Larreta y Acuña contra estudiantes y docentes

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Al cierre de esta edición, les estudiantes y docentes marchaban a Jefatura de Gobierno en reclamo de más y mejores viandas, soluciones edilicias y contra la lamentable implementación de las pasantías no remuneradas, que en los hechos termina siendo trabajo gratuito no formativo. A estos reclamos se sumó el repudio a la persecución contra estudiantes y contra madres y padres de estudiantes, que incluyó la visita por parte de la Policía de la Ciudad a los hogares para notificarlos de procedimientos judiciales. También se sumó el paro de docentes, tanto de UTE como Ademys, por salario y contra la pretensión del gobierno porteño de agregarles el sábado como día laboral.

El reclamo, que se viene combinando como otros años con tomas de colegios, ha vuelto a poner sobre la mesa la desinversión del gobierno porteño en la educación pública, cuyo presupuesto viene cayendo año a año. El presupuesto cayó un 14% en términos reales entre 2011 y 2020. A la vez, se redujo del 23,8% al 18,5% del total del presupuesto de la CABA en ese mismo período. La lucha daña el discurso del jefe porteño Rodríguez Larreta y la ministra Soledad Acuña que se llenaron la boca hablando de la importancia de la educación, como forma de flexibilizar medidas sanitarias durante la pandemia pasada.

Esto explica, en parte, la estigmatización de los estudiantes –acusados de “kirchneristas” por el gobierno porteño– y el ensañamiento incluso con sus madres y padres. Hasta el momento, habrían iniciado no sólo causas civiles, sino incluso 16 causas penales contra los adultos responsables de los adolescentes por las tomas de los colegios. Las notificaciones fueron llevadas por la Policía de la Ciudad –patrullero mediante– a los respectivos hogares. También iniciaron un “Protocolo antitoma”, como otra forma de apriete a los adultos que “dejan” que sus hijos se manifiesten. El CELS repudió los aprietes y salió a explicar por qué las causas armadas por el gobierno porteño son absurdas e inviables jurídicamente.

La novedad no son las tomas: hace varias décadas que han vuelto a ser parte del folklore popular. La novedad son las medidas represivas de Larreta: más preocupado por no ceder terreno electoral con Milei que por resolver los problemas de la educación pública. Pero, sumado al histórico reclamo de presupuesto educativo, la reivindicación de las libertades democráticas tiene una fuerte repercusión en la sociedad. Larreta no debiera olvidar la imponente movilización que obligó al recule del 2×1 a los genocidas durante el gobierno macrista.