EEUU sincera los planes para los países dependientes

Recientemente el vicepresidente de EEUU, Vance, simplemente ha sincerado en un discurso que para Washington el rol de los países dependientes y pobres debe seguir siendo por siempre tan solo fabricar productos simples y de bajo valor agregado. “La idea de la globalización era que los países ricos avanzarían en la cadena de valor, mientras que los países pobres fabricarían las cosas más simples”, expresó sin tapujos.

El comentario, hecho en forma de lamento frente al crecimiento de China, pone de relieve el objetivo de EEUU para todos los países oprimidos: que sigan por siempre en esa relación. En realidad, los países “pobres” somos los países oprimidos a los que los imperialistas condenan a la producción de bienes con valor agregado y salarios paupérrimos. Mientras que las naciones “ricas” extraen rentas monopólicas exorbitantes gracias a su control sobre tecnologías de alto valor agregado, con poca o ninguna competencia, reforzadas por estrictos derechos de propiedad intelectual.

Y yendo al desarrollo de China, era una nación semifeudal y semicolonial que se liberó con la revolución encabezada por Mao Tse-tung como parte del desenlace de la Segunda Guerra Mundial. Así conquistó su soberanía y marchó al socialismo. Luego se desató la lucha entre el camino capitalista de Teng Deng Xiaoping y la continuidad del socialismo con la Revolución Cultural de Mao. En 1978, muerto Mao, se consolidó la línea de Deng Xiaoping.

Tras la caída de la URSS como superpotencia social-imperialista, bajo la hegemonía incontestada de EEUU se inició el período denominado “Globalización”. La asociación de EEUU y China fue el motor económico del capitalismo mundial en ese período. A partir de la crisis del 2008 esa asociación se convirtió en disputa imperialista por la hegemonía mundial. Ahora las afirmaciones de Vance vuelven a demostrar la división mundial entre países imperialistas y oprimidos; y la disputa entre países imperialistas.