Alika Kinan: “Mi vida es la réplica de muchísimas otras historias”

Entrevista a Alika Kinan, sobreviviente del delito de trata para fines de explotación sexual.

Cuando este número del Vamos! esté en la calle, se dará a conocer la sentencia del tribunal sobre la causa que Alika Kinan lleva adelante contra sus proxenetas y la Municipalidad de Ushuaia, que también convalidó la explotación sexual. En el número pasado, desarrollamos la tremenda realidad que sufren las mujeres al ser prostituidas y que resonó en la sala del juicio oral. Mientras nos mantenemos expectantes ante el fallo, desde Vamos! entrevistamos a Alika para conocer sus opiniones sobre lo que le tocó vivir y que siguen sufriendo muchísimas mujeres.

–Vos decís que este juicio no es solamente por vos. ¿Cuál es la importancia que tiene?

–Este juicio es por mí, claramente es por mí. Por una restitución de mis derechos, porque se haga justicia. Pero mi historia, mi vida, que fue lo que yo declaré en ese momento de la testimonial, no es más que la réplica de muchísimas otras historias y de muchísimas otras mujeres que fueron traídas hacia el sur, puntualmente a nuestra provincia del Tierra del Fuego, por parte de diferentes proxenetas que regenteaban locales donde se explotaba sexualmente a muchísimas mujeres. Desde la mayor humildad considero que mi historia, que puede ser muy tremenda, es la historia de todas las mujeres que han atravesado por el circuito prostibulario en Tierra del Fuego. Por eso yo digo que es un juicio que no solamente es por mí. Es para que se haga justicia también con todas. Porque en mi caso fueron más de 20 años de estar dentro del circuito prostibulario. Y todo esto sucedió porque hubo un terreno fértil que fue puesto de esa manera por parte del gobierno de la provincia y por parte de Ushuaia. Yo no puedo hablar de otros lugares porque no los conozco. Pero claramente ellos propiciaron esta situación. Cuando la Municipalidad ponía una multa al local porque había alguna de las libretas vencidas, la terminaba pagando yo o quién fuera la chica que tuviera la libreta vencida. Nunca la pagó el propietario del local.

–Para que se pudiera avanzar con el juicio primero tuviste que reconocerte vos misma como víctima. ¿Cómo fue ese proceso?

–Yo en el momento del rescate, de incluso ir a declarar, yo no me reconocía como víctima porque yo desconocía totalmente lo que es la ley de trata, lo que conocemos hoy como la Ley de Trata, que fue aprobada en el 2008 y después hubo una revisión en el 2009 y fue modificada. Es muy difícil para una mujer con escasos recursos, con escasa formación académica reconocerse como víctima cuando lo único que está tratando es de subsistir y utiliza su cuerpo para subsistir. Entonces para mí fue todo un proceso de construcción, de poder despojarme de todos esos estigmas, de poder despojarme de, podríamos decir, una coraza por parte del patriarcado o del propio sistema prostibulario que fue rearmándose durante muchos años. Entonces, poder deconstruir todo eso y volverme a rearmar como una sujeto de derechos fue muy complejo. Estuve muy acompañada pero no precisamente por el Estado. Estoy acompañada por todas mis compañeras feministas.

–¿Te has sentido acompañada durante el juicio?

–Sí, tuve un gran acompañamiento. Yo puedo estar agradecida, primero a todo el movimiento de mujeres, el sector abolicionista que es el que trabajamos nosotras a nivel nacional. Ellas estuvieron muy presentes, haciendo diversas campañas, no solamente apoyando el juicio sino también de concientización en las calles. Cuando nosotras hablamos de las calles es porque las calles son nuestras, hoy en día desde el movimiento de mujeres. Y después en Tierra del Fuego hay un movimiento interesante de mujeres, como las compañeras que están dentro del área de género de CTA, que es la primera CTA abolicionista. Después hay algunas organizaciones feministas que también acompañaron, las compañeras que viajaron de Río Grande, las que viajaron de distintas partes del país.

Después, yo atravesé lo que es toda una ola de amenazas junto con la familia unos días antes de la instancia de juicio, antes de que yo declarara. Y obviamente eso fue toda una opereta por parte de no sé si del propio Estado proxeneta, como le digo yo, o de los proxenetas en sí, tratantes del sector de Montoya, que también estuvieron articulando con algunas otras mujeres que hoy por hoy son también dueñas de locales donde se ejerce plenamente la trata de personas y la explotación sexual. Entonces, ahí es cuando viaja la oficina de rescate por parte de Nación. Viajó un grupo de psicólogas y lo que son los custodios personales de la Oficina de Rescate que me acompañaron durante todo lo que son las instancias del juicio. Fueron momentos muy duros, muy difíciles. Jornadas muy largas, muy intensas. Yo creo que ya gané desde el momento que senté a todos los proxenetas e incluso a la Municipalidad de Ushuaia en el banquillo. Y hay un cuestionamiento no solamente por parte mía sino un cuestionamiento social sobre qué es lo que se estuvo haciendo durante los últimos 40 años con las mujeres que llegaban. O por qué se traían tanta cantidad de mujeres a nuestra provincia que eran reguladas incluso por órganos del gobierno municipal y el órgano provincial.

–Durante el juicio un equipo de salud detalló tus secuelas tras esos 20 años de estar atrapada en el sistema prostibulario. ¿La prostitución siempre es lesiva para la mujer?

–Sí, sí. Totalmente. Por eso digo que mi vida no es más que la vida de muchas otras mujeres, con diferentes historias. Pero prácticamente los daños que se producen dentro de todo el sistema prostibulario, y ese informe está hecho por el Equipo Médico Forense, son los que se producen en el cuerpo de todas las mujeres: el proceso de disociación, los daños al 70% de la capacidad emocional, los daños físicos, haber atravesado tantas enfermedades, incluso venéreas, haber puesto en riesgo mi vida incluso pudiendo haber contraído el sida. Fue muy tremendo. Todas las disfunciones psicológicas que hoy por hoy yo tengo claramente no se producen sólo en mí, sino en todas. En unas un poco más, en otras un poco menos. Pero yo creo que esto es como una enfermedad, ¿cuáles son las consecuencias de esa enfermedad?

–¿Puede una mujer elegir libremente la prostitución?

–Desde el momento que vivimos en una sociedad que es extremadamente capitalista, las elecciones no son libres. Creo que ninguna elección es libre. Pero llegar a tener que entregar el cuerpo para comer, yo creo que claramente no estamos hablando de ninguna libertad. ¿Que alguna mujer pueda elegir libremente la prostitución? Yo no conocí a ninguna, realmente. ¿Y que exista alguna prostitución o alguna mujer prostituta autónoma? Yo tampoco conozco ninguna. Siempre hay algo que está detrás de esa mujer que dice ser autónoma. O hay un sindicato, o hay un proxeneta, o hay uno que la cuida, o hay uno que se alimenta de esa explotación sexual, o que la capitaliza de alguna manera. Entonces yo no considero que sea una libre elección. Jamás es una libre elección. Creo que la prostitución nos acorrala.

–A pesar de todo, nunca perdiste la sonrisa. ¿Cómo lográs sobrellevar así todo esto?

–Yo creo que esa es una de las cosas que la sociedad a mí no me perdona: que yo no he perdido la fuerza, a mí no me perdonan haber recuperado las ganas de vivir, a mí no me perdonan no haber perdido la sonrisa, a mí no me perdonan que sea una buena madre a pesar de todo lo que he tenido que pasar en mi vida. La fuerza está en el interior, hay que saberla encontrar y hay que saber construir con esa fuerza. Yo por suerte pude encontrarla, por suerte tengo esa fuerza para poder salir adelante de diferentes situaciones. Porque no es solamente todo el sistema prostibulario, sino la falta de asistencia o abandono por parte del Estado. Es incluso el amedrentamiento por parte del Estado, que creo que toda la sociedad fueguina ha sido testigo de todo lo que me ha ido pasando a través de los últimos años. He pasado una intoxicación por monóxido de carbono. Hemos pasado el frío con mi familia en esa casa que nos prestaron y que nunca la abandoné porque no tenía otra oportunidad ni de alquilar ni de irme a vivir a otro lado. Pero lo que nunca me van a arrancar es la felicidad que yo tengo y todo lo que yo soy.

–¿Querés agregar algo más?

–Solamente que tengo muchas expectativas en cuanto a este juicio y que se cree un antecedente no sólo para esta generación sino para las generaciones venideras. Para que podamos seguir atravesando esta lucha juntas. Y que con la fuerza de las mujeres y el acompañamiento de todas las compañeras, que en este caso estuvieron muy presente las compañeras de acá de Ushuaia de la CTA, podamos seguir adelante con la lucha por la restitución de derechos a las mujeres y luchar contra la feminización de la pobreza. Porque las primeras atacadas cuando hay pobreza somos las mujeres. Y una de las opciones que se nos da es entrar a los circuitos prostibularios.