Recuperar salarios y jubilaciones para reactivar el consumo

Además de la deuda, el dramático marco económico que deja el gobierno de Macri queda graficado brutalmente con solo ver los siguientes índices. Caída producción industrial 2019: -6,4 % (diciembre interrumpió 19 meses en baja). Caída de la construcción 2019: -7,9% (16 meses de caída). Caída consumo minorista 2019: -11,6% (medido en unidades). Caída del salario promedio 2019: -8,3%. Caída recaudación estado 2019: -6% contra la inflación (en pesos subió 48,5%, incluso con fuerte incremento de retenciones agropecuarias que debió reimplantar Macri)

A través del Decreto 14/2020 el gobierno nacional recién asumido dispuso un aumento salarial para los trabajadores del sector privado, llegando a $4.000 (suma fija de $3.000 en enero más $1.000 adicionales) a partir del mes de febrero como adelanto a cuenta de futuras paritarias. Más tarde, con el Decreto 56/2020, extendió esta medida a los trabajadores estatales, pero solo a los que cobren hasta $60.000 por mes. Según datos del propio Ministerio de Trabajo, esta suma implica un aumento promedio del 9,4% para el primer trimestre (un 16% promedio para los salarios más bajos) a cuenta de la paritaria que cierre cada sector.

Solo en el 2019 con una inflación del 53,8% interanual (¡la más alta en 28 años!), la caída del salario real (mediana) fue de un 8,3%, según informe del propio Ministerio (en privados). Solo cinco fueron los gremios que le ganaron a la inflación (SUTERH, UTEDYC, UOCRA, Estaciones de Servicio y Bancarios). En la otra punta, los más golpeados fueron los textiles (18% de aumento), plásticos (32%), madereros (33%), maestranza (37%) y Comercio (38%). Los Estatales cerraron un acuerdo del 28% escalonado, cuyas últimas cuotas de 5% se cobrarían con los sueldos de enero y febrero respectivamente.

Se vienen la paritarias
Para prender la economía se debe reactivar el mercado interno y para eso recuperar el poder adquisitivo de los salarios es lo fundamental para el consumo. Pero la pulseada paritaria en 2020 va a ser dura en la mayoría de los gremios.
De las discusiones paritarias abiertas hubo algunos acuerdos parciales. El sindicato Camioneros acordó para el primer semestre de 2020 un aumento escalonado del 26,5% absorbiendo los $4.000 del decreto. La Bancaria, que conduce Sergio Palazzo, acordó un 3,8% correspondiente a la cláusula gatillo 2019 (completando el 53,8%, uno de los pocos que no perdió contra la inflación) y, dentro del marco del decreto, pero superando, un aumento por tramo salarial que va de $4.500 a $10.500 a cuenta de futuros aumentos. Pero son los mismo que por su posición de fuerza le pudieron ganar a la inflación el año pasado.

Arrancó la Paritaria Nacional Docente (reinstaurada por el gobierno de Alberto Fernández) y en paralelo en los distintos distritos. Este es uno de los sectores más golpeados que no están ni siquiera contemplado en el decreto por la suma fija de $4.000 a cuenta. En la Ciudad de Buenos Aires, Angélica Graciano, secretaria general de UTE, informó que el 8 de febrero cobraron la cláusula gatillo correspondiente a la revisión del último trimestre del año pasado. Dijo que la organización “va a defender los intereses de las y los trabajadores. Por eso vamos a exigir que se cumpla la recomposición salarial”, al tiempo que planteó volver a superar el 6% del PBI para Educación (que el gobierno de Macri había bajado a 4,5%). En la provincia de Buenos Aires, que viene de pagar 270 millones de dólares a los bonistas luego de la caída del acuerdo para reprogramar parte de la duda, los docentes reclaman el pago del retroactivo de diciembre. En la primera ronda de discusiones el gobierno se comprometió a la incorporación a planta permanente de unos 6.000 trabajadores estatales y llevaría en próxima reunión una propuesta de aumento. Por su parte el ministro de Educación nacional Trotta plantea en un comunicado que el Gobierno “asumió el compromiso de que los salarios le ganen a la inflación del 2020”, al tiempo que plantea un “proceso de discusión trimestral continua”.

El gobierno, de acuerdo a las medidas y las declaraciones de algunos funcionarios y del propio presidente, se debate entre el aumento para la reactivación (decreto por suma fija a cuenta) y el salario como variable de ajuste (“eliminación de cláusula gatillo”, “no indexar la economía”) para contener la inflación, como si los salarios fuesen la causa. Del grado de organización y movilización de los trabajadores dependerá si el resultado de esta pulseada.

Jubilaciones

Al cierre de esta edición el gobierno anunciará los aumentos jubilatorios, pensiones y AUH que se aplicarán desde marzo. Algunos medios adelantaron números, pero no son oficiales. Pero aparentemente solo quienes perciben la mínima compensarían la inflación prevista para el trimestre diciembre-febrero. La escala se aplastaría, lo que traerá gran discusión, porque además no avanza la eliminación de las jubilaciones de privilegio.

Se necesita control de precios
La inflación no da tregua, y los salarios y jubilaciones no son la causa. Según el REM (Relevamiento de Expectativas de Mercado) que publica el BCRA, la inflación interanual al 31 de diciembre 2020 llegaría a 41,7% (algunos privados estiman 43%). El 3,5% informado para el mes enero es una clara señal de los límites que tiene el programa Precios Cuidados que, en la mayoría de los casos, terminan siendo solo nombres de productos volcados en una lista que no llegan en cantidades a las góndolas, sin control real desde el Estado.

Para que un programa de control de precios sea efectivo el Estado tiene que, al mismo tiempo de tener políticas agresivas de control, una política de producción y comercialización centralizada que actúe directamente en el mercado y funciones como regulador. Tiene que volver a tener una fuerte presencia en el control del comercio interior y, sobre todo del exterior (una de las principales mangueras por donde las potencias enchufan la aspiradora de divisas).

Por otra parte, tras la escandalosa estafa con Vicentín y el Banco Nación (ver aparte), la expropiación de esta agroindustria centenaria puede ser un instrumento no sólo para garantizar los puestos de trabajo y la cadena productiva, sino también para operar directamente sobre la formación de precios hoy en manos de monopolios.