Las pruebas contra el fiscal Stornelli

La investigación del juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, en torno a la figura de Marcelo D’Alessio ha destapado lo que el juez denomina “una red paraestatal de espionaje ideológico, político y judicial de grandes magnitudes”. Una de las piezas clave de esta red sería el fiscal Carlos Stornelli, quien investiga la “Causa de los cuadernos” por la que están procesados o detenidos varios ex funcionarios del último gobierno kirchnerista. Ramos Padilla lo citó a una declaración indagatoria en cuatro oportunidades, pero éste no compareció en ninguna, por lo que el juez decidió el 27 de marzo declararlo “en rebeldía”. Cabe señalar que la declaración indagatoria no es más que una instancia en la que se pone en conocimiento del acusado los cargos que se le imputan y sus pruebas, pudiendo este dar su versión de los hechos e iniciar su defensa o negarse a declarar. Stornelli hace uso de sus fueros como fiscal que le permite no ser detenido, apeló la declaración de rebeldía y continúa intentando apartar a Ramos Padilla de la causa.

Carlos Stornelli posee una larga trayectoria judicial y política. Su padre fue el teniente coronel que encabezó la intervención de la ex Radio Belgrano durante la última dictadura. Y su ex esposa es hija de Llamil Reston, ex ministro de Trabajo de Jorge Rafael Videla y titular de la cartera de Interior de Reynaldo Bignone. Recibido de abogado en la UBA, en 1993 quedó al frente de la Fiscalía Federal 4 de la Capital Federal, desde la cual saltó a la fama cuando quedó a cargo de la causa por tráfico de armas a Ecuador y Croacia, que derivó en el arresto domiciliario de Carlos Menem. Tras ello, en el 2007 ingresó como Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires durante la gestión de Daniel Scioli, donde estableció fuertes vínculos con la “maldita policía” bonaerense y protagonizó el papelón en la búsqueda de la familia Pomar, muerta en un simple accidente vial y a la que tardaron 24 días en encontrar al costado de una ruta. De regreso a la fiscalía, se acercó a Mauricio Macri a través del Club Boca Juniors, en donde tuvo una participación activa como vocal titular de la Comisión Directiva del club e integrante de su Comisión de Seguridad creada en el 2007. Como tal, fue el encargado de la seguridad deportiva y las relaciones con las barras, trabando amistad nada más y nada menos que con el Rafa Di Zeo. En el 2018 quedó como fiscal de la causa basada en las fotocopias de los cuadernos del ex chofer Oscar Centeno, a cargo del juez Claudio Bonadío.

En los fundamentos de la declaración de Stornelli “en rebeldía”, Ramos Padilla señala que los hechos que se le imputan al fiscal consisten en “haber formado parte de una organización ilícita dedicada a la realización distintas actividades y operaciones de investigación criminal, inteligencia y espionaje ilegales. En el marco de dicha asociación, el imputado Stornelli reclamó y aceptó que miembros de la misma realizaran tareas de espionaje ilegal, las que canalizaba en particular a través de Marcelo Sebastián D´Alessio, a quien identificaba como un posible agente de inteligencia de la Drug Enforcement Administration (DEA) y/o de alguna otra agencia”.

O sea, que Stornelli conocía, prestaba su anuencia y seguía personalmente las actividades de inteligencia realizadas por un personaje (D´Alessio) sin ninguna facultad legal para realizarlas y que servían a las investigaciones de las causas judiciales donde este intervenía como fiscal, como operaciones de “ablande”, “quiebre” o “puesta en pánico” dirigidas a obligar a una persona a declarar en su fiscalía. El escrito detalla las pruebas recogidas con base en las explícitas conversaciones de WhatsApp entre los propios D´Alessio y Stornelli y sucesivos encuentros entre éstos, en los que pautaron operaciones contra Gonzalo Brusa Dovat, José Manuel Ubeira, Jorge Christian Castanon, Victoria Munin, Javier Landaburu, Pablo Erasmo Barreiro, Pedro Etchebest e incluso a una delegación comercial de empresarios extranjeros.

Masivo respaldo a Ramos Padilla
Una multitud se agolpó en las puertas de Tribunales para respaldar al juez federal de Dolores Alejo Ramos Padilla, que ese mismo 21/3 se presentó en la Comisión Bicameral de control de los servicios de Inteligencia del Congreso. En esa comisión ratificó la existencia de una red de espionaje paraestatal. La movilización frente al Palacio de Justicia expresó también su rechazo al gobierno al ritmo de “¡Fuera, fuera, fuera Macri, fuera!”.