Las declaraciones cruzadas de docentes, investigadores, actores y personalidades de la cultura han tenido una especial importancia en esta elección. No solo por la disputa dentro de esta capa, sino por la influencia que tiene en la sociedad en general. ¿Cómo hablar de “futuro” si se desatiende e incluso castiga la labor científica?
Es en este sentido que debe valorarse la gran convocatoria y repercusión que tuvo la declaración de universitarios dada a conocer desde el Aula Magna de la Facultad de Exactas y Naturales de la UBA, con Alberto Fernández presente. El acto fue expresión de las denuncias contra el ajuste macrista realizada por los investigadores durante todo el mandato. Y dio una perspectiva política concreta para poner fin a la expulsión de investigadores y desmantelamientos de líneas de investigación.
El gobierno no logró semejante convocatoria en su apoyo. Pero entonces intentó mediatizar al menos algunos casos, como la doctora Marina Simian que logró 500 mil pesos en un concurso televisivo para sus investigaciones en nuevas terapias de cáncer. Se la intentó mostrar como un ejemplo de inventiva ante las dificultades y fue recibida por el propio Macri. Y hasta “logró” que el presidente elimine por decreto los impuestos a los insumos importados necesarios para las investigaciones. Tras semejante alcance de sus iniciativas, no llama la atención que esté casada con un funcionario de Horacio Rodríguez Larreta y que luego explicitara su voto a la reelección de Macri.
Lo curioso es que tanto Simian como Sandra Pitta, investigadora que llegó incluso a calificar de “fascista” al propio Alberto Fernández, deben reconocer que la política científica del macrismo es un desastre. Es decir, apoyan a Macri a pesar de su política científica. Naturalmente, nadie evalúa a un gobierno exclusivamente por la realidad de un sector. Pero cabe preguntarse: la realidad de la política científica de este gobierno ¿es la excepción o es un claro ejemplo del desastre de la política macrista vista de conjunto? Entonces volvemos a nuestra pregunta inicial y respondemos: sin política científica soberana no puede haber desarrollo científico y productivo nacional independiente.
Tampoco es para desestimar la declaración de “artistas y académicos” bajo el título “Por qué votamos Juntos por el Cambio”, entre los que se destacan Luis Brandoni y Juan José Campanella (aunque incluso Campanella debió cuestionar las maniobras persecutorias en el INCAA cuando asumió el macrismo en la presidencia). Pero también en este ámbito el apoyo de artistas a Alberto Fernández ha sido bastante más contundente. Basta recordar la convocatoria “La patria está en peligro” del 9 de Julio de 2018; y la masiva declaración “Por una cultura para todxs” firmada por miles de trabajadores y trabajadoras de la cultura, artistas e intelectuales (ver firmas en http://bit.ly/2MUCMvn). Porque, en definitiva, la mayoría de los intelectuales somos parte de este pueblo que no quiere retroceder 70 años en nuestra historia.
