¿A qué fue Obama a Cuba?

El presidente yanqui Barack Obama pasó por Buenos Aires para respaldar el reposicionamiento internacional de Macri. Curiosamente llegó a la Argentina desde Cuba, donde llevó a cabo una visita “histórica”: hacía casi un siglo que un pre¬sidente norteamericano no pisaba La Habana; antes del triunfo revolucionario de 1959, los yanquis administraban la semicolonia directamente desde la Embajada norteamericana.

Obama y su “nueva era”

Evidentemente algunas cosas cambiaron. Aunque desde la Revolución, Estados Unidos y Cuba estuvieron enfrentados, los dos países -cada uno por sus propios motivos-vienen en los últimos años dando pasos para “normalizar” sus relaciones. El presidente yanqui habló de una “nueva era” en las relaciones con Cuba. Afirmó que había llegado a La Habana para “dejar atrás los últimos vestigios de la Guerra Fría”, elogió la normalización de las relaciones diplomáticas y prometió que “el futuro del pueblo cubano será decidido por los cubanos” (verdadera confesión de parte sobre la sistemática y criminal injerencia imperialista de EEUU en Cuba, antes y después de la Revolución).

Dijo que el embargo norteamericano va a terminar pero que no sabe cuándo. Se arrogó el derecho de presionar a la dirigencia cubana a que realice “cambios” en la sociedad, aunque al mismo tiempo confirmó que son precisamente las “reformas” puestas en marcha por Raúl Castro las que abrieron la puerta a la “normalización” y a la propia visita de Obama.

Precisamente por esos cambios el presidente yanqui ya no necesitó agitar el espantajo del “comunismo” como en los tiempos de la “Guerra Fría”: ahora lo que los jefes de Washington agitan cínicamente es la banderita de los “derechos humanos”. ¡Precisamente ellos, que siguen promoviendo y alentando a través de la CIA golpes de estado como los que derribaron a los gobiernos constitucionales de Zelaya en Honduras (2009)! ¡Que vienen metiendo mano por todos los medios posibles para desestabilizar a los gobiernos antiyanquis de Venezuela, Bolivia y Bra¬sil! ¡Que desde hace más de un siglo persisten en la ocupación colonialista de Guantánamo, que Obama ni mencionó!

Fracaso y nueva táctica

Respecto del bloqueo Obama propone eliminarlo, pero no porque es una medida infame que durante medio siglo pretendió doblegar al pueblo cubano, asfixiar su revolución y ahogar su independencia, sino porque “no produjo los resultados esperados”. Es decir: busca sustituirlo por otras iniciativas que sí den los resultados que el imperialismo yanqui persigue desde principios de los ‘60.

Ciertamente el bloqueo yanqui a Cuba fracasó. Como no logró aplastar lo que en su tiempo fue la heroica Revolución Cubana ni derrocar al gobierno de la isla, el imperialismo norteamericano se vio obligado a cambiar de táctica. El imperialismo yanqui, encabezados por Obama, busca otros medios, ahora principalmente económicos. No sólo por el fracaso de medio siglo de embargo; también por su necesidad de recuperar su esfera de influencia imperialista para la nueva etapa de disputa por la hegemonía mundial. Para eso Obama aprovecha que el gobierno cubano está más propenso a abrir las puertas de su economía al capital imperialista en general, incluyendo al norteamericano.

La dirección cubana, a su vez, busca imperiosamente reemplazar a Venezuela, su principal socio comercial desde los años de Chávez pero hoy acosada por una profunda crisis económica y política. Necesita también con urgencia -por falta de divisas- sustituir importaciones por producción local, fundamentalmente de alimentos, un 90% de los cuales hoy son importados; incluso apelando masivamente a la inversión imperialista y particularmente yanqui en agricultura y agroindustrias. En su frenética búsqueda de inversiones de EEUU, se dice que en secreto la conducción cubana estaría negociando pagar indemnización a compañías norteamericanas expropiadas por la revolución.

La visita de Obama y sus acuerdos con la dirigencia de La Habana son la explicitación o sinceramiento de lo que Cuba ya era: un país profundamente dependiente, que hace ya mucho tiempo abandonó el camino socialista para transformarse en un capitalismo de Estado, con posiciones firmes frente al imperialismo yanqui pero sujeto por lazos económicos, políticos y militares a distintas potencias imperialistas rivales de Washington: la URSS hasta los años ‘80, países europeos como España y Francia desde los ‘90, y crecientemente China.

Miles de empresas norteamericanas ya formularon su intención de invertir en Cuba. Eso no sólo tendrá como consecuencia la salida de las ganancias que se llevarán esas corporaciones, sino también mayor extranjerización de una parte del aparato productivo cubano, con la consiguiente vulnerabilidad, pérdida de soberanía económica y muestras de dependencia como las que la visita y los acuerdos con Obama hicieron salir a la luz. Para millones de personas de los pueblos latinoamericanos será una decepción tremenda ver proliferar en la Cuba otrora revolucionaria empresas yanquis y Mac Donald’s; como ya lo fue la penosa foto que Obama, actual jefe del imperialismo que el Che combatió y por el que fue asesinado, se tomó con la efigie del combatiente comunista y revolucionario a sus espaldas.

La prensa burguesa usó la visita tanto para desacreditar por anacrónico el supuesto “comunismo” que le atribuyen a Cuba como para elogiar la pretendida “nueva era” de Obama en política exterior. Pero es el mismo Obama que a un par de meses de haber recibido el premio Nobel de la Paz invadió con decenas de miles de soldados a Afganistán; el que autorizó decenas de ataques con drones (aviones sin tripulación) que asesinaron a cientos de civiles en Paquistán y otros países; el que participó en la intervención armada y la destrucción de Libia; el que armó a la “oposición siria” y facilitó la expansión del terrorismo de “Estado Islámico”.

Los pueblos latinoamericanos han acumulado un siglo de experiencia sobre la naturaleza explotadora y opresiva del imperialismo norteamericano. Difícilmente el arreglo yanqui-cubano los lleve a olvidarla.

Mariel: megapuerto, libre comercio… y sinceramiento
Una de las razones que empuja a un sector del imperialismo yanqui a la actual aproximación a Cuba es el temor por el avance de la influencia china, especialmente a través del proyecto de zona franca y “Zona Especial de Desarrollo” en el puerto de Mariel (a unos 50 km al este de La Habana), que la dirección cubana construyó con empresas y financiamiento brasileño y donde se radicarían muchas corporaciones chinas. Por intermedio del gobierno cubano se estaría librando un capítulo importante de la disputa y reparto de influencias estratégicas entre Pekín y Washington por Centroamérica.

La ampliación del Canal de Panamá (por un consorcio multinacional), la construcción de otro Canal interoceánico alternativo en Nicaragua (por una empresas china), y la intensificación del transporte marítimo en la región convierten el proyecto cubano de Mariel en un punto estratégico para la exportación a América latina. China es el segundo socio comercial de Cuba después de Venezuela. Es bastante probable que, mediante acuerdos con el régimen cubano, la zona industrial “especial” de Mariel se transforme en una gigantesca maquiladora o centro de montaje de productos chinos y punto estratégico de las exportaciones chinas a EEUU y América latina.

Los chinos ya tienen radicados en Cuba grandes empresas o proyectos en los más variados rubros como automóviles, hotelería, agricultura, telecomunicaciones, minería del níquel, compra de tractores y vagones ferroviarios, y obras de infraestructura como la construcción de las terminales multipropósito en los puertos de Santiago de Cuba y del Mariel.

Ahora se instalarán en Cuba también empresas norteamericanas, como la ensambladora de tractores Cleber, la primera en radicarse en Cuba tras la reanudación de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos.