La mayoría de decenas de miles de de mujeres que venían en la marcha iban a pasar por la puerta de la Municipalidad, el Ministerio de Trabajo y la Catedral como la forma de señalar los responsables políticos e ideológicos de la doble opresión y la violencia hacia las mujeres.
Las feministas anarquistas, junto con otros sectores que encabezaron el escrache y se desprendieron de la marcha, se colgaron de las rejas que protegían la Catedral.
Del otro lado, estaban ordenados en fila sectores de la organización fascista FONAPA (Foro Nacional Patriótico) liderada por Carlos Gustavo Pampillón, vinculado a Juan José Gómez Centurión, militar ex combatiente de Malvinas, que combatió y luego trabajó con el coronel Mohamed Alí Seineldín, y que hoy está a cargo de la Agencia de Gubernamental de Control (AGC) del Gobierno de Mauricio Macri en la Ciudad de Buenos Aires.
Allí se produjo forcejeos y muestras de repudio como sucede todos los años. En ese momento, desde dentro de la Catedral sale un grupo de policías de la Guardia de Infantería y comienza a tirar balas de goma y gases lacrimógenos sobre las manifestantes y las columnas que pasaban. Es allí donde se producen corridas y efectivos de civil salen con escopetas y “cazando” a militantes en las veredas que metían de los pelos para adentro de la Catedral.
El resultado fue muchas mujeres heridas con balas de gomas y seis detenidas de la agrupación Hijos, feministas, de la Evita y el PRML, que luego fueron liberadas.
Es la primera vez que se reprime en un Encuentro de Mujeres. La Comisión Organizadora emitió un breve comunicado donde repudia la represión policial, pero pone más énfasis en separar lo ocurrido en la Catedral con la marcha “oficial”: “Lo sucedido en la Catedral y los daños en la vía pública no responden a la Comisión Organizadora del Encuentro, que hizo sus mayores esfuerzos para garantizar el normal funcionamiento del mismo”(sic). Por otro lado, nada dice de los sectores fascistas de la Iglesia que estaban en la puerta de la Catedral.
Las posiciones socialdemócratas, mayoritaria en la Comisión Organizadora, concilian con la doctrina de la Iglesia y van a la zaga de las posiciones de conciliación de clases. Por tal motivo, no pueden hacer una correcta polémica con las posiciones de sectores feministas que en definitiva no cuestionan la división de la sociedad en clases (y al Estado como sostenedor de esa sociedad), que entonces reducen el problema al factor ideológico y por lo tanto golpean casi exclusivamente a la Iglesia (salvando al gobierno, los monopolios y los terratenientes). Los medios masivos aprovechan esto para ocultar la masividad de la marcha y reducir el problema solo a un grupito de mujeres vs. el sector de conservadores de la Iglesia.