Sobre las protestas en Cuba

Las movilizaciones del 11 y 12 de julio expusieron la fuerte crisis económica y sanitaria. Abajo el embargo de Estados Unidos y su injerencismo. Por el respeto a la autodeterminación de la nación cubana. La represión al pueblo no es solución.

El 11 y 12 de julio amplias movilizaciones ocuparon las calles en decenas de ciudades para manifestarse contra el gobierno cubano al grito de “tenemos hambre”, “libertad” y “Patria y vida”, y también una parte con “¡abajo la dictadura!”. La base sobre la que se producen las movilizaciones es la profundización de la crisis económica, agravada por la pandemia y por el embargo que sostiene Estados Unidos desde 1962. La primera respuesta del gobierno cubano fue el apagón informático, represión y detenciones. Luego se conoció que hubo un muerto y 59 enjuiciamientos sumarios por “delitos menores”. Se desconoce con precisión la cantidad de detenidos.

El mismo día de las protestas, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel se dirigió al pueblo por conferencia de prensa y denunció que “son acciones de desestabilización política históricas que tienen lugar contra Cuba” y que “esos que nunca se han opuesto al bloqueo ahora han incentivado campañas que buscan legitimar la idea de que el gobierno cubano no puede controlar al coronavirus”. “Convocamos a todos los revolucionarios a salir a las calles a defender la revolución en todos los lugares”, exhortó.

El presidente yanqui Joe Biden no tardó en hacer su propio balance histórico al afirmar que “el comunismo ha fracasado y Cuba es un estado fallido” (15/7). Con disfraz humanitario pero sin pruritos intervencionistas, agregó que podría ordenar el envío a Cuba de “cantidades significativas” de vacunas… “si me aseguraran que una organización internacional administraría esas vacunas” y no el gobierno cubano. Naturalmente, no dijo nada del “fracasado” desembarco en Bahía Cochinos apoyado por Estados Unidos en 1961 ni del criminal embargo que ese país sostiene contra Cuba desde 1962. “Fallida” sería Cuba si hoy fuese como Puerto Rico, un territorio no incorporado de Estados Unidos carente de soberanía política.

Con razón, el presidente mexicano AMLO respondió de antemano a Biden: “si se quiere ayudar a Cuba, lo primero que se debería hacer es quitar el bloqueo económico”. “Si el Presidente Joseph Biden tuviera sincera preocupación humanitaria por el pueblo cubano, podría eliminar las 243 medidas aplicadas por el Presidente Donald Trump, incluidas las más de 50 impuestas cruelmente durante la pandemia, como primer paso para el cese del bloqueo”, insistió Díaz-Canel desde su Twitter. En la ONU sólo Estados Unidos e Israel apoyan este embargo.

Sin embargo, el conflicto social en Cuba no puede reducirse al bloqueo o embargo. “Manifestarse es un derecho humano en cualquier parte del mundo”, expresó en “apoyo total” a las protestas el ex cantante puertorriqueño de Calle 13, René Pérez (Residente) a través de su cuenta de Instagram. En ese mismo video insistió con que “quiten el embargo, así el gobierno cubano no lo puede usar como excusa”. Por otra parte, el cantautor cubano Pablo Milanés expresó su confianza “en el pueblo cubano para buscar el mejor sistema posible de convivencia y prosperidad, con libertades plenas, sin represión y sin hambre”. Desde un lugar más cercano al gobierno, el cantante cubano Silvio Rodríguez, luego de reunirse con un dramaturgo que había sido detenido aquel 11 de julio, pidió que liberen a los detenidos “que no fueron violentos”. Evidentemente, también hay reclamos políticos y democráticos hacia el gobierno. La represión al pueblo no es solución.

El trasfondo social y político

Uno de los detonantes de las protestas es la situación económica agravada con la pandemia. En Cuba es especialmente difícil debido a la caída del turismo, que es una de las principales actividades que ingresan divisas extranjeras para poder importar todo lo que no se produce en la isla. Además, se sumaron los cortes de luz debido en parte a las dificultades de envíos de combustible desde Venezuela. Y, desde ya, esto se agrava aún más por el embargo estadounidense.

En relación a la situación sanitaria, es cierto que Cuba está entrando en su peor momento, produciéndose en el último mes el temido crecimiento exponencial de casos que amenaza con el desborde sanitario. De todos modos, la cantidad total de casos por millón de habitantes es cuatro veces menor que Argentina o Uruguay; y la cantidad de muertes es casi diez veces menor que en Estados Unidos. Por otra parte, ya se han administrado 8,8 millones de dosis de vacunas y completado el esquema de tres dosis para un 20% de la población con las vacunas cubanas Abdala y Soberana. Por lo tanto, más allá de la propaganda catástrofe reproducida en nuestro país por Infobae y otros medios vinculados a la embajada yanqui, las masivas protestas están más vinculadas a la gravedad económica y la lucha abierta en torno a las perspectivas políticas.

Las movilizaciones recientes recuerdan el Maleconazo de 1994. En aquel momento, Cuba pasaba por una gravísima crisis desatada tras la desintegración de la URSS. La protesta se aplacó luego de que el propio Fidel Castro saliera a hablar con los manifestantes. Hoy la situación es otra y a la vez los gobernantes actuales son cuestionados por una parte importante del pueblo por sus privilegios. Lo que es alimentado no sólo por las redes sociales –administradas desde Estados Unidos– sino también por videos como el de un nieto de Fidel Castro paseándose en un Mercedes Benz subido por su propia novia.

Ciertamente, el video no es más obsceno que el dueño de Amazon, Jeff Bezos, gastando 5.500 millones de dólares para hacerse un viajecito de 11 minutos al espacio. Pero muestra que no todos viven igual en la isla y, más allá de las disculpas que hizo el nieto, desacredita el discurso oficial. Por otra parte, especialmente las generaciones más jóvenes no pueden tener tampoco el recuerdo de lo que era la Cuba cabaret de Estados Unidos y prosperan las ilusiones sobre la “libertad” norteamericana. Por lo que está planteado un interrogante sobre las perspectivas políticas de Cuba.

¿Qué sistema hay en Cuba?

Al igual que Biden, los economistas liberales vulgares suelen identificar como “comunismo” o “socialismo” a los sistemas político-económicos con fuerte peso de empresas estatales. Según esto, podrían catalogar como socialistas a Juan Domingo Perón o incluso al radical Hipólito Yrigoyen, fundador de la primera petrolera estatal del mundo: YPF. Desde ya, el desarrollo de empresas estatales puede contribuir a la planificación de la economía. Pero “socialismo” exige más que eso: es un sistema de transición social que busca avanzar hacia la eliminación de las clases: hacia el comunismo.

En este camino, los sistemas socialistas (URSS hasta la década del 60 o China hasta 1978) fueron achicando las brechas salariales, han puesto en cuestión todas las relaciones sociales y han desarrollado organismos de poder popular. Ejemplos de esto fueron los soviets en la URSS, o las comunas y la Revolución Cultural en China. En Cuba, la revolución de 1959 conquistó avances sociales y ha establecido una soberanía política que sigue siendo defendida. Sin embargo, el camino socialista en Cuba fue abandonado junto con la asociación económicamente subordinada a la ya socialimperialista URSS en los 60’s. En su momento, el Che Guevara expresó críticas a la URSS en su famoso discurso de Argel (1965) e insistió en la necesidad de industrializar Cuba pero, ya en minoría, terminó comandando acciones guerrilleras fuera de la isla.

Hoy en Cuba se ha abierto una fuerte disputa en torno al rumbo político y económico. Conflicto que seguimos atentamente, siempre reconociendo que la autodeterminación de los pueblos es el primer principio democrático. Ningún embargo, bloqueo u ocupación de los que tanta experiencia tiene EEUU puede contribuir a ninguna democracia. Hoy está en manos del pueblo cubano forjar su propio destino.