La definición de CFK de no ser candidata para encabezar o integrar la fórmula ya por cuarta vez, sin dejar de reclamar la denuncia de su persecución política por parte del gobierno, junto a la indefinición de Massa y la ausencia de gobernadores que se anoten para la Presidencia, han dejado transitoriamente un espacio para que Alberto Fernández, aún con su escaso volumen electoral, haya relanzado su reelección. El malestar por el lado de CFK lo graficó esta vez Wado De Pedro; y por el lado de Massa directamente él mismo durante una reunión con intendentes, donde le requirió a Alberto Fernández que defina si se postula o no. Por lo pronto, vienen en los próximos meses una serie de elecciones provinciales desacopladas de la nacional, donde los protagonistas serán otros.

En definitiva, los candidatos o precandidatos de JxC y del Frente de Todos se resolverán en junio sobre el límite para la presentación a las PASO. El dilema del peronismo es si marchar a múltiples precandidaturas para resolver en las PASO la unidad de lo diverso, con el riesgo de desmadrarse y desangrarse además en internas distritales, o alinear todo detrás de una fórmula acordada. De la reunión convocada para el jueves 16 de febrero por Alberto Fernández como Presidente del PJ, no corresponde esperar grandes definiciones. Una cantidad de fuerzas del frente reclaman poder discutir el rumbo del gobierno. Por su parte, Kicillof puso como condición para participar este jueves 16, que se aborde y comunique una posición ante la persecución a CFK.

Lo principal

Tras la derrota electoral de 2021, se desato una crisis en el gobierno del Frente de Todxs. Esta situación se agravó con la división ante el acuerdo con el FMI. En ese estado de debilidad el gobierno sobrevivió al golpe devaluador de julio de 2022, pero promoviendo a Massa como ministro de economía y de hecho como un potencial candidato para 2023, aunque dependiendo de la evolución de la situación económica. Massa y Rubinstein en economía son una garantía de cumplimiento del acuerdo con el FMI y de concesiones como el dólar soja. El peligro de un nuevo gobierno macrista y de JxC fue lo que dio origen y aún mantiene al FdT. Pero además de la división alrededor del acuerdo del FMI, cursan en el seno del Frente de Todxs otros antagonismos, que no hace falta embellecer. Pero lo principal es que se agudiza el antagonismo entre los intereses del pueblo y los trabajadores con el macrismo y JxC, por su acción presente, por el programa que expresan y la posibilidad de que vuelvan al gobierno.Impulsamos toda lucha popular y de los trabajadores por sus intereses, y en eso estará la pelea de los salarios frente a la inflación, donde rechazamos el tope de 60%. Porque está más que claro que los salarios no son el motor de la inflación. Pero entre todos los antagonismos, tácticamente siempre uno es principal, y por ello el más determinante para el curso de la lucha popular. No lo hacemos desde la expectativa de que el gobierno del FdT les va a resolver los problemas a los trabajadores, ni desde optar por el mal menor, sino desde intentar batir el obstáculo principal, el que representa mayor peligro para el avance de la lucha popular de masas en este momento.

Pero por eso concurrimos para esa unidad táctica con independencia y con la tarea de seguir desarrollando al Comunismo Revolucionario como partido y a Liberación Popular como organización política de frente único. Si las masas están en disputa, en primer lugar con la reacción abierta de JxC, Miley y en segundo lugar también entre las diversas líneas del Frente de Todxs, el desarrollo del CR y Liberación Popular son tan imprescindibles como determinar la contradicción principal táctica y el frente único correspondiente.

La definición de CFK tras su condena en primera instancia de no presentarse a nada, apostar a la reelección de Kicillof en provincia y desde ahí el acuerdo con Massa para una posible candidatura, trae desconcertada a parte de su propia corriente. En realidad, ese desconcierto o desánimo, en algunos casos proviene de la idealización del “proyecto”, o en definitiva proceso encarnado por el kirchnerismo. Más si se alimentó la idea durante ya casi dos décadas de que el sujeto, incluso más que las masas, es el gobierno popular que desde el Estado, otorgando derechos, cada día se hace más fuerte y apoyado, hasta batir por completo a la oligarquía y alcanzar la justicia social. Esto no se cumplió, y es una simplificación resumir casi todo el poder reaccionario en el poder mediático, inclusive en el poder judicial mafioso. El Estado, en última instancia, tiene un carácter de clase.

Hay una generación que incluso se representa una versión simplificada del peronismo, en la que desaparece el periodo en que estuvo bajo la dirección del menemismo. Desde ya, en ese período también hubo peronistas desde el llano que enfrentaron al menemismo. Si algo ha dejado en claro este gobierno del FdT es la existencia de un poder económico monopólico y extranjerizado que por las buenas no va a entregar nada; y que, si además dispone directamente del uso de medios de comunicación masivos, del poder de la legalidad y en última instancia de las FFAA, el tiempo y la iniciativa de los gobiernos populares dura o es proporcional solo al pechazo de masas que los precedió e hizo llegar al gobierno. El primer gobierno de Perón y el 17 de Octubre son uno de estos ejemplos. Y también el golpe de 1955.

¿Pero entonces qué sentido tiene luchar por el gobierno, si en definitiva hay un poder Estatal que en última instancia impondrá los intereses del poder económico y de la reacción? El sentido es la búsqueda de un pechazo de masas y de una dirección, de una profundidad suficiente como para no solo gobernar, sino poner revolucionariamente en tela de juicio el propio poder estatal y la base económica mediante la expropiación de ese nuevo Estado democrático-popular. Desde esta estrategia, en cada momento es necesario determinar un obstáculo principal para la lucha popular y en consecuencia el frente único para enfrentarlo. Hoy ese obstáculo principal para la lucha popular es el macrismo y Juntos por el Cambio.