En un comunicado reciente, la Federación Nacional que nuclea a docentes de las Universidades Nacionales, CONADU Histórica, informa que «ante la ausencia de respuesta a los reclamos salariales y por condiciones de trabajo en virtualidad, la Federación convocó a una nueva medida de fuerza por 24 hs para el próximo martes 6 de Octubre, con apagón virtual, desconexión y acciones de visibilización.”
Esta jornada viene a ser continuidad de la ya realizada el pasado lunes 28 de septiembre y confluirá con la jornada de lucha convocada conjuntamente por los gremios estatales ATE y FESPROSA bajo las consignas: «Lxs Trabajadorxs Estatales Somos Esenciales; Por Salarios Dignos; Impuesto a las Grandes Fortunas Ya».
La paritaria nacional salarial universitaria se encuentra vencida desde junio pasado sumando para el mes de septiembre un retraso salarial superior al 15%. A esto se le suma la intensidad y extensión de la jornada laboral en tiempos de pandemia que impone esta modalidad de enseñanza en estado de emergencia; y al mismo tiempo el incremento de los costos por conectividad que conlleva, sumado al equipamiento que debiera ser provisto por las universidades y hasta hoy corre por cuenta de los/as docentes.
Hoy, el cargo testigo de ayudante de primera semi-exclusiva (1 cargo de 20 horas semanales sin antigüedad) se encuentra aproximadamente en $23.000 de bolsillo. Esto implica que, sumado al retraso salarial por inflación, un porcentaje considerable de la docencia universitaria se encuentra todavía por debajo o arañando la línea de pobreza. El retraso salarial también tiene un impacto demoledor en los recursos que reciben las obras sociales de las universidades nacionales.
La docencia de las universidades nacionales, como parte de lxs trabajdorxs del estado vienen sosteniendo la formación profesional de más de un millón y medio de estudiantes en todo el país bajo las condiciones que impuso la pandemia. Sosteniendo su continuidad, reforzando los canales y soportando sus costos.
El gobierno nacional, para seguir sosteniendo las políticas públicas y enfrentar eficazmente al Covid-19, así como sucede con la asistencia social y en lo sanitario, en lo educativo, debe hacerlo sobre la base del trabajo de las y los docentes. En esta situación el salario docente no puede seguir perdiendo poder adquisitivo frente a la inflación y mucho menos que recaiga sobre ellos los mayores costos que esta situación trae aparejada. La recomposición salarial es urgente, como también lo es el plus por conectividad y la provisión de equipamiento. Que los costos de la pandemia recaigan sobre las grandes fortunas y no sobre los salarios docentes.
