El pase a comisión de la Ley “Ómnibus” marcó la derrota final del megaproyecto con el que Milei pretendía, con un golpe inaugural, desregular, privatizar, extranjerizar y entregar el control directo de toda la Argentina para los monopolios privados. Y además para eso, obtener la delegación de facultades para no tener que volver a pasar por el Congreso.
Sumado a una reforma penal para militarizar el país, desplegar su plan represivo y encarcelar a los dirigentes de la protesta social. También para poder volver a endeudar al Estado en moneda extranjera, consolidar la devaluación de las jubilaciones y terminar con la industria cultural nacional, específicamente, entre muchas otras atrocidades más a lo largo de sus más de setecientos artículos.
El paro de la CGT y las CTA’s
El primer golpe contra la Ley y el DNU de Milei fue el paro y movilización de la CGT y las CTA’s del 24 de enero, y previamente la concentración en Tribunales del 27 de diciembre, que conquistó posteriormente el fallo de anticonstitucionalidad sobre el capítulo laboral del DNU. Por eso el dictamen de comisión de la Ley ya nació irregular, firmado en blanco por sus integrantes, un día antes del paro, apurados en mostrar que el gobierno avanzaba.
Pero además, un despacho con más votos en disidencia entre los que apoyaban el proyecto que coincidencias totales; y que además mutaría con el correr de los días y las negociaciones.
Tampoco la derrota de la Ley “Ómnibus” hubiera sido posible sin la unidad del grueso de las fuerzas de UxP, más allá de los tránsfugas que responden al gobernador de Tucumán y las posiciones de los gobernadores de Salta y Misiones, que venían supuestamente alineados con el Frente Renovador. Unidad compleja, con el peronismo atravesado por una grave crisis a partir de las derrotas electorales por las que en 2023 perdió la gobernación de seis provincias, además de la presidencial.
Un primer retroceso oficialista fue la eliminación del capítulo fiscal impositivo, debido a que la suba de las retenciones agropecuarias y el agregado arancelamiento de todas las exportaciones industriales no cerraban precisamente entre muchos de los propios promotores de la libertad de los monopolios y los terratenientes, que después siguieron aplaudiendo el ajuste a los trabajadores y jubilados.
Al final, para la aprobación en general en la Cámara de Diputados por 144 a 109, necesitaron incluir el impuesto País por reclamo del gobernador de Córdoba y otros. Esos gobernadores advertían que un Milei con facultades delegadas después los iba “a cagar” (textual de su propio análisis). Deducción surgida de la frase pronunciada por el Presidente en la reunión de gabinete que le costó el puesto al Ministro de Infraestructura Ferraro: “los voy a fundir”. La firmeza opositora del bloque de UxP aportó 97 votos en contra, junto a 5 del FIT y 4 que se ya se desprendieron de Hacemos Coalición (2 socialistas, 1 de GEN y la cordobesa De la Sota), dos que se le escaparon al bloque de la UCR (Manes y Juliano) y Acevedo de Por Santa Cruz. Los votos a favor los pusieron los bloques de LLA de Zago más el unipersonal de Espert (38), PRO (37), UCR (32), Hacemos Coalición Federal de Pichetto (18), Innovación Federal de los gobernadores de Salta y Misiones (9), Independencia del peronismo tucumano (3), BA Libre de Píparo (2) y 5 diputados más. En paralelo, Villarruel se escabullía en el Senado para evitar el tratamiento del DNU.
La represión
La represión con gas pimienta, escudos y balas de goma organizada bajo el protocolo de Bullrich, contra los manifestantes y periodistas en la Plaza Congreso durante los tres días que duró el tratamiento, no pudo impedir una creciente concurrencia organizada por las fuerzas opositoras, las asambleas barriales y vecinos que venían a repudiar la ley.
El jueves 1º, la presencia de Leonardo Sosa –uno de los procesado de Revolución Federal– dentro del Congreso y la insignia Gadsden del extremismo supremacista con la que se identifican Trump y Milei –portada por un oficial de la Policía Federal en el chaleco– agregaron al accionar represivo una clara impronta fascista. Como señaló el comunicado de la CGT repudiando la represión: “siembran vientos, cosecharán tempestades”.
La caída final de la Ley Ómnibus
Cuando el martes 6 de febrero, después de algunas votaciones del tratamiento en particular, los libertarios corroboraron que lo que seguían eran derrotas, y quedaría votado el rechazo a las privatizaciones y bloqueado por un año cualquier tratamiento parlamentario al respecto, decidieron matar toda la Ley. Tampoco habían obtenido las facultades delegadas plenas que pretendían. Sin esas dos cosas, la ley no les servía. Milei pasó a modo “vendetta”, posteó la lista de fieles y traidores, Caputo anunció más ajuste, y al día siguiente le retiraron el subsidio al transporte de las provincias y recortaron el del AMBA. Guerra a los gobernadores, los intendentes y sobre todo a los ciudadanos de a pie.
La técnica de redoblar la apuesta los llevó a pensar en un plebiscito. Pero lo descartaron porque solo demostraría que después de todo esto, el 56% con el que justifican las barbaridades que pretenden hacer, ya no está en ese nivel y se ha reducido bastante en solo dos meses. El apoyo del 100% lo siguen teniendo en AEA, la dirección de la UIA armada por Techint y la COPAL de las industria alimenticia.
El plan: privatizaciones y déficit cero por estanflación
La gravedad de la situación económica y social, desatada por la devaluación brutal de diciembre del 120% impuesta por Milei y Caputo, no tiene precedentes. El empobrecimiento generalizado de los jubilados, trabajadores y sectores medios es drástico.
A este ritmo, los pobres pasarán a ser indigentes y una parte de los sectores de ingresos medios serán pobres.
Con recorte de fondos a las provincias y salarios estatales, jubilaciones y obra pública congelados, Milei y Caputo gastan menos pesos. Pero, producto de la devaluación y la suba de precios, terminan ahora recaudando más nominalmente. Así en enero se acercaron al “déficit cero” en las cuentas del Estado Nacional. Como lo anunció el 10 de diciembre, el eje del programa económico del gobierno son las privatizaciones y llegar al “déficit cero” por estanflación. O sea, asegurarse un periodo de alta inflación y con eso más recaudación en pesos, licuar Leliq, y por el otro planchar salarios, tumbar el consumo interno y por ende la actividad industrial y las importaciones asociadas a ese mercado local.
Por el contrario, buscan estimular las actividades exportadoras agropecuarias, de alimentos, petróleo y gas. Así, la comida y los medicamentos a precios europeos y la energía a precios internacional son un objetivo buscado para exportar más y consumir menos internamente, de manera de ir haciendo también diferencia y colchón en dólares.
Con esos dólares pagarle al FMI, garantizar la salida de remesas monopólicas, entrada y salida de fondos especulativos y, llegado el momento en el plan de Milei, dolarizar. Pero a la vez, dentro de los monopolios y terratenientes que apoyaron al candidato Milei, en capitulo fiscal se abrió un conflicto al plantearse subir las retenciones a la exportación de soja, trigo y maíz de 30% a 33%, las industriales a 15% y las petroleras con solo 5%, con lo que pasaba a ser más conveniente exportar petróleo crudo que refinarlo. Por eso retiraron ese capítulo y profundizaron el ajuste a los trabajadores, sectores medios y provincias.
La caída del consumo no regula los precios cuando el mercado está monopolizado. En su maximización de ganancia, la cuenta de los monopolios no parte de la premisa de que todos los habitantes vayan a comer. Así es el capitalismo en la fase monopolista, un gran empobrecedor de mayorías y enriquecedor de minorías. Milei es pro monopolio y contrario a poner cualquier límite a sus ganancias: es lo que expuso en Davos. Entonces, lo que habrá que ver es si la caída del consumo, más que limitar los precios, llevará a la quiebra a muchas empresas y comercios no monopólicos, generando despidos y en definitiva tal retracción de la economía que termine cayendo en picada la recaudación impositiva del propio gobierno. Por eso ahora, además cortaron a las provincias los subsidios al transporte, incentivos docentes y a la conectividad.
El plan para bajar la inflación de Milei y Caputo es como bajarle la fiebre a un paciente pegándole un tiro en la cabeza: a los únicos que les conviene ese tratamiento es a los herederos. Que en este caso son los monopolios que ya se han anotado en la lista de empresas a privatizar con la Ley “Ómnibus” u otros medios y que están o invertirán en los rubros de exportación.
Para los trabajadores, el principal problema hoy es la relación entre sus salarios y los precios de la comida, los remedios, el transporte y los alquileres: no hay manera de cubrir los gastos. Más inflación en todo caso lo agravará. Y el problema para las empresas y comercios no monopólicos es la perspectiva de cierre por caída de ventas. El “déficit cero”, antes que un plan “antinflacionario”, es concretamente un programa de reorganización social empobrecedor que por ahora llevó al doble la inflación mensual en diciembre y enero.
Crisis social, económica y política
Con Milei se aceleró la profundización del ciclo de la crisis social reabierta a fines de 2017. Crece el empobrecimiento, la angustia y la incertidumbre. Todavía la mayoría de los trabajadores y capas medias que lo votaron se autoconvencen que esto es “la herencia” que le dejaron y que “no queda otra que sufrir porque estamos pagando la fiesta populista para después mejorar”. Pero el tiempo corre y estas mentiras van chocando con la realidad.
Aunque no es nuevo, una parte de los seguidores de Milei se refugia en el pensamiento místico. Milei explota la religiosidad por todos los lados que puede: judía, católica, protestante y de paso busca un vehículo terrenal para la llegada de una asistencia social comunitaria que evite a los movimientos sociales e inclusive a los intendentes. Pettovello y Milei no lo ven, pero corren contra reloj.
Milei quería “que estalle” la economía en 2023. Pero aún con la espiral inflacionaria y la pérdida salarial, la economía no entró en recesión, con despidos, cierre de empresas y caída de la producción. Eso, que se denomina específicamente como crisis económica, lo precipitó el gobierno de Milei con su devaluación del 120% en diciembre de 2023.
Y arriba de esta nueva situación económica y social, a dos meses de asumir se ha precipitado una crisis política interna en el gobierno y entre el gobierno nacional y los gobiernos provinciales de carácter institucional. Crisis social, económica y política-institucional que se conjugan impredeciblemente.
Con crisis política y a decretazo limpio: ¿aguanta?
Apenas vuelva de su gira por Israel, el Vaticano e Italia, opacada por la derrota de la Ley “Ómnibus”, Milei tiene que abordar la crisis política interna de su gobierno. Ya anunció que “va a rajar a unos cuantos traidores más” detrás de Royón y Giordano. Roto el trato con los gobernadores de Córdoba y Salta que graficaban estos funcionarios, Milei y su mesa chica de todas maneras no abandonan la línea de cooptar un sector “menemizable” del peronismo. Aunque los puentes originales de ese plan estén muy dañados.
Macri y Bullrich, se disputan el PRO y buscan aprovechar la debilidad de Milei. Bullrich más integrada detrás de Milei y su alineamiento con Israel. Macri intentando un gobierno de coalición LLA-PRO. Pero Milei sabe que cogobernar abiertamente con Macri podría ser un salvavidas de plomo, por lo que busca limitar la sociedad solo a una fusión parlamentaria y al aporte de “cuadros técnicos” del PRO en los ministerios. Juntos por el Cambio está definitivamente roto. La UCR está partida y el bloque de Pichetto, aunque siempre fue un rejunte, quedó fragmentado.
Terminadas las sesiones extraordinarias del Congreso, se vienen dos semanas a decretazo presidencial limpio. Cuánto límite encontrará Milei en la Corte Suprema y en el Parlamento a partir del 1º de marzo, es difícil de saber. Porque algunos monopolios también van a hacer sentir su peso económico y político, aunque también hay cuestiones que los enfrentan.
El grado de antagonismo generalizado que sostiene el Poder Ejecutivo nacional con los gobiernos provinciales constituye una crisis política institucional inédita. Tampoco hay certeza de que Milei encuentre las proporciones que estabilicen su gobierno entre los componentes que quedaron adentro: Francos-Posse, Caputo, Bullrich y Techint, y la parte que pide conformar una coalición explícita: Macri. Por otro lado, nada indica que Milei apunte a bajar la escalada contra los gobernadores, cuando todos sus anuncios han sido que “el déficit cero” no se negocia. Si toda la situación, social, económica y política es inédita, hay que ir previendo una salida, quizás en su escala o forma, también inédita.
Unidad opositora con el pueblo en las calles
La base política para que se cayera la Ley Ómnibus fue la unidad del grueso de UxP, de la CGT, las CTA’s, el paro activo y la gran movilización de masas. La crisis política abierta acelera los tiempos, aun cuando solo han trascurrido dos meses con este gobierno y a nivel de masas aún se discute si el agravamiento de la crisis social y la precipitación de la crisis económica es culpa de la política de Milei o de la “herencia”. Lo principal para seguir bajando el apoyo a Milei entre los trabajadores y sectores medios que lo votaron, es enfrentar las medidas del gobierno y discutir contrastando las expectativas con la realidad que también sufren.
Los recortes han desatado una crisis hospitalaria, no hay insumos y hay enfermos oncológicos a los que se dejó de proveer los medicamentos. Lo mismo pasa con algunas obras sociales y la insulina. Se vienen paritarias duras, que en estatales y docentes se presentarán aún más duras y agravadas por el recorte a las provincias y del incentivo docente, por lo que a nivel nacional no está asegurado el inicio de las clases.
Hay que seguir enfrentando el hambre y la entrega de Milei con el pueblo organizado en las calles por salario, enfrentando los despidos, por presupuesto para salud, educación y alimentos para los comedores y quebrando el protocolo represivo, como venimos haciéndolo desde el 10 de diciembre. Y porque el pueblo organizado en las calles, también es la principal condición para una salida popular si la crisis política desatada por el gobierno se precip