El fraude de la deuda es insostenible

La recesión económica que dejó la política de Macri es muy profunda y difícil de revertir sin una moratoria y una drástica quita en la deuda, sin investigar y expropiar a los que ganaron con el saqueo financiero. Y así reactivar el consumo, la obra pública y la producción.

El discurso del presidente Alberto Fernández del 1º de marzo en el Parlamento tocó una serie de cuestiones, algunas muy sentidas para la mayoría del pueblo como el pronto envío del proyecto de Ley para la Interrupción Voluntaria del Embarazo, o para la soberanía en Malvinas y el Atlántico Sur, u otras de mucha trascendencia política como la reforma del Poder Judicial. Pero en la variedad de temas, la grave situación económica y social, como el hecho ya reconocido hasta por el propio FMI en cuanto a lo impagable de la deuda, ocuparon todo el inicio de su discurso, volviendo incluso en sus palabras finales sobre el problema de la inflación y la crisis.

En su discurso, Alberto Fernández anunció la ya en marcha investigación por parte del BCRA sobre el modo y el destino para la fuga del endeudamiento, que sumado al trabajo de la Bicameral Permanente de Seguimiento y Control de la Deuda Exterior permitiría ubicar con nombre y apellido a los funcionarios, fondos y empresas asociados en el negociado de la deuda. Y esto abrirá la posibilidad, sobre la base de la movilización popular, de avanzar en su expropiación como evidencia ya el caso Vicentín.

Como “reconocimiento del punto exacto donde nos encontramos” al momento de asumir como gobierno, enumeró cada aspecto de la grave crisis económica y social, como la grave inflación, deuda desbocada, recesión, pérdida de puestos de trabajo, etc. Luego expresó su reconocimiento al Parlamento por la sanción de la Ley de Solidaridad y Reactivación Productiva. Y enumeró sus primeras medidas como el bono a jubilados, la suma fija a estatales (aplicada también a privados), la tarjeta alimentaria, la gratuidad de los medicamentos del PAMI, el congelamiento de las tarifas por 180 días, rebaja drástica del interés de las tarjetas de crédito, y la suspensión del cobro de los créditos ANSES. Además, la moratoria para pymes y monotributistas, disminución de la tasa de interés desde el BCRA, nuevas líneas de crédito y otras medidas apuntando a evitar la quiebra y promover la reactivación de la producción. Y para cubrir todo esto, se aumentaron las retenciones a las exportaciones agropecuarias al 30% y ahora al 33% en el caso de la soja, se profundizó el CEPO y se creó el impuesto sobre la compra de dólares, entre otras medidas.

Salarios, inflación y obra pública vs deuda

Tomando los datos oficiales de enero, la recaudación del Estado Nacional total de ese mes fue de $395.225 millones de pesos. El gasto primario (sin pago de deuda) totalizó $398.990 millones y los pagos de intereses por vencimientos de deuda fueron $87.052 millones. O sea: el pago de intereses de deuda fue el origen concreto del déficit fiscal de enero, que se cubrió en parte con la emisión de nuevos bonos a seis meses. Pero el resto termina saliendo del Banco Central y otros entes. Con el déficit que dejo Macri para diciembre, el pago de aguinaldo a estatales, docentes y jubilados, los bonos y el refuerzo de giros a las provincias se garantizó necesariamente con la emisión de $160 mil millones por parte del BCRA y luego en febrero con poco más de $100 mil millones. La inercia inflacionaria viene en gran medida originada por la emisión ante la baja recaudación producto de la recesión de dos años, pero también de los pagos de deuda de “la buena intención”. Esto es lo que se empezó a cortar con el no pago del capital y diferimiento del bono AF20 a inicios de febrero que hubiese requerido $90.000 millones. Ahora se anuncia un leve retroceso de la inflación para febrero.

Los monopolios formadores de precios de los alimentos los subieron un 4,7% en enero y se chuparon ellos una parte de lo que el Estado inyectó en los sectores de menos ingresos y que más gastan en alimentos. En esto, la investigación del desfalco macrista abre la posibilidad de expropiar Vicentín e iniciar la base de una empresa de alimentos del Estado, proveedor y regulador concreto de un mercado que, como se viene comprobando, es de otra manera incontrolable.

Como señaló Alberto Fernández en su discurso: “El Estado Nacional registra una deuda en materia de obras públicas de más de 35 mil millones de pesos. El 60% de las obras iniciadas se encuentran paralizadas.” Reactivar la obra pública es una medida clave para motorizar la reactivación económica. No va a haber reactivación ¡hasta que no arranque la obra pública! La caída interanual del último índice de la construcción disponible, que es de diciembre 2019 en relación al mismo mes del año anterior, fue de -8%. Es un dato contundente. Pero 35 mil millones de pesos de deuda en obra pública como traba, es menos de la mitad de los $87.052 millones de intereses de deuda de enero, sumados los intereses “de buena fe” pagados en febrero. Entonces… ¡el problema de la obra pública también es la deuda!

El mecanismo de paritaria por cuatro meses que se está imponiendo, que se plantea acompañar la inflación prevista y quedó graficado tanto en el acuerdo de Comercio como en docentes bonaerenses, parte de que la negociación de la deuda de los próximos meses abre la posibilidad de escenarios completamente distintos. La cuestión es que más allá de algunos gremios puntuales, que lograron como excepción no perder mucho contra la inflación 2019 de 53,8%, casi todos los demás perdieron, incluso hasta un 20% en algunos casos. O al menos habrá que ver como entra la suma fija en cada paritaria. Por eso, solo “acompañar” la nueva inflación, sumado a la incerteza de lo que seguirá, evidentemente no está conformando a los docentes en varias provincias, sumado a que en el caso de Neuquén vienen cobrando escalonado y con un mes de atraso, o que varios gobiernos provinciales jugaron a postergar las negociaciones, como Entre Ríos, o dieron vueltas para pagar lo ya acordado en 2019, como Tucumán.

La negociación con el FMI y los bonistas

Si el FMI admitió ahora que la deuda es insostenible, es porque no quedan dudas para nadie de que es impagable y que el mecanismo que la generó fue un fraude. La deuda está en “default técnico” desde que Macri en septiembre de 2019 empezó con los “reperfilamientos”. ¡Porque ni él ya les podía pagar a sus socios y amigos! La derrota de Macri en manos del Frente de Todos con la posición de que la deuda era impagable, junto al rechazo del último desembolso del pacto y los condicionamientos del FMI, cerraron ese nefasto capítulo de endeudamiento y fuga.

Después fue la gira internacional de enero. Pero recién después del endurecimiento que significó el no pago de capital del AF20, llegó la declaración del FMI reconociendo lo insostenible de la deuda el 18 de febrero. A partir de ahí, a la negativa de reperfilamiento de los fondos privados externos graficado en el vencimiento del BP21 y AF20, se sumaron los bonistas “locales” en pesos, que dejaron de prestarle al Estado comprando nuevos bonos, cosa que transitoriamente había logrado el gobierno hasta inicios de febrero. Así la táctica del gobierno de endurecer con los bonistas en dólares y reperfilar con los bonistas en pesos parece haber llegado a su fin por la propia declaración del FMI, que impulsa quita y moratoria para los bonistas privados buscando asegurarse sus propios pagos. Este viernes 6 de marzo vence otro bono local en pesos.

Sin préstamos del sector privado externo, ni interno, el gobierno esta semana festejó el crédito de 700 millones de dólares del Banco de Desarrollo para América Latina que será destinado a viviendas, rutas, construcción de escuelas y al sector energético. De cualquier manera, la pulseada por los números concretos con el FMI, los fondos de inversión y los bonistas recién empieza.

La pelea inmediata y el plenario de Liberación Popular

La pelea que nos toca en lo inmediato va a estar presidida por la pulseada con el FMI y los fondos de inversión, en la que el gobierno tiene un gran respaldo popular para la moratoria, la quita y la investigación de la deuda como mostraron las movilizaciones del 12 de febrero y del 1º de marzo. Y también por la expropiación de los responsables y beneficiarios del vaciamiento macrista. Esta batalla preside políticamente a nivel de masas todas las demás que debemos librar: la pelea por los salarios –que es condición de cualquier reactivación del mercado interno–, o porque este año sea ley la Interrupción Voluntaria del Embarazo. También por las obras publicas que hacen falta para la energía, el transporte y en los barrios por la vivienda, en las escuelas, por el agua y las cloacas, contra las inundaciones, en la que inclusive los movimientos sociales aportarán. Y la pelea contra la inflación, particularmente de los alimentos.

El sábado 14 de marzo se realizará el Plenario de Liberación Popular, el frente político que compartimos con muchas compañeras y compañeros con los que venimos luchando en el movimiento sindical, barrial, estudiantil, de las mujeres y la diversidad, con los que en 2019 identificamos la necesidad de motorizar la unidad para derrotar a Macri en las calles y en las urnas. Ese objetivo se cumplió y venimos actuando dentro de la unidad del Frente de Todos y nos planteamos crecer. El Plenario será una instancia de debate, balance y de análisis sobre el presente y la perspectiva de unidad de la lucha popular hacia la liberación nacional y social.