Haití: la verdadera tragedia es la dominación imperialista

El huracán Matthew, una catástrofe natural que renueva la catástrofe social.

800 muertos serían muchos muertos hasta en Estados Unidos. Pero EEUU tiene 320 millones de habitantes, y es una gran potencia imperialista con muchos recursos para prevenir y hacer frente a los fenómenos naturales. En Haití, 800 son los muertos que acaba de dejar el huracán Matthew. Haití es un pequeño país de 11 millones de habitantes en América Central, oprimido, empobrecido y hambreado por el dominio imperialista, principalmente el de los propios EEUU, que ocupó el país en 1915 y que en los años ‘50 y durante cuatro décadas impuso allí la sanguinaria tiranía de los Duvalier.

En los primeros días de octubre numerosas ciudades haitianas fueron barridas por vientos huracanados, inundaciones y aludes que barrieron plantaciones agrícolas y destruyeron calles, rutas, puentes, redes telefónicas, casas, casillas, y las carpas donde todavía –y desde hace 6 años– sobrevivían miles de personas golpeadas por el espantoso terremoto de 2010 que causó 250.000 muertos. Esto en un país donde la infraestructura sanitaria, de agua corriente y de comunicaciones es prácticamente inexistente. Con la carencia de agua potable, el cólera vuelve a hacer estragos como después del terremoto.

El huracán obligó a una nueva postergación de las elecciones presidenciales programadas para el domingo 9 de octubre. Para el pueblo haitiano las elecciones no son, desde hace décadas, más que una farsa que no despierta la menor expectativa.

La ayuda humanitaria prometida por distintas organizaciones internacionales es imperiosa, pero no resolverá las causas de fondo que explican esta nueva tragedia que cae sobre el pueblo de Haití.

El huracán es una catástrofe natural, pero los centenares de muertos y las decenas de miles afectados por sus consecuencias de enfermedad, hambre y miseria son una catástrofe social, producto de muchas décadas de opresión y explotación de los monopolios imperialistas y sus socios internos, que vienen aplicando a rajatabla las recetas imperialistas superexplotando mano de obra barata y reforzando la “especialización” del país en la minería, en la producción agraria para exportación y estableciendo zonas francas. Y que utilizan como fuerza de disciplinamiento social a la MINUSTAH, las tropas de las ONU instaladas como fuerzas de “mantenimiento de la paz” y responsables de innumerables tropelías contra la población.