Trump: De provocación en provocación

EEUU rompió el acuerdo nuclear con Irán e inauguró su embajada en Jerusalén. Nuevas protestas en la Franja de Gaza, que dejaron un saldo de más de medio centenar de palestinos asesinados por el Ejército sionista.

Junto con la ruptura unilateral de EEUU al acuerdo nuclear con Irán, Trump amenazó: “Si el régimen continúa con sus aspiraciones nucleares, tendrá problemas más grandes que los que ha tenido nunca”. Profundizó así su política belicosa que también se expresó hace poco en el nombramiento de Mike Pompeo como secretario de Estado yanqui. “Al final [los líderes iraníes] van a querer negociar un acuerdo nuevo y duradero”, agregó provocador.

Hipócritamente, el presidente expresó: “En el corazón del acuerdo con Irán había una gran ficción: que un régimen asesino solo deseaba un programa de energía nuclear pacífico”. Evidentemente, la autoridad de Trump no la dan sus argumentos, porque nadie puede olvidarse de Hiroshima, Nagasaki, Vietnam, Irak y tantas otras guerras.

Irán anunció que pasaría a “adoptar todas las medidas necesarias para preparar” al país “a continuar el enriquecimiento [de uranio] a escala industrial sin restricciones”. Y denunció que los últimos ataques aéreos israelíes a Siria representan “una manifiesta violación de la soberanía” de ese país. Sus voceros denunciaron además que los ataques israelíes se realizan “en base a excusas fabricadas y sin fundamento”.

El acuerdo nuclear había sido alcanzado en 2015 en Viena y firmado por el ex presidente yanqui Obama (ver Vamos! Nº49). Teherán reducía su programa nuclear a cambio de un levantamiento de las sanciones internacionales que estrangulaban su economía. Ahora, con la ruptura de acuerdo nuclear, EEUU no sólo desafía a Irán sino también a los países que firmaron como garantes en su momento: China, Rusia, Francia, Reino Unido y Alemania.

A EEUU no parece importarle demasiado. Optó por estrechar sus vínculos con el sionismo israelí y días después inauguró su embajada en Jerusalén, siendo el único país que la reconoce como capital de Israel. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, festejó ambas decisiones de Trump. Luego siguieron las protestas, los enfrentamientos en la Franja de Gaza y el asesinato de más de medio centenar de palestinos por el Ejército israelí.

EEUU se propone recuperar terreno en Medio Oriente. Para eso se abraza con su aliado sionista que, dicho sea de paso, para Trump no sería un “régimen asesino” porque… ¡a quién le importan los fundamentos! A este nefasto personaje lo guían los intereses color petróleo.

El control armamentístico, impuesto desde quienes poseen los mayores arsenales, es tan viejo como las guerras mismas. Ningún país es juez de paz; menos aún los imperialismos. Si en su momento el acuerdo significó un paso en la pacificación, su ruptura es ahora un peldaño en la escalada bélica.