Narcotráfico, droga y envenenamiento

En la reunión del comité nacional del CR del 6 de febrero, en medio de los sucesos que llevaron a la muerte a 24 personas por consumo de cocaína con carfentanilo en el distrito bonaerense de San Martín, se precisó la línea y se puntearon algunas definiciones y polémicas principales frente al narcotráfico, en primer lugar ya como cuestión política y, como consecuencia, su expansión en la comercialización masiva de drogas en nuestro país como en el mundo.

Sobre lo que es evidente que viene ocurriendo en Rosario, los hechos de San Martín volvieron a poner arriba de la mesa una cuestión que es nacional y que también alcanza al conurbano bonaerense, la CABA y todos los grandes conglomerados urbanos como centros.

La reacción del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, del hospital zonal, su personal y de otras áreas fueron rápidas y efectivas y evitaron que la cantidad de muertos no ascendiera catastróficamente. Las investigaciones hablaron de 20.000 dosis que estaban preparadas para su venta. A la vez, la promoción de la línea de “consumo responsable” desde ese mismo Ministerio de Salud y la iniciativa de “legalización de las drogas” que volvió a promocionarse desde algunos medios en medio de las muertes, profundizaron la polémica.

1) A esta altura y como muestra la causa por la que ya estaba preso el jefe narco que dirige desde la cárcel la estructura narco que vendió las dosis que llevaron directamente a la muerte a estas 24 personas en San Martín y otras localidades en la que se identifican alrededor de una decena de policías de esa jurisdicción como parte de la nómina de integrantes de esa estructura. Uno de ellos, responsable de la recaudación diaria –según las investigaciones– habría cambiado su rutina en medio de la crisis de esa semana, de recaudar personalmente en los bunkers a hacerlo en una estación de servicio. Por eso precisamos que el término que describe la situación es “connivencia” policial, política y judicial en las estructuras de narcotráfico, más que “complicidad”. Estas estructuras ya son un componente de la geografía político-territorial, a partir de ahí imponen las cuestiones de seguridad, salud pública, cultural, etc.

El fenómeno es mundial y en algunos países o regiones se intensifica. La condición y la falta de perspectiva individual y social que presentan las sociedades en el mundo capitalista-imperialista y su cultura dominante son la base para el aumento del consumo. Y la disputa por ese abastecimiento es un negocio que forma parte del capital financiero. Por eso lo ubicamos como parte de los instrumentos de dominación y control social.

2) “La droga mata” es una consigna realista para las masas, no solo como muerte biológica, daño o sometimiento individual por el consumo, o que padecen las familias, sino por todo el daño social que imponen esas estructuras, y de todos los homicidios y la violencia asociada a la actividad narco. No abordamos esto desde el liberalismo individualista, sino como cuestión social y después abordamos las particularidades. En términos generales y de la masificación alcanzada, no hay droga en los barrios sin narco estructura. Porque además cada grupo defiende sin miramientos el abastecimiento y la venta en la zona que controla. El componente policial-judicial de cada banda también tiene un rol en librarse de la competencia. Abastecimiento y consumo, compra y venta, son una dialéctica inseparable. Lo que corresponde es un tratamiento completamente opuesto a cada uno de sus aspectos. Exigimos que el Estado reprima las narco-estructuras y asista a los consumidores y sus familias para su recuperación. La despenalización del consumo apunta a esto. Pero abultar los resultados estadísticos policiales y de procedimientos van en sentido contrario. Y en todo caso, será el carácter de este Estado un límite para ello, que como en tantas otras cuestiones muestra la necesidad de un cambio revolucionario de la sociedad y el Estado.

3) Nos oponemos a la línea de legalización general de la compra-venta de estupefacientes y de promover un supuesto “consumo responsable”. La consigna “anticipate para disfrutar como te gusta” incluida en el flyer que difundió el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires es una clara muestra. Parte de que el consumo de drogas se “disfruta”, o sea forma parte de lo fructífero. Y luego el dislate irreal de su propuesta: “Analizá cual va a ser tu límite” y “Conoce el origen de los que consumís”, cuando es bastante obvio que el origen son las narco-estructuras que siempre cortan la droga en mayor o menor medida con medicamentos psicoactivos molidos, antiparasitarios y veneno para ratas porque simulan la rigidez muscular y el adormecimiento típicos de la cocaína, vidrio molido que simula el efecto de “mayor pureza” al ingresar directamente al torrente sanguíneo por micro heridas, o simplemente sustancias inocuas para darle volumen.

Nosotros somos parte de la línea de que las adicciones deben abordarse como cuestión de salud pública para la asistencia y recuperación de las víctimas y sus familias. Esto es una lucha, porque las madres se cansan de recorrer y pedir que desde el Estado asistan a sus hijos. Hay organizaciones privadas y diversas organizaciones sociales que abordan la recuperación y que recién desde 2013 reciben subsidios para esta labor.

4) Sobre la base de lo anterior, acordamos en la particularización de prohibiciones y restricciones en la comercialización de cada sustancia psicotrópica: desde el tabaco, el alcohol, la marihuana a la heroína, el fentanillo, las anfetaminas y los opioides farmacológicos, etc.

El consumo de tabaco pasó a ser legalmente reprimido en espacios públicos cerrados y está prohibida su venta a menores y vedada su publicitad en Radio y TV. Y está bien. Al alcohol también debería prohibirse la publicidad en TV y Radio, dado que es una de las adicciones que más muertes y daño social produce.

Se puede discutir sobre el alcance de restricciones y prohibiciones con la marihuana. Están restringidos a prescripción médica una cantidad de analgésicos opioides, y otras sustancias, aunque esto no es garantía de por sí. En EEUU vemos como desde las prescripciones médicas incluso a niños y la publicidad se promueve el consumo y la adicción de opioides y sustancias “para la atención y el rendimiento”. Pero no hay utilización social fructífera alguna de la cocaína o la heroína y demás estupefacientes de ese calibre, a no ser el disfrute en el enriquecimiento de los narcotraficantes y sus socios financieros a costa del sufrimiento del pueblo.