Gabriel Delisio en la audiencia pública por Costa Salguero

Con más de 7000 inscriptos, desde el 27 de noviembre de 2020 hasta el 27 de enero de 2021 se realizó en la CABA la audiencia pública sobre el proyecto legislativo de rezonificación que permita la privatización de 17 hectáreas de terrenos frente al río, popularmente conocidos como “Costa Salguero”. Este proyecto legislativo modificaría la actual zonificación (parque) y la transformaría en zona edificable. Este cambio obliga al gobierno porteño a un sistema de dos votaciones en la Legislatura, con una audiencia pública (no vinculante) entre ambas votaciones, que es la que se llevó adelante por videoconferencia.

Con este proyecto, el gobierno porteño de Juntos por el Cambio insiste en profundizar su plan de privatización de tierras y espacios públicos favoreciendo los negociados inmobiliarios. Pero el rechazo en la concurrida audiencia alcanza al 98% de los participantes. Reproducimos en el video la intervención de Gabriel Delisio, arquitecto, docente de la FADU-UBA e integrante de Liberación Popular. Copiamos su intervención:

«Es un orgullo ser parte de esta gran marea popular que viene expresado un rotundo rechazo al proyecto de rezonificación de los predios Costa Salguero y Punta Carrasco, impulsado por el jefe de gobierno de la ciudad, su gabinete y apoyado por los legisladores que lo aprobaron en la primera lectura.

Esta ley, y la rezonificación de estos predios, no son iniciativas aisladas, sino que son parte de un proyecto integral de reconfiguración urbana, y costera en este caso particular, que viene llevando adelante el gobierno de la ciudad con mayor impulso en la última década y cuyo inicio se remonta a la última dictadura, con sus autopistas y la erradicación violenta de las villas para la apropiación del suelo urbano. Una ciudad para pocos y privando de acceso público al río al conjunto de quienes habitamos la ciudad.

Ahora que terminaron las concesiones privadas en estos predios, debemos recuperarlos para un uso 100% público. Una metrópolis como Buenos Aires no debe desprenderse de sus tierras públicas, son un tesoro a resguardar y a emplear en pos del bien común, del pueblo de la ciudad y no de una minoría. No podemos seguir vendiendo, perdiendo, ni un solo metro cuadrado más de la ciudad, la discusión no está en el porcentaje destinado a viviendas u otros programas en este predio, si se cede un 24% u otra cifra. O si los edificios que se proyectan tienen “tan sólo” 10 pisos.

Conservar las tierras públicas es lo que hacen, con buen tino, quienes gobiernan otras grandes ciudades, sea para destinarlas a usos públicos o para regular el valor de la tierra. Y es precisamente lo que indica el Plan Urbano Ambiental: generar un banco de tierras e incidir en el mercado del suelo, la discusión está -por lo tanto- en usar las tierras para hacerlas más accesible a quienes las necesitan o destinarlas para un selecto grupo que sigue acopiando viviendas suntuosas y ociosas como resguardo de valor.

La tierra urbana es un bien escaso que a medida que se extingue, encarece (entre otras cosas) el acceso a la vivienda propia a miles de familias, muchas de ellas forzadas a alquilar, o -peor aún- que deben emigrar de la ciudad cuandos los alquileres se tornan inaccesibles, incrementando así el flujo de transporte.

Las tierras que se venden, se pierden prácticamente para siempre, son un bien irreproducible. Podrían recuperarse a través de una expropiación, que sería muy onerosa para el estado.

Ahora bien, supongamos que nos pusiéramos de acuerdo en que el estado no debe vender estas tierras (que ya lo ha hecho, de forma inconstitucional), deberíamos por lo tanto discutir cuál es el uso que deberíamos darles.Y es precisamente el proyecto del poder ejecutivo, de generar un nuevo Puerto Madero, o un barrio náutico, lo que motiva el rechazo popular en esta audiencia, en las bicicleteadas y otras movilizaciones, petitorios, etc.

Cuando los funcionarios que impulsan la iniciativa afirman que la rezonificación para uso residencial y otros usos le otorga vitalidad y seguridad están incurriendo en una falacia y declarándose incompetentes.

En primer lugar porque afortunadamente hay muchos otros parques, de variada escala y en distintos puntos de la ciudad que demuestran que no necesitan de edificios de vivienda ni comercios para darles vitalidad. Lógicamente los parques necesitan de infraestructura y accesibilidad para ser usados, también hay algunos buenos ejemplos de ello en la ciudad. Imitemos esos ejemplos, mejoremos esos ejemplos, subamos la vara, nivelemos hacia arriba. No permitamos que los espacios verdes sean transformados en un bien de lujo, ese que sólo hallarán quienes viven en barrios cerrados.

En segundo lugar ¿Acaso son esos parques inseguros por falta de usos residenciales o comerciales? No! En lo más mínimo. Y en todo caso es el estado quien debe garantizar la seguridad, y lo puede hacer sin recurrir a la construcción de estos usos, puede y debe emplear otros mecanismos.

En estos últimos meses pudimos ver cómo miles y miles de porteños/as volvimos a apropiarnos de parques y plazas, para ocio, para deporte, para celebrar cumpleaños, encuentros familiares o con amistades. La pandemia evidenció la necesidad ambiental y sanitaria de los espacios verdes públicos.

Es importante destacar que Buenos Aires tiene un déficit en la cantidad de m2 de espacios verdes por habitante, y esto no hace más que reforzar la necesidad imperiosa de destinar estos predios a un parque público. De concretarse, soy consciente que esto reforzaría la asimetría existente entre zonas de nuestra ciudad que tienen muchos espacios verdes y otras que tienen poco y nada. Pero no tiene que ser un impedimento, reitero, ¿porque no podemos nivelar hacia arriba? La necesidad de mitigar las crisis climática y del ambiente urbano nos imponen más verde público, no menos. Como usuario de plazas y parques, padezco el creciente reemplazo de espacios verdes y areneros por cemento y/o piezas sintéticas que además de ser poco amables nos alejan cada vez más de disfrutar de las cosas naturales y continúan impermeabilizando el suelo, con las consecuencias ambientales que todes conocemos.

¿Qué debería haber entonces en un parque público en la costa de Buenos Aires? La respuesta nos la tiene que dar las necesidades populares, y habiendo en nuestra ciudad más de 300.000 viviendas ociosas, claramente no son viviendas lo que necesitamos.

¿Por qué no podemos recuperar esas postales de porteños/as bañándose en la costa del Río de la Plata? Podemos tener una costa como la de otras ciudades, no muy lejos de Buenos Aires, en la que sus habitantes pueden ir a pasear, a disfrutar libremente de un parque público nada menos que en la costa del río. Tenemos que priorizar la relación ciudad-río para todes, volviéndola a poner en valor, como lo tuvo hace décadas.

¿No podemos pensar en polideportivos públicos? Me imagino a muchxs pibes del vecino Barrio Mugica haciendo deporte, algo tan necesario para la salud y el esparcimiento, para todes, pero muy especialmente para la juventud.

¿No podemos pensar en huertas comunitarias? Hay ejemplos incipientes en algunos lugares de nuestra ciudad, hay un movimiento que las impulsa en las calles de muchas ciudades del mundo. Seguro que podemos pensar en muchos otros usos para un destino popular en estas tierras.

Se ha afirmado también que el proyecto del oficialismo «está validado por instituciones como SCA (Sociedad Central de Arquitectos), Fadea (Federación Argentina de Entidades de Arquitectos) y la Fadu”. Como docente de la facultad de arquitectura quiero expresar, para quienes desconocen cómo se gobierna la facultad y cómo se toman las decisiones, que fue el decanato de la FADU quien decidió involucrar a nuestra facultad en la organización del concurso de ideas para estos predios, (así como también lo hizo, previamente, con el distrito joven), una decisión que no compartimos todos los miembros:, docentes, estudiantes y no docentes. Como ex-consejero directivo de la FADU tuve la oportunidad de expresar el rechazo a estas prácticas (antidemocráticas en las formas y contrarias al bien público). También somos muchos los que nos oponemos al uso de nuestra profesión y de la institución que forma colegas, para legitimar el despojo de tierras públicas en pos del extractivismo urbano.

La lucha popular, las expresiones que se suscitaron a raíz de este proyecto están mostrando la necesidad de un cambio de rumbo en los planes de urbanización de la costa no sólo de la ciudad de Buenos Aires sino del área metropolitana, la costa tiene que ser 100% pública, accesible y verde. Bienvenidos a esta nueva marea que busca transformar la ciudad en beneficio del pueblo y de sus habitantes. Hay un antes y un después.

Por todo lo expuesto, me pronuncio por el archivo de este proyecto de ley.»