Editorial | Parar la inflación y el desabastecimiento, y recomponer salarios para la reactivación

Mientras seguimos con el distanciamiento y una paulatina vacunación.

La pandemia no concluye, seguimos conviviendo con el virus y la vacunación avanza paulatinamente a medida que llegan las dosis. El pico en el número de casos de fin de año ha descendido hacia un nivel más controlado aun teniendo en cuenta es desarrollo de la temporada turística y de actividades culturales bajo protocolo. En estas condiciones se marcha al inicio escalonado de clases presenciales en la educación primaria, secundaria y terciaria. Habrá que ver los resultados bajo las diversas condiciones y protocolos, cuestión que tiene en alerta a los sindicatos.

El año arrancó con el recalentamiento de la pulseada alrededor de los precios y el abastecimiento de los alimentos. A principio de enero, el gobierno salió a limitar las exportaciones de maíz como manera de condicionar a los acopiadores a que blanquearan la existencia del volumen que requiere el complejo agroindustrial y de cría de animales hasta la nueva cosecha. Ante el “intervencionismo estatal”, la Mesa de Enlace alineada abiertamente con Cambiemos –aunque ahora sin el acompañamiento de Coninagro– lanzó un lockout de cuatro días. Aunque mucho no se explicó, algo logró el gobierno porque hasta acá no faltó polenta, ni alimento para los criaderos.

Otro problema es el precio y calidad de la carne. Quien salió en los medios con una explicación fue Alberto Samid: “Lo que pasa es que nosotros vamos a terminar comiendo arroz y los chinos carne”, sentenció críticamente el empresario desde su prisión domiciliaria, mientras a la vez denunciaba la persecución del gobierno de Macri a su empresa para despejarle el camino a otros frigoríficos orientados principalmente al mercado externo. Y también señaló que, producto de la guerra comercial con EEUU, China orientó sus compras de carne hacia países como la Argentina. El volumen de la demanda china incluye la media res entera y no se limita a los mejores cortes como la de Europa. Por lo que, si no se acotan lo suficiente los cupos de exportación, nos deja para el mercado interno la peor carne y además cara. Como con el maíz, el límite a la exportación lo pone el gobierno a través de los cupos, por lo que es de su responsabilidad que no se cumpla el pronóstico crítico de Samid.

El gobierno llega a la ronda de negociaciones orientadas a lograr el cumplimiento del presupuesto con un balance que capitaliza el ministro Martín Guzmán: haber derrotado la ofensiva de ajuste devaluatorio en 2020 que empujaron los sectores que llevaron el dólar blue a $195 en octubre y que hoy está a $149, y así como haber cerrado el año con 36% y no con un desborde inflacionario como empujó por detrás el macrismo con una parte de los exportadores.

El presupuesto 2021 prevé una inflación anual de 29%, salarios que por poco le ganen a esa inflación y muevan el consumo tras un 2018-2019 macrista con 20% de perdida en el poder adquisitivo y un 2020 de pandemia que anuló la recuperación salarial de los bonos salariales y jubilatorios con los que arranco el gobierno de Todos. Pero lo que ahora pone en jaque al presupuesto del gobierno para reactivar es la inflación de diciembre y enero, y aún más la de los alimentos que en esos meses fue del 4,4% y 4,8% respectivamente. Ordenar para un proceso de reactivación alrededor de los números del presupuesto exige parar ya la inflación de alimentos. Porque con dos meses más así las metas del presupuesto perderán verosimilitud y el riesgo del escenario de estanflación que busca el macrismo y su la Mesa de Enlace, como vocero público del modelo agro minero exportador, podría no estar lejos.

En este sentido parece apuntar la imputación a 12 monopolios alimenticios que pararon la producción de ciertos productos para que el desabastecimiento presione sobre los precios. El objetivo es hacerlos producir bajo precios controlados.

Por otra parte, así como “el mercado no lo resuelve todo”, tampoco las paritarias tras dos años de recesión macrista y uno de pandemia difícilmente vayan a devolver el poder adquisitivo a los trabajadores para que se motorice la demanda y el empleo. En ese caso el Estado debería también intervenir, como lo hizo en diciembre de 2019, mediante bonos por decreto y la suba del salario mínimo vital y móvil que actualiza los programas sociales.

El cascabel al gato

Desde la elección de 2009 Macri fue claramente la expresión política de esos monopolios y terratenientes, que tocaron el cielo con las manos en 2015 cuando el gobierno de Cambiemos les eliminó retenciones y la obligación de liquidar los dólares de las exportaciones en el país. Y esto, en la zona núcleo sojera, arrastra como cola de león a un sector de burguesía agraria y pequeña burguesía que influencia y aporta un porcentaje electoral. También en alianza con la UCR y Elisa Carrió captó sectores urbanos y estudiantiles. El resultado económico del gobierno de Cambiemos ya es conocido. Fue tan anti industrial y tan agro-minero exportador que sobre el final hasta un sector importante de la UIA y del Consejo Agroindustrial pasó a la oposición de Macri. La llegada del Frente de Todos al gobierno en sí mismo ya es confrontativo para esos sectores del agronegocio: ¡porque Macri era su gobierno!

La nueva suba de los precios internacionales de granos, con la soja ya superando los 500 dólares, agudiza el conflicto. Ahora en medio de una pandemia y con el doble de personas pobres que entonces. Hoy el peso de las retenciones está por la mitad de lo que eran en 2015, con precios internacionales que ya superan los de entonces. La frontera comercial de puertos privados en base a declaraciones juradas es un colador construido a su medida; y de ahí la amenaza de que una suba en las retenciones solo los “empujará” a mayor contrabando. Ya en 2020 el contrabando creció significativamente! Es su posición de fuerza frente al gobierno de Todos. Por eso para ellos, evitar la estatización de Vicentín fue central.

El vencimiento de concesión a las empresas EMEPA-Jan de Nul de la Hidrovía Paraná-Paraguay en mayo de este año, abre la posibilidad de que el Estado Nacional y los provinciales rivereños recuperen el control de las obras y también del cobro por el derecho de tránsito, luego de 25 años de prórrogas tras la adjudicación menemista. El senador Jorge Taiana salió públicamente a rechazar el Decreto 949 que habilita al secretario de Transporte a convocar a la licitación, bajo términos a su juicio poco claros, sobre el rol de los Estados provinciales, la recuperación del Canal Maldonado de doble mano y del lado argentino, y del cobro por parte del Estado del derecho de tránsito de las embarcaciones. Tras el paso en falso en la expropiación de Vicentín, ahora esta es una partida importante en cuanto a qué grado de control directo podría pasar a tener el Estado Nacional y las provincias rivereñas sobre esta importantísima salida de las exportaciones y del contrabando.

Alberto Fernández desde la presidencia por momentos sobreactúa la moderación y el dialoguismo. Aunque también ante la pandemia desplegó una batería de medidas, empezando por la propia cuarentena, que implicaron un abanico de confrontaciones: todas expresadas del otro lado sin excepción por el sector macrista de Cambiemos, aunque a la vez es Horacio Rodríguez Larreta el que se proyecta para su liderazgo a futuro. En la contabilidad no hay que olvidarse del conflicto de la Bonaerense, del que se rumoreaba un segundo round. También en el Poder Judicial se agudiza el conflicto con la Corte Suprema, que ratificó una de las condenas a Milagro Sala y con Comodoro Py que amenaza con hacerse de la causa de espionaje macrista para garantizar su impunidad. La contienda principal políticamente se condensa con el macrismo y Cambiemos, y las elecciones de este año serán un round. Para empezar el 2021, la pelea está en cómo y en qué situación del pueblo y lxs trabajadorxs llegamos ahí.