¡Volvimos al Encuentro!

8, 9 y 10 de Octubre de 2022 - San Luis - Argentina. Por la unidad de las mujeres, las diversidades y los feminismos en un solo Encuentro.

 

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Tras dos años de pandemia, finalmente podremos abrazarnos de nuevo como desde hace 35 años. En todos estos años hemos logrado una amplia unidad y conquistar grandes derechos para las mujeres y las diversidades. Así, a fines de 2020 logramos finalmente que el aborto sea ley en la Argentina. También logramos la aprobación de la Ley de Cupo e Inclusión Laboral Travesti Trans. Y la creación del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad que fue clave para seguir avanzando.

El feminismo en estos últimos años, en particular desde el 2015 para acá, ha crecido a pasos agigantados. Nuestro movimiento fue ampliándose cada vez más. Sin embargo, es importante destacar que hay debates abiertos que se han manifestado en las dos convocatorias de este año al Encuentro. Es necesario abordarlos porque la unidad es el camino para enfrentar a la derecha reaccionaria que busca volver a gobernar nuestro país, también contra nosotras y nosotres.

La situación económica y social se agrava

La situación económica de las trabajadoras, trabajadores y el pueblo con la inflación, los precios de la comida y los alquileres, es cada vez más grave. La huelga de los trabajadores del neumático pudo triunfar tras seis meses de lucha y nos marca el camino para enfrentar la voracidad de los monopolios y sus crecientes ganancias. ¡Crece la indigencia y la mitad de los niños y niñas son pobres! El acuerdo del FMI con apoyo de Cambiemos, el golpe devaluador del mes de julio que motorizó el macrismo con la Mesa de Enlace y un grupo de monopolios, impusieron un desenlace en la crisis dentro del gobierno y un rumbo económico que es el que expresan Massa y Rubinstein en el Ministerio de Economía.

También la situación política se ha agravado. El atentado organizado contra Cristina es una clara señal del revanchismo que alimenta la reacción. También el juicio para proscribirla. La violencia política, mediática y simbólica ejercida contra Cristina es alevosa. El mismo poder judicial que la persigue es ese poder machista y antipopular que castiga al pueblo y no escucha ni llega a tiempo en nuestra búsqueda de justicia frente a la violencia de género. El mismo poder judicial que tiene presa a Milagro Sala.

El descontento popular con el rumbo del gobierno y la sostenida caída de los salarios y jubilaciones envalentona a Macri, Bullrich y Larreta en su intento por volver, aunque también crece la división entre ellos. Son los mismos que junto a Milei vienen desplegando una campaña contra el feminismo, el lenguaje inclusivo, buscan limitar el derecho al aborto y eliminar el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad. Tenemos que pararles la mano en las calles.

Un balance necesario de lo que nos permitió grandes conquistas

Los 34 encuentros fueron parte del proceso que llevamos adelante las mujeres y los feminismos en Argentina desde 1983 de hasta acá: divorcio, patria potestad compartida, leyes contra la violencia género, cupo femenino en las listas, el acceso público a los métodos anticonceptivos, la educación sexual integral, la figura del femicidio, la posibilidad de jubilarse aún sin aportes a los 65 años o que se contabilicen 3 años de aportes por hijos/as, el aborto como derecho a decidir sobre nuestra maternidad. Y como hecho político la creación del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad. Pero antes también fueron los derechos laborales, el voto, el derecho a ser propietarias, el abolicionismo frente al sistema prostituyente y muchos otros. También el movimiento LGTTBI+ fue desarrollándose, conquistando el matrimonio igualitario, la ley de identidad de género, la ley de inclusión y cupo laboral travesti trans, la posibilidad de adoptar, y mucho más. Todos estos cambios fueron y son un avance social para el conjunto del pueblo.

Uno de los grandes puntos de inflexión de esta última ola de conquistas fue en 2015 ante los femicidios: uno cada 35 horas en promedio en nuestro país, que conmovieron a toda la sociedad. Bajo la consigna “Ni una menos” nos movilizamos masivamente. Así avanzamos: se dejaron de llamar “crímenes pasionales” los brutales asesinatos machistas, pasaron a denominarse femicidios y además se empezaron a contabilizar en la Justicia de forma oficial. Desde ya que no alcanza con las leyes, porque en cada femicidio y en cada nueva situación de violencia de género se verifica la raíz de un machismo de origen patriarcal, surgido hace 10 mil años junto al antagonismo de clases en la sociedad.

Este gran rechazo a la opresión violenta de género sobre las mujeres ayudó a darle fuerza a la lucha por el aborto que habíamos comenzado de forma organizada con la Campaña en 2005. Porque dijimos basta de muertes por aborto clandestino; y frente al mandato de la maternidad obligatorio conquistamos el derecho a decidir sobre nuestros proyectos de vida.

Para conquistar esos derechos, las mujeres y las diversidades sexo-genéricas tuvimos que ir ganando debates en el conjunto del pueblo y en toda la sociedad.

Lo que enfrentamos

Los sectores como los Milei, los Macri, las Bullrich, las Acuña y las Canosa dicen que las mujeres ya alcanzamos la igualdad con los derechos civiles y políticos. Y desde la reacción más recalcitrante golpean a nuestro movimiento. Particularmente niegan la doble opresión que sufrimos las mujeres trabajadoras: sufriendo la explotación laboral y luego al volver a nuestros hogares haciéndonos cargo del trabajo doméstico, la crianza y el cuidado de los hijos e hijas.

Además, la desigualdad salarial y la precarización es absoluta en las relaciones laborales de los trabajos de cuidados de las personas mayores, enfermas y de la niñez igual que el trabajo doméstico por hora o “cama adentro”.

Y cuando con las separaciones y divorcios se ponen en juego los bienes gananciales, o simplemente la posibilidad de que la mujer “lo deje a él”, se desata el infierno que termina en el femicidio de cada día, aunque ya no salga en los medios.

Polémicas y debates en esta convocatoria

La ruptura por el nombre y los debates llevados al límite en la Comisión Organizadora de San Luis están siendo expresión de la lucha por un giro programático que no necesariamente en todo implica un avance positivo. El rol de las mujeres, por número, puestos en la producción, los servicios, la educación, la salud, y desde ya el rol de gestante en la reproducción biológica (sobre el que ahora decidimos); todo eso, hace innegable el peso que pasamos a ocupar en la sociedad como sujeto transformador.

Por eso es un grave error en esta convocatoria, haber secundarizado a las mujeres en su rol de trabajadoras y en la producción dentro de las fábricas, donde además protagonizamos la política desde el sindicalismo. En el último Encuentro, los primeros talleres trataban sobre estos temas y ahora lo mandaron como 8vo eje temático, y eliminaron el histórico taller de “Mujer y Trabajo” y el de “Mujer y Organizaciones Sindicales” lo transformaron en “Feminismos, transfeminismos y activismo sindical”.

Porque es en el mundo del trabajo donde principalmente nos hacemos fuertes. No solo las mujeres, también las diversidades como las travestis-trans que conquistaron el cupo laboral. Porque había que luchar contra el destino social de sometimiento y muerte bajo el sistema prostituyente. Porque la prostitución no es un trabajo.

Y encima otro error, como parte de la misma concepción, es haber puesto en el eje de Trabajo, un taller de “Trabajo Sexual”. Todas sabemos que este es un debate con posiciones antagónicas en nuestro movimiento en los últimos años. Debería haber un taller de prostitución en donde se puedan debatir ambas posturas y no que la Comisión Organizadora tome postura enmarcándolo provocativamente en el eje Trabajo.

Por el reconocimiento de la plurinacionalidad en la Argentina

La concepción de la convocatoria a este Encuentro denomina “territorio” al suelo que ocupamos y excluye todo símbolo y color argentino. Solo ve antagonismo entre las nacionalidades originarias oprimidas con la República Argentina, aun siendo este un país oprimido por los imperialismos. Y Aún tenemos una parte de nuestro territorio ocupado por el imperialismo inglés. Y frente a eso sostenemos que las Malvinas son y serán argentinas.

El Estado nacional argentino se constituyó sobre la opresión de los pueblos originarios impuesta por la Colonia. Y aunque la Revolución de Mayo rompió el colonialismo y el esclavismo de vientre, el proceso hasta la constitución del Estado nacional no eliminó la opresión de las naciones originarias, sino que incluso la reforzó con el genocidio de la mal llamada “Conquista del Desierto”, la derrota de los caudillos del interior y la Guerra al Paraguay fogoneada por Inglaterra. Recién más tarde se condenó la servidumbre.

Pero por otra parte, al ser Argentina un país oprimido y saqueado por los imperialismos y sus monopolios, nos planea la necesidad de reconocer la integración de ambos intereses contra la opresión. El estado Plurinacional de Bolivia así lo ha hecho y como parte de esto ha impedido la privatización del agua y logrado la nacionalización del petróleo. Esta es la lucha que debemos dar, la que ya ganaron los pueblos originarios con todo el pueblo boliviano. Fue precisamente cuando los golpistas pisotearon la wiphala, que comenzó el contragolpe popular para terminar con los dictadores Áñez y Camacho.

Negar la necesaria defensa de la Argentina frente al saqueo imperialista y reducir el país al concepto de “territorio”, constituye una posición de peligrosa indefensión, no solo de la Argentina en general, sino también de todas las nacionalidades que la integran. Más cuando la historia y los mapas muestran cómo los imperialismos, cuando han podido, han fragmentado países en dos o más pedazos. La lucha es porque el Estado reconozca la plurinacionalidad existente en la República Argentina y terminar con el sometimiento de los pueblos originarios.

Por un feminismo popular para la liberación

La lucha de nuestro movimiento debe ser la profundización del rol que estamos alcanzando las mujeres y las diversidades en el mundo del trabajo, la producción, la política, la ciencia y la cultura. Desde ahí daremos la batalla por la visibilización y el reconocimiento de los derechos que cada identidad sexo-genérica demande socialmente. Por eso mismo rechazamos el enfoque teórico que pretende disolver por decreto el género y sustituir las “a” por “e” en general, más allá del uso particular de la “e”, que defendemos.

No debemos encerrarnos en un movimiento de “colectivos”, sectorizándonos alrededor de un debate de activistas y perdiendo la profundidad que hoy exige la disputa en la sociedad frente a la reacción y la derecha. Tenemos que pelear por un único Encuentro en el 2023 que nos encuentre unidas y unides, para seguir adelante, enfrentando a la reacción, siempre como parte de la lucha popular por la liberación nacional y social.