Bombardeos de EEUU y el Reino Unido a Yemen expanden la guerra en Medio Oriente

Uno de los barcos atacados por los hutíes en el Mar Rojo.

Fuerzas militares de EEUU y Británicas, con apoyo de Australia, Bahrein, Canadá, Dinamarca, los Países Bajos y Nueva Zelanda, vienen realizando desde el 12 de enero decenas de bombardeos en distintas ciudades de Yemen, incluida su capital Saná. Los ataques son dirigidos contra las fuerzas militares hutíes de Yemen, que desde el 19 de octubre del año pasado declararon su apoyo a la resistencia palestina contra el genocidio que inició Israel luego del cruento ataque del gobierno de Gaza liderado por Hamas.

Los ataques yemeníes en apoyo a la causa palestina consisten de lanzamientos de misiles balísticos y drones contra territorio israelí desde 2.500 km de distancia y de poca efectividad, pero también ataques a buques mercantes que abastecen a Israel y que pasan por el estratégico estrecho de Bal Al Mandeb, que es la puerta de entrada al Mar Rojo desde el Océano Indico y principal ruta comercial marítima del mundo. Esto ha disminuido el 30% el tráfico marítimo del Mar Rojo.

La respuesta yemení a los bombardeos ha sido el ataque con misiles al destructor USS Gravely de la Marina estadounidense, que logró neutralizar los misiles y el ataque al petrolero británico Marlin Luanda que fue incendiado en su cubierta. Luego del bombardeo estadounidense de este sábado 3/2, los hutíes han vuelto a amenazar con dañar los cables de fibra óptica en el fondo del Mar Rojo que conectan Europa, África y Oriente Medio si Estados Unidos y el Reino Unido atacan nuevamente los aeropuertos de Yemen.

La guerra Israel-Palestina

La campaña militar de Israel sobre Gaza se ha estancado. La línea llevada adelante por Netanyahu de arrasar Gaza –con 30 mil muertos a este momento– para eliminar a Hamas, desplazar a 2 millones de palestinos y volver a asentar a los colonos judíos con un gobierno militar en Gaza ha llegado a un callejón. No ha logrado vencer a la resistencia ni desplazar al pueblo palestino. Tampoco rescatar a los 132 rehenes israelíes en manos de Hamas.

La solidaridad con palestina ha ido creciendo desde el 7 de octubre en forma militar y política. Numerosas fuerzas como Hezbollah, hutíes y la resistencia islámica de Irak, Siria y Jordania, orientados, financiados y armados por Irán, han golpeado objetivos israelíes y de EEUU. El ataque del 28 de enero a una base de EEUU en Jordania produjo tres muertos y 40 heridos. Desde octubre Israel ha bombardeado 3450 objetivos de Hezbollah en el Líbano y Siria sin lograr disminuir los ataques a su territorio. Las multitudinarias manifestaciones en decenas de países árabes, europeos, asiáticos y de América en apoyo a Palestina ha contribuido a aislar a Israel en el mundo. Así, Sudáfrica elevó una causa por genocidio ante la Corte de La Haya, que a su vez mandó a Israel a tomar medidas para evitarlo, significando un golpe para el sionismo. Gobiernos árabes con acuerdos con EEUU como Arabia Saudí, Egipto, Jordania y otros hallan mucha dificultad para condenar a Hamas ante la masacre palestina que hace Israel. En el plano interno de Israel, aumenta el descontento con el gobierno. El pasado fin de semana se produjo movilizaciones pidiendo adelantar las elecciones y otras para que haya una tregua con Hamas, que logre rescatar los rehenes y parar la masacre. Sectores israelíes plantean avanzar hacia una política de dos estados.

En este cuadro de situación, EEUU –que ya tiene comprometidos dos portaviones en la región, decenas de miles de millones de dólares de presupuesto desviados de Ucrania y la presión para retirar las bases de Irak y Siria– necesita retomar la iniciativa en una situación donde si no lo hace acumula políticamente Irán y en consecuencia por concurrencia de intereses, Rusia. El presidente Biden impulsa un cambio en la línea de Netanyahu, tregua de varias semanas con intercambio de rehenes israelíes y prisioneros palestinos, ayuda humanitaria a Gaza y avanzar en camino a discutir un estado palestino sin la conducción de Hamas, por un lado.

Por el otro, EEUU busca golpear fuertemente a Irán. Las amenazas públicas vienen creciendo en puntos sensibles en su propio territorio. Para esto contaría con apoyo de países árabes enfrentados históricamente a Irán, que apoyan el reconomiento del estado palestino por Israel y aceptarían la restitución diplomática con Israel. El tiempo corre en contra de Biden y la elección de noviembre puede poner a Trump en la Casa Blanca. Sería un barajar y dar de nuevo.

La guerra Rusia-Ucrania y la proyección africana

La guerra de Ucrania en el este europeo no está estancada: está en retroceso para la fuerzas ucranianas y de sus aliados europeos y de EEUU. El fracaso de la contraofensiva ucraniana del 2023 dio paso al avance de las fuerzas rusas a nivel local en las cuatro regiones ocupadas, mediante ofensivas para tomar ciudades cercanas a la línea de defensa que paró la contraofensiva ucraniana.

La nueva situación creada con el conflicto de Israel y palestina debilitó objetivamente a Ucrania por la falta de fondos que provea material a la maquinaria de guerra. Hacia fin de año, el presidente Zelensky pidió por favor municiones para soportar la embestida rusa.

Europa aprobó ayuda por 50 mil millones de euros recientemente como forma de alargar la vida del ejército ucraniano, que ya está reclutando forzosamente hombres de 50 años y mujeres jóvenes. Ante esta debilidad, Putin trazó el objetivo de recuperar Jerson, la quinta región que no pudo controlar al inicio de la invasión. En el Congreso de EEUU se ha presentado nuevo proyecto bipartidista de presupuesto para Ucrania e Israel.

Dada la trayectoria del desarrollo de Europa, que hasta ahora va inexorablemente a la baja en términos de desaceleración económica al romperse el flujo de energía barata de Rusia, creciente desigualdad y problemas migratorios con la creciente disfunción de sistemas políticos todavía relativamente democráticos, se puede esperar el ascenso del nacionalismo y la fascistización de los sistemas políticos profundizando la inestabilidad de la Unión Europea. La política estadounidense y británica los llevo al rompimiento con Rusia y ahora se habla en Alemania, Polonia y otros países de prepararse para una guerra con Rusia en los próximos 5 a 10 años si se pierde en Ucrania.

Para los ojos del tercer mundo que experimentaban con Europa lazos de dependencia, esta decadencia va produciendo un efecto de ruptura en países de continentes como África, donde después de la descolonización post Segunda Guerra los imperialistas europeos dejaron mecanismos de dependencia de sus ex colonias para seguir saqueándolas. Este terreno así plantado fue aprovechado por Rusia. Así, una cadena de golpes de estado nacionalistas en países como Burquina Faso, Niger y Mali, ex colonias francesas, han derivado en acuerdos con Rusia que estos días mando un cuerpo 200 militares para montar la guardia del presidente de Burquina Faso, Ibrahimu Traoré. Como también en la República Centroafricana, que ha convertido a la mitad de la población católica de su capital a fieles de la Iglesia Ortodoxa Rusa, donde acordaron establecer una base militar rusa y ya hay una presencia de 2000 mercenarios. También EEUU empujan golpes de estado, como en Gabón, y coaliciones para enfrentar este escenario de avance ruso.

China y las elecciones en Taiwán

Otra gran zona de conflicto es Taiwán y el control de su estrecho y el Mar de China. Hubo en enero elecciones presidenciales. Triunfó nuevamente el partido independentista con William Lai, vicepresidente de la actual mandataria y candidato por el Partido Democrático Progresista. Ganó las elecciones con el 40% de los sufragios. Segundo quedó el candidato del Kuomintang, Hou Yu-ih, quien obtuvo cerca del 33% favorable a un acercamiento con China. Esto ha sido una gran noticia para EEUU que viene alimentando el independentismo taiwanés política y militarmente, cuestión que rompe con la política de reconocimiento de “Una Sola China” establecida en 1972 entre Richard Nixon y Mao Tse-tung, aunque siempre ambiguamente. Estos resultados acentuarán la política estadounidense de “contención” de China con la alianza del cordón del pacifico de Corea del Sur, Japón, Taiwán, Filipinas, Australia y Nueva Zelanda. El gobierno Chino de Xi Jinping afirmó que estos resultados no cambian el sendero hacia la unificación de China continuando con la ampliación de la flota de guerra.

Argentina y su viraje en la política internacional

Con la asunción de Milei, Argentina se ha realineado bruscamente en la escena internacional con los intereses de occidente expresados por EEUU, el Reino Unido pero también Israel. Con este cambio, Argentina deja la política de relaciones multilaterales y alianza estratégica con Rusia y China, riesgosa por el alineamiento en el conflicto mundial.

El rechazo al ingreso al grupo BRICS, el discurso en Davos de Milei, la entrevista de la canciller con la representante de Taiwán y el viaje a Israel son hechos de este rumbo. La política de Milei sobre Malvinas es de total subordinación a la geopolítica de Inglaterra y de EEUU. La próxima llegada del portaviones USS George Washington de Estados Unidos a Buenos Aires es un respaldo a este giro. La convocatoria de Milei al saqueo de los monopolios occidentales de los recursos naturales del país y alineándonos también en el conflagración mundial, continua poniendo en riesgo la capacidad nacional de ejercer soberanía sobre nuestros territorios bicontinentales, mares e islas. Es un riego inmenso para la integridad nacional abandonar la línea histórica de neutralidad.

La pérdida de posición dominante de las potencias imperialistas de Occidente expresadas en el G7 –especialmente de Estados Unidos– en la cultura, la economía y la política mundiales los llevan a provocar inestabilidad y conflictos en muchas regiones. Mientras tanto, las potencias imperialistas orientales, hegemónicas en el BRICS, fortalecen su alianza en la disputa interimperialista global. Los cambios de los últimos 15 años abren un periodo de inestabilidad y guerras cada vez más acelerado por los acontecimientos que analizamos. Pero, como es la misma época del imperialismo inaugurada hace 150 años, también la época trae en su seno su contrario opuesto que son las revoluciones del siglo XXI.