La Comuna de París

En 1871, los trabajadores y el pueblo tomaron el poder en París, la capital de Francia. Durante dos meses, la Comuna controló la ciudad. Fue la primera experiencia de gobierno obrero de la historia y dejó enseñanzas fundamentales.

Francia había sido la cuna de la revolución burguesa. En 1789, la burguesía había dirigido a un amplio abanico de clases (campesinos, artesanos, etc.) que habían derrocado a la monarquía y abolido el feudalismo tras siglos de opresión. Así se abrió paso al desarrollo de la sociedad capitalista. La lucha contra la nobleza tuvo idas y vueltas durante décadas, con restauraciones y nuevas revoluciones. En 1848, un nuevo actor hizo su aparición: el proletariado. Asustado por sus movilizaciones, la burguesía prefirió reprimir a los obreros que seguir avanzando contra la aristocracia. De este modo, se cerró el ciclo de la revolución burguesa en Francia.

En las décadas siguientes, gobernó el país Napoleón III, representante de la gran burguesía industrial y financiera, y se abrió un período de desarrollo capitalista relativamente pacífico en Francia, apoyado en la superexplotación obrera, con jornadas de 12 horas y bajos salarios. Por eso, en esos años también crecieron las asociaciones obreras, como la 1º Internacional de los Trabajadores fundada en 1864.

En 1870, se desató la guerra entre Francia y Prusia (Alemania), que terminó con una derrota total de los franceses. Napoleón III fue aprisionado y los alemanes sitiaron París durante 4 meses. En ese lapso, las masas padecieron terribles miserias y se armaron para defender a la ciudad del invasor extranjero. Finalmente, la burguesía decidió rendirse a inicios de 1871 y acordar con los alemanes que cedió el control de París al gobierno francés. Pero cuando esta intentó retomar el control de la ciudad y desarmar al pueblo se produjo una rebelión espontánea que dio origen a la Comuna, que duró desde el 18 de marzo hasta el 28 de mayo de ese año. El gobierno burgués y sus tropas huyeron a Versailles junto a sectores monárquicos y aristocráticos.

Las medidas y la forma que adoptó la Comuna constituyeron una novedad histórica. Su primer decreto resolvió la supresión del ejército permanente para sustituirlo por el pueblo armado. Se creó un Consejo Comunal, legislativo y ejecutivo a la vez, con consejeros electos por sufragio universal, revocables en todo momento y que cobraban el sueldo de un obrero. El Consejo incluía a obreros, artesanos, pequeños comerciantes y profesionales y participaban en él distintas tendencias políticas, desde republicanos reformistas, hasta socialistas y anarquistas.

Durante dos meses, la Comuna ejerció el poder efectivo sobre París, sancionó medidas populares, estableció la separación de la Iglesia del Estado y hasta propuso reformas educativas.

Algunas de las limitaciones que tuvo la Comuna tuvieron que ver con no haber avanzado sobre las tropas gubernamentales en Versailles, permitiendo su rearme, y no haber tocado las reservas del Banco de Francia, lo que generó grandes dificultades financieras. A la vez, la derrota de insurrecciones en otras ciudades de Francia y la falta de apoyo del campesinado, terminaron aislando a los comuneros. De este modo, las tropas oficiales terminaron entrando en París y desataron la “Semana Sangrienta”, fusilando a 20 mil comuneros. Nunca antes había soportado ningún movimiento obrero semejante represión, lo que da cuenta del terror que invadió a la burguesía ante la posibilidad de perder el poder.

Aún así, la Comuna dejó enseñanzas invalorables para el proletariado mundial. Carlos Marx señaló que la Comuna “fue esencialmente un gobierno de la clase obrera, el resultado de la lucha de la clase obrera contra la clase de los apropiadores, la forma política por fin encontrada que permitía realizar la liberación económica del trabajo”[1]. Como señaló Vladimir Lenin en El Estado y la Revolución, siguiendo las ideas de Marx: “La Comuna es el primer intento de la revolución proletaria de destruir la máquina del estado burgués, y la forma política ‘descubierta, al fin’ que puede y debe sustituir a lo destruido”[2].


[1] Carlos Marx, La guerra civil en Francia, 1971. http://www.marx2mao.com/M2M(SP)/M&E(SP)/CWF71s.html

[2] Vladimir I. Lenin, El Estado y la revolución, 1917. http://www.marx2mao.com/M2M(SP)/Lenin(SP)/SR17s.html