La asunción del gobierno de Todos en una América latina en disputa

El golpe en Bolivia, la liberación de Lula y la rebelión en Chile marcan el tiempo sudamericano en el que asumirá la Presidencia Alberto Fernández. Los intereses del pueblo y la Nación exigen medidas contundentes. Alrededor de esto estará lo fundamental de la pulseada. Para eso también nos preparamos, siendo parte del Frente de Todos, a seguir en la calle contra la reacción.

Ante las maniobras golpistas, la respuesta en nuestro país fue inmediata. En la foto: marcha del sábado 9/11.

El golpe y la lucha contra el golpe a Evo en Bolivia, la liberación de Lula en Brasil y la rebelión popular en Chile –y antes en Ecuador– marcan el tiempo sudamericano en el que asumirán el 10 de diciembre Alberto Fernández a la Presidencia y Cristina Fernández de Kirchner a la Vicepresidencia en la Argentina.

El periplo que debió sortear en avión que llevó a Evo Morales como asilado a México muestra la obscena presión política que ejerció EEUU sobre Perú y Paraguay para condicionar el recorrido. El resultado del ballotage en Uruguay, donde el Frente Amplio se juega a cuarto período en el gobierno frente a Partido Nacional, que buscará agrupar ahora los votos reaccionarios, sumará para uno u otro lado en esta Sudamérica disputada palmo a palmo.

Del 8 al 10 de noviembre desarrolló en Buenos Aires el 2º Encuentro del Grupo de Puebla que reunió a José Mujica, Ernesto Samper, Dilma Rousseff, Fernando Lugo, Marco Enríquez-Ominami, Fernando Haddad, Clara López Obregón y, desde ya, a Alberto Fernández, donde se festejó la liberación de Lula y se condenó el golpe en Bolivia. Aquí volvió a quedar graficado el eje regional del México de López Obrador con la Argentina de Fernández, inaugurado tras su primer viaje internacional como presidente electo. Un eje que aparece en contrapeso al Brasil de Jair Bolsonaro y el Grupo de Lima. Más cuando en 2020 México asumirá la presidencia de la CELAC, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños que agrupa 33 países incluidos Cuba y Venezuela.

Horas antes de su llegada a México el 2 de noviembre, Alberto Fernández recibió una llamada de Donald Trump en la que éste le comunicó: “He instruido al FMI para trabajar con usted. No dude en llamarme”. A lo que por su parte, según informó, Alberto Fernández le transmitió su intención de mantener “una relación madura y cordial” alrededor de “muchos temas comunes en el marco de una situación compleja en la que Argentina necesita ayuda”, señalando “la responsabilidad que tuvo el FMI” en la situación en que queda el país. También a México, Trump envió al oficial de la Casa Blanca Mauricio Clever-Carone a reunirse con Fernández.

Por su lado, según ha trascendido, Fernández se habría replanteado tras el diálogo con Trump la posición inicial de retirarse del Grupo Lima. Pero por otro, tras el golpe en Bolivia, ha reaccionado señalando públicamente: “No comparto lo dicho por el Departamento de Estado de los Estados Unidos. Acá no hay ningún ejército victorioso y no es verdad que se haya garantizado la democracia, para nada. En todo caso se la impidió. A mi juicio, Estados Unidos retrocedió décadas y volvió a lo peor de los ‘70, cuando avalaron intervenciones militares contra gobiernos elegidos democráticamente”.

El golpe en Bolivia mostró divisiones en el Bloque de Cambiemos, la UCR se despegó de Macri y el canciller Faurie y condenó el golpe. La posición anti golpista también dominó la postura parlamentaria de la Argentina contrastando con la del Ejecutivo.

Y por si fueran pocos los sucesos sudamericanos, también el 13 y 14 de noviembre se reunieron en Brasilia los presidentes del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). China impuso su línea libremercadista como eje de la declaración conjunta, donde señala que el “creciente proteccionismo está llevando a la desaceleración de la economía mundial”, apuntando a EEUU y Trump. Bolsonaro se desmarcó declarando aparte: “Yo no estoy metido en esa guerra comercial. Brasil comercia con todos”. Sobre la situación latinoamericana en los BRICS, nada.

El lunes 18 de noviembre, al cierre de esta edición, se realizaba el festival en la Plaza de Mayo convocado por el Comité contra el golpe en Bolivia, tras la inmediata y multitudinaria movilización que nos convocó una semana antes al Consulado y toda la semana a los banderazos con la wiphala. Todos somos conscientes que lo que se juega alrededor del rechazo al golpismo en Bolivia trasciende esas fronteras. Quizás por eso en la Argentina de los 30.000 y de los juicios a los genocidas, la reacción al golpismo ha sido tan rápida y masiva.

Vamos a la asunción de Todxs!

Para recordarnos que el oficialismo juntó un 40% de votos opositores por adelantado, el 7 se movilizarán los macristas para despedir su entreguista período presidencial al grito de “¡Sí, se puede!”.

Lo que sí deja Macri es una agobiante situación para el pueblo y la Nación. La bola inflacionaria, ahora acelerada con la impresión de billetes y la suba de combustibles, los precios de la canasta disparados y el poder adquisitivo de los salarios por el piso, desocupación, pobreza record y hambre, la industria al 50% y el comercio por el suelo… y la deuda engordada y en default técnico. Aunque se han hecho públicas algunas iniciativas concretas que llevarán adelante desde el próximo gobierno, por ejemplo contra el hambre, hay una gran expectativa en las medidas, principalmente en las económicas.

El 10 de diciembre no es una fecha mágica. Los intereses del pueblo y la Nación exigen medidas contundentes y alrededor de esto estará lo fundamental de la pulseada. Y para eso también nos preparamos, siendo parte del Frente de Todos, para seguir en la calle contra la reacción. Por eso, el 10 de diciembre, tras la asunción de Alberto Fernández ante la Asamblea Legislativa, vamos con fuerza al multitudinario acto de Todos en la Plaza de Mayo. ¡La batalla recién comienza!