Estalló la crisis energética: Apagón, piquete y después

En la provincia de Buenos Aires y Capital Federal hay 50 mil comercios que perdieron aproximadamente 500 millones de pesos por los cortes de luz. Pero no solamente se vieron afectados las viviendas y comercios, sino incluso los hospitales como el Fiorito en conurbano de Buenos Aires o el Piñero de la Ciudad de Buenos Aires.

Ante esta situación Cristina Kirchner huyó al sur e instruyó al flamante jefe de Gabinete Capitanich a que culpe a las empresas distribuidoras. Luego lanzaron resarcimientos -que no van a cubrir las pérdidas- y propagandizaron un plan de inversiones, cuyos fondos en realidad provendrán de las propias multas a las empresas. Mientras, siguen los cortes.

Según el gobierno, el suministro de energía eléctrica es un problema empresarial (un negocio) y no un servicio esencial (un derecho). Y el Estado a lo sumo se debería ocupar del control… que tampoco se hizo. Pero además hay militantes de La Cámpora en los directorios de Edenor y Edesur. La verdad es que son todos responsables. Porque en la década K se mantuvo la privatización del transporte y la distribución de energía, así como lo fundamental de la generación.

La des-planificación energética.

El Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas, que dirige Claudio Lozano, ha realizado un trabajo detallado sobre la crisis energética y sus causas, en el cual afirma señala “la ausencia de inversión en mantenimiento de redes de distribución eléctrica por parte de las principales empresas a cargo de la prestación del servicio de distribución, junto a la carencia de niveles relevantes de reserva de potencia instalada que pueda ser utilizada eficientemente en momentos de picos de consumo. No es casual que sea siempre en julio–agosto y en noviembre–diciembre cuando se producen las permanentes fallas tanto en transporte como en distribución eléctrica.”

Actualmente la capacidad de generación instalada se aproxima a los 31.400 MW de potencia, de los cuales se pueden disponerse hasta 24.000 MW. Precisamente a este valor que se ha llegado por estos días en uno de los picos de temperatura. Esto implica que el sistema está funcionando sin reservas disponibles y en estado de criticidad permanente cuando las temperaturas superan los 32 grados. Entonces es ficticio lo que sostiene gobierno: que tenemos un remanente de 2.500 MW para usar en horas pico de consumo.

Un aire acondicionado consume levemente más que una estufa eléctrica. Si en invierno no se producen cortes de luz, es porque también se utiliza el gas para calefaccionar. Pero en cambio se le corta el gas a la industria. El gobierno recién reconoció esta crisis energética el año pasado, para pretender justificar la entrega a Chevron en Vaca Muerta. Y en cuanto a la distribución: ¿qué hizo estos diez años?

La verdad es que el Estado delega parte fundamental de la planificación en empresas privatizadas. Lógicamente, éstas se guían según la lógica de la máxima ganancia y no en función de las necesidades populares y nacionales. Contratan mano de obra precarizada, no invierten y ahorran en materiales. Esta es la constante en cada área donde se establece un monopolio. ¿Por qué iba a ser de otra manera?

Así, mientras se importó combustible para generación por 15.000 millones de dólares en 2012 (cifra que aumentó más de un 50% el año pasado), no hay inversión suficiente en mantenimiento y ampliación de las redes de transporte y distribución. Las consecuencias las sufrimos cotidianamente.

20 pisos… por las escaleras.

Junto con esto, el desarrollo capitalista del mercado inmobiliario en las grandes ciudades ha crecido exponencialmente. En la mayoría se construye un edificio de ocho o diez pisos en un terreno donde antes vivía una familia de cinco personas. Esto se hace sin modificar el cableado que pasa por la cuadra o el barrio, sin controles por parte de los gobiernos y con la habilitación de las empresas de energías. Incluso, últimamente se entregan departamentos a estrenar sin conexión de gas debido a nuevas restricciones que se han impuesto tras la explosión en Rosario.

La política agraria con centro en la soja despobla el campo y concentra grandes conglomerados en las ciudades. Ahora, a las inundaciones y los problemas de infraestructura para agua y cloacas, se le sumaron los apagones.

Tanto el gobierno nacional como los gobiernos locales promueven la construcción y los grandes negocios inmobiliarios, sin haber planificado la compleja red de infraestructura que requiere.

La crisis requiere una salida de fondo.

En definitiva, las causas de fondo la crisis energética radican en la estructura dependiente de nuestro país. Es necesaria verdaderamente la liberación. Ante la crisis energética, algunas medidas inmediatas son:

1. Declarar la emergencia energética que contemple en primer lugar anular las concesiones a los monopolios sin indemnización.
2. Estatizar las empresas generadoras y distribuidoras de energía, con control popular, con trabajadores en blanco y salarios de acuerdo a sus necesidades, y apelando a los profesionales de la universidad pública.
3. Inmediato plan de inversiones que deberán salir del gravamen a los monopolios, terratenientes y bancos que son los ganadores de la década.
4. Suspender el pago de la deuda externa.