No detendrán la historia

Por 38 a 31 votos, el Senado rechazó el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo, haciéndose eco de voces retrógradas que incluso rechazan esta posibilidad en caso de violación. Pero millones nos manifestamos en todo el país evidenciando que somos mayoría quienes estamos por el derecho a decidir sobre nuestra maternidad y nuestra vida. Y que, más temprano que tarde, el derecho al aborto será realidad.

En los alrededores del Congreso, la marea verde llegó desde la plaza hasta la 9 de Julio y hasta la Av. Corrientes. El frío y la lluvia se bancaron al calor de las batucadas. Muchas llegaban y se volvían. Los pañuelos verdes iban y venían por la calle, el subte, los colectivos. En todo el país se hicieron vigilias. Y hubo concentraciones de apoyo en más de 50 países, tanto en los que el aborto ya es legal como en los que también sigue siendo un reclamo. Aún con resultado cantado varios días antes, el ánimo no era de derrota sino de una lucha que avanza.

Esta vez dentro de la Cámara pudieron más las fuerzas del pasado, alentadas por la Iglesia Católica principalmente aunque también por algunas iglesias evangelistas y gobernantes reaccionarios. El mismísimo Papa Francisco había comparado al aborto con el “nazismo de guante blanco”, dando la señal de largada para la campaña anti-derechos luego de la sorpresa que se habían llevado en Diputados. Se mostraron entonces los celestes, que habían hecho una importante manifestación el sábado anterior. Y que, aunque quedaron claramente en minoría en las calles, alentaron a los 38 senadores y senadoras que también quedaron en la historia… como quienes no quieren que nada cambie.

¿Cuántas vidas?

El eje de los antiderechos se basó en la defensa de “las dos vidas”, afirmando que la persona comienza en la concepción. Según este enfoque, rechazan toda posibilidad de aborto incluso en el caso de violación, tal como lo había expresado con nitidez la propia vicepresidenta Gabriela Michetti. Y afirmaron que toda legislación que no admita el derecho absoluto a la vida desde la concepción sería inconstitucional. Es un planteo que atrasa un siglo, porque cuestiona la legalización del aborto en casos de violación y riesgo para la salud ya aprobada en 1921, y reforzada por el fallo FAL de la Corte Suprema en 2012.

En gran medida alentado por creencias religiosas, este planteo desprecia la maternidad deseada. Porque manteniendo la penalización, se pretende forzar a las mujeres a seguir con un embarazo sin importar su deseo ni la situación concreta.

Por otra parte, es llamativo que varios senadores que se auto-definieron “pro-vida” terminaron en su locución relativizando o desmintiendo las estimaciones que hay sobre las víctimas del aborto clandestino producto de su criminalización. Dicen defender “las dos vidas” pero terminan ocultando las 3.000 mujeres muertas por este motivo en los últimos 30 años. Y contribuyen así a más muertes por abortos clandestinos. Ésta es la verdadera consecuencia del rechazo al proyecto de interrupción voluntaria del embarazo.

Marea verde que crece

Por el momento, la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) no es ley. Pero el asunto está muy lejos de haber quedado clausurado. Por el contrario, toda la sociedad ha pasado a debatir abiertamente este tema que era tabú y se ha logrado ya la despenalización social del aborto.

En lo inmediato, se ha fortalecido la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito en todo el país, alcanzando ahora todas las provincias. También se ha fortalecido la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir. Se ha avanzado en la implementación del protocolo de Interrupción Legal del Embarazo (ILE) para los casos estipulados en el artículo 86 del Código Penal en varias provincias más. Y ya prácticamente nadie cuestiona la importancia de la Educación Sexual Integral. Aunque seguirá siendo una lucha su implementación en concreto en los jardines, escuelas y colegios.

De todos modos, la mayor satisfacción que nos llevamos como balance de esta extraordinaria etapa en la lucha por la liberación de las mujeres es sin lugar a dudas el enorme salto logrado con las y los millones que pasamos a ser protagonistas en este reclamo. Y el rol destacadísimo de la juventud que reafirma la perspectiva de que, más temprano que tarde, la interrupción voluntaria del embarazo será ley.