Marea verde

La Avenida de Mayo se llenó de mujeres. Desde la plaza hasta Congreso. De todas las edades. Con carteles o con consignas pintadas en la piel. Miles de miles de pañuelos verdes, en alto, en la muñeca o como top. Cantando, gritando, aplaudiendo, saltando, bailando…

La columna arrancó pasadas las 17 a unas cuadras de la Plaza de Mayo hacia la Plaza Congreso, encabezada con una bandera que reclamaba “Aborto legal” y “Basta de ajuste”. Una multitud avanzaba detrás de la cabecera. “Mauricio Macri, la yuta que te parió!”, se escuchaba recurrentemente en un remake del hit del verano.

Pero además una marea, tanto o más grande aún, participaba sin inscribirse en una organización. Iba y venía por esas quince cuadras. Con sus propios carteles o simplemente caminando, porque quería decir presente en este 8M contra la opresión a las mujeres.

Y muchos hombres acompañaron. “Yo invité a los hombres hoy a venir acá”, aclaró desde el palco la Madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas y fue aplaudida. Aunque lamentablemente algunas destinaron energía en ahuyentarlos –como si el problema fueran los hombres y no el machismo–. Particularmente en la enorme columna estudiantil hubo no sólo un gran protagonismo de las estudiantes sino también un importante acompañamiento de los estudiantes.


Nora Cortiñas en el cierre del 8M

“No nos callamos”, “No a los despidos”, “Machismo mata”, “Jardines en los lugares de trabajo”, “Sexo cuando deseo”, “Sin redes no hay prostitución ni trata”, “Estado laico” y tantas otras cuestiones se reclamaba en los carteles. Cantitos contra patriarcado, sketchs, coreografías, cada una se expresó como mejor le pareció.

Ya en Congreso, el documento leído dedicó un apartado especial a la legalización del aborto, para que sea seguro y gratuito, por educación sexual y por anticonceptivos. Éste fue precisamente la cuestión que hizo que la marche cambie su destino hacia Congreso. “Seguimos tiñendo las calles de verde”, afirma el documento en referencia a los pañuelos que simbolizan esta campaña.

A lo largo de casi una hora, Liliana Daunes leyó punto por punto las denuncias del texto: el ajuste y los despidos, los femicidios, los travesticidios, las redes de trata, la represión que intensificó el gobierno, los casos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, la prisión domiciliaria a los genocidas, la reforma previsional, la intervención de la Iglesia Católica, el abuso infantil, la violencia obstétrica… “Paramos las ocupadas y desocupadas, las asalariadas y las que cobramos subsidios, las trabajadoras de la economía popular y las que realizamos tareas domésticas y de cuidado”.

En el documento y en la bandera preparada para la jornada, la convocatoria del “Paro Internacional de Mujeres” fue cambiada por “Paro Internacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans”. Esto plantea el eje en el reconocimiento de las disidencias sexuales y de género, más que en la opresión al conjunto de las mujeres en todas sus formas, con eje en el trabajo. Este tema seguirá en debate.

Aunque ya era de noche, la plaza Congreso seguía colmada escuchando. La movilización fue inmensa. No sólo en la CABA. También en cada ciudad del resto del país. El Congreso debatirá el aborto y así se expresó el pueblo.