Rafael Nahuel tenía 21 años. Una bala disparada por prefectos entró por el glúteo y se alojó en el tórax, causando su muerte. Escapaba de espaldas. Hay otros dos miembros de la comunidad mapuche heridos con balas de plomo. Pero según la Prefectura y el gobierno fue un “enfrentamiento”. La versión oficial para intentar justificar este asesinato nos retrotrae a los simulacros de enfrentamientos con que durante la última dictadura buscaron tapar los crímenes de lesa humanidad. Y viene acompañada de la permanente estigmatización de los pueblos originarios.
La represión ordenada por el juez Federal Gustavo Villanueva tuvo lugar en Villa Mascardi, cerca de Bariloche, el jueves 23 para desalojar el Lof Lafken Winkul Mapu. Ese día cuatro mujeres y cinco niños –de 1, 2, 3 y 10 años– fueron detenidos y demorados en Bariloche. Y la cacería continuó por los cerros. El sábado se conoció la muerte de Rafael Nahuel, a quien las fuerzas de seguridad dejaron 12 horas tirado sobre la ruta.
El domingo hubo movilizaciones en Bariloche, Plaza de Mayo, Esquel y otras localidades exigiendo verdad y justicia. El gobierno acusa de «terroristas» al pueblo mapuche, pero hasta el momento el único terrorismo comprobado es el del gobierno y sus fuerzas de seguridad: que persiguieron a los tiros a Santiago Maldonado hasta el río el 1º de agosto, que efectuaron un descomunal operativo de allanamiento-amedrentamiento a las comunidades mapuches de esa zona el 18 de septiembre, luego del cual fue incendiada completamente una de las viviendas; y que ahora, como parte del desalojo del Lof Lafken Winkul Mapu cerca de Bariloche, asesinaron por la espalda a un joven de 21 años.
