La fila del hambre no espera

Presentes en la fila ante el Ministerio de “Capital Humano”.

El gobierno a través de su ministra Pittovello cortó el envío de alimentos a 50 mil comedores y fomenta el hambre en un contexto cada vez más difícil. Junto con esto, cerraron las oficinas de atención al público de la Dirección de Asistencia Directa por Situaciones Especiales para la compra de medicamentos imposibles de cubrir por los beneficiarios, como ser enfermedades crónicas, discapacitantes o con riesgo de muerte. Evidencia una insensibilidad extrema. Milei dirá que cuenta con “las fuerzas del cielo”. Pero lo real es que vamos entrando a un infierno social.

Desde que asumió el nuevo gobierno que los comedores comunitarios ya no reciben más alimentos por parte del estado nacional. Esto derivó en reclamos hasta la jornada del jueves 1º impulsada por UTEP. Ese día hubo movilizaciones a supermercados y también al Ministerio de “Capital Humano”. Allí la ministra Sandra Pittovello dijo que no iba a recibir a los dirigentes; en cambio instó a que los “que tengan hambre que vengan a hacer fila que los voy a atender uno por uno”. Luego, dispersó el reclamo con gases de la policía.

Las organizaciones sociales le tomamos la palabra y el lunes 5/2 desde la UTEP se inició una fila de personas que reclaman alimentos a la espera de ser atendidas. Esta vez, no recibió a nadie. O casi nadie: porque se mostró firmando un convenio con la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de Argentina para distribuir los alimentos que le viene negando al resto de las organizaciones. El acuerdo, con esta Alianza que apoyó a Milei en campaña, consiste en la entrega de alimentos en 723 puntos para 36 mil personas, totalizando 178 millones de pesos.

También la Conferencia Episcopal Argentina se pronunció por la restitución de las raciones y alimentos a los 50 mil comedores que venían funcionando. Destacaron el rol de los comedores comunitarios y expresaron que: “Hay programas como el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) que demostraron tener un impacto muy positivo, son fácilmente auditables y pueden aplicarse a todos estos lugares”. Más explícito fue el Arzobispo Gabriel Mestre: “la comida no puede ser una variable de ajuste”. Mientras tanto, sigue la fila esperando una respuesta por alimentos contra el hambre.

Jornada del jueves 1º de enero en La Matanza.