Se cumple un año de la guerra en Ucrania y crecen los factores de guerra en el mundo

Un globo chino es derribado por un avión estadounidense.

El presidente ruso Vladimir Putin pretendía invadir Ucrania en un mes y dar por cerrado el asunto. Pero a días de cumplirse un año: la guerra no avizora un final y se prevee una inminente agudización del conflicto. Que EEUU no reaacionaría de la misma manera que con el anexamiento de Crimea, era de esperarse ya que la agudización de la crisis entre Ucrania y Rusia previa a la invasión ya venia estimulada alrededor de la propuesta del presidente ucraniano Selenski de incorporarse a la OTAN y proveerse de misiles que pudieran alcanzar Moscú. Lo que pasó a estar en juego fue la reaccioón dentro de Europa ante la invasión de un Estado soberano que, aunque no integra la OTAN ni la CCE, forma parte del viejo continente.

A un año de la invasión, los ministerios de Economía y Defensa de Alemania han aprobado el envío de hasta ahora 178 tanques Leopard para ser utilizados por el ejército ucraniano.

Aunque se demorarían varios meses en ponerlos operativos, aun así el hecho grafica el giro estratégico que ha dado Alemania en un año. De mantener un estrecho vínculo potenciado por el gas que recibía Alemania desde Rusia a través del gasoducto Nord Stream I, al envío de armamento pesado junto a EEUU. Esto debe leerse como uno de los triunfos más importantes de Estados Unidos y la estrategia de su presidente Joe Biden.

Mientras tanto, una investigación del periodista estadounidense Seymour Hersh publicada en The New York Times reveló que buzos militares de la Marina de Estados Unidos habían colocado cargas explosivas bajo los gasoductos Nord Stream 1 y 2 durante los ejercicios Baltops de la OTAN a mediados de 2022. (Hersh es ganador del premio Pulitzer en 1970 por su investigación periodística sobre la masacre de My Lai a manos de una unidad militar del Ejército estadounidense durante la Guerra de Vietnam.) Previamente, Suecia había confirmado que se trató de un atentado. El gobierno ruso reforzó entonces su acusación contra Estados Unidos y advierte que el envío de armas a Ucrania sólo prolongará el conflicto. El sabotaje a los gasoductos es un acto de guerra en aguas internacionales.

Más tensiones globales

Además de prolongarse la guerra en Ucrania, se va tensando cada vez más entre Estados Unidos y China. Por un lado, recrudeció el conflicto de Taiwán con la visita Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, en agosto del año pasado. (Recordemos que Taiwán no es reconocido como país soberano por la ONU y China la reclama como parte de su nación desde la Revolución de 1949.) Además, según informó el gobierno de Filipinas, Estados Unidos aumentará su presencia militar en ese país, con disputas territoriales con China, incluyendo el acceso a cuatro bases estratégicas en el archipiélago. Y la tensión se ha agravado por la detección y el derribo de un enorme globo chino frente a la costa de Estados Unidos, seguido de otros dos de objetos más pequeños sobre Alaska y Canadá. Según el gobierno chino, el globo realizaba investigaciones meteorológicas. Estados Unidos acusó a China de espionaje y denunció que encontró electrónica crítica y sensores clave entre los restos del globo chino.

En la política local

La disputa por control del litio, la energía, los sistemas de comunicación como el 5G y las inversiones imperialistas, se vienen tensando en Sudamérica, donde también se corporiza la agudización de la disputa por la hegemonía mundial imperialista entre EEUU y China. La agresividad de las inversiones chinas en la región tuvo respuesta en recientes declaraciones de la Jefa del Comando Sur de EEUU, lo que evidencia el plano por el que se preparan para contrarrestarlas. Detrás del golpe de Bolivia en su momento y la reciente destitución de Castillo en Perú también se juega esta disputa por el alineamiento de los países y las concesiones para la extracción de recursos naturales. Ya toda la política local está teñida también alrededor de la puja por el alineamiento económico y político en la perspectiva de una agudización del conflicto internacional.

De la misma manera que nos opusimos a establecer una base yanqui en Ushuaia durante el gobierno de Macri y cuando Rosana Bertone era gobernadora de Tierra del Fuego, nos oponemos a la recurrente propuesta del actual gobernador Gustavo Melella de instalar una puerto bajo control de China en esa zona. Cualquier cesión de soberanía en esa zona de tránsito entre el Atlántico y el Pacífico significaría un paso peligroso de alineamiento, en un conflicto por la hegemonía mundial que en términos generales es completamente ajeno a los intereses del pueblo y la nación argentina. Mismo cuestionamiento hemos planteado en relación al observatorio chino instalado en la provincia de Neuquén. En un mundo de crecientes tensiones bélicas, es necesario mantener la línea histórica de no alineamiento de la Argentina.