La firma del DNU 70/23 el pasado 20 de diciembre tuvo como respuesta los cacerolazos de esa misma noche y el resurgir de las asambleas barriales en la CABA. La Asamblea de Parque Avellaneda es una de estas experiencias, surgida tras el cacerolazo en Lacarra y Av. Directorio. Primero fueron los cacerolazos en esos días, y luego se fue conformando la asamblea con reuniones periódicas en el parque.
La asamblea sirve como instancia organizadora de iniciativas, con volantes y cuenta de Instagram, y como ámbito de debate. Allí, se expresaron incluso algunas voces de vecinos que le habían dado un voto de confianza a Milei, pero que ante la realidad concreta que genera sus medidas llegaron a admitir que se habían equivocado y se sumaron al cacerolazo. “No están de acuerdo con todo lo que hizo. Querían un cambio pero no éste”, describió Magda, integrante de Liberación Popular que participa de la asamblea.
Una de las convocatorias más importantes fue la de sumarse a la movilización del 24 de enero con las centrales sindicales con bandera propia. Atendiendo a los vecinos que no iban a Congreso, se combinó la jornada con otro cacerolazo ese mismo día. También se están desarrollando comisiones permanentes de trabajo.
En general en la CABA, estas asambleas nos recuerdan el proceso asambleario que se había generalizado a partir de la crisis de diciembre de 2001. Ciertamente, la situación no es la misma y las asambleas no tienen el mismo alcance. Pero aquella experiencia está latente. Es de esperar que, con la llegada del tarifazo brutal, las asambleas tomen un nuevo envión.