“Esta organización me cambió la vida”

Las compañeras y compañeros del comedor amasan el pan para esa tarde. El silencio alrededor evidencia que los chicos aún están en la escuela. Bajo un solcito otoñal y al aire libre, mientras se acomodan en ronda para la entrevista, Miguel ya tiene bien caliente el horno de barro y comienza la cocción.

El comedor Los Inquietos funciona en el patio de la casa de una de las compañeras fundadoras, donde este verano lograron construir las primeras paredes asignadas a la cocina. Un tablón hace de mesa para aquellos que se quedan a merendar. Para la mayoría no hay dónde sentarse. “Por eso mismo se hace la comida para que se lo lleven. Hay un proyecto para edificar. Acá ellos prestaron un lugar para hacer el comedor, el merendero. Y eso […] ayuda a la necesidad de los demás. Como nos ayudaron a nosotros, también poder ayudar a los demás”, explica Norma. Ella es la más grande de las presentes, y los años no vienen solos. Puede traer del recuerdo marchas lejos de casa, como cuando fueron a La Plata el año pasado o cuando marchan a Capital con la Corriente Clasista René Salamanca y otras organizaciones, o los inicios del comedor hace más de cuatro años. Es la que rompe el hielo cuando el grabador se enciende.

–¿Cómo comenzó el comedor?

–El merendero empezó trayendo de la casa de la mamá de la Marcela en Lugano, buscando la mercadería. Yo me iba con mis hijas. Se iba la cuñada de ella con nosotras, también Antonia. Íbamos viajando. Bajo la lluvia. Con el frío. Antes llegábamos tipo 12 o 1 de la mañana. Veníamos caminando desde el asfalto hasta acá. Y bueno así empezó el merendero.

–¿Por qué decidieron poner un merendero?

–Porque no había un merendero acá en el barrio. Y hay muchos chicos que necesitan. Por eso.

Unos 30 chicos van a buscar el almuerzo, más los que se pueden sentar en el recinto, y también la merienda. “Hacemos todo tipo de comida –cuenta Fernanda–. Hacemos guiso, fideos con tuco, polenta con tuco, ñoqui, sopa… Y al mismo tiempo hacemos empanadas o tarta. Lo que se puede con las cosas que tenemos.”

El comedor hace ya varios años que funciona en Merlo, con lo que se le arranca al gobierno y con lo que se consigue. También se proponen producir en una huerta para cosechar verduras, para lo cual estuvieron durante el verano limpiando un terreno. Para movilizar se organizan en la Agrupación Clasista Gody Álvarez. “Tenemos una compañera que va a buscar cosas a Liniers –describe Marta–. Pero es lejísimo. Es una ayuda. Es una granja y carnicería que donan para el comedor. Pero falta, o salimos a buscar donantes para el comedor, tocar puertas al gobierno, a la municipalidad… ¡porque se necesita!”

Amigos

Durante la charla, cada cual comentó cómo se aceraron al movimiento, qué los motivó.

Lourdes: –Yo tengo una vecina que trabaja acá. Ella agarró porque necesitaban gente para trabajar y, como yo, estaba buscando trabajo. Me acerqué y me pareció re buena la idea del comedor. Porque al margen de que nos ayudan a nosotras, podemos ayudar también a otra gente acá del barrio. Y me pareció muy buena acá la idea. Y más si podés venir a trabajar con los chicos, cosa de que me pareció muy bueno eso. Yo soy una mujer separada, tengo tres hijos a cargo. Y cuando te vas a buscar un trabajo, por la edad o si tenés más hijos, está muy difícil. Por eso yo le agradezco de este lugar que puedo venir a trabajar con mis hijos. Porque en otro lugar tendría que trabajar para pagar la niñera y no me iba a alcanzar. O sea, estar trabajando sin cobrar. Porque es la realidad. Nadie te va a estar cuidando los chicos para que vos vayas a trabajar. Y acá gracias a dios llevo la comida, puedo traer a mis hijos, no tengo que pagar a nadie que me los cuide. Para mí esta organización acá en el barrio desde que la conocí me cambió la vida.

Belén: –Empecé a conocer un poquito más y me gustó, me gustó el salir como cuando fuimos al acampe, o a las marchas… También trabajar acá. Se hizo un grupo muy lindo, conocí mucha gente, hice amigos. Lo que me parece es que necesitaríamos más ayuda porque la mercadería que recibe Marcela, es buena pero faltan cosas para poder dar más. Dar verdura, fruta, carne…

El compromiso también quedó ejemplificado en algunas anécdotas. Como la de Daiana, que estuvo en la ocupación en La Plata del año pasado con la panza de 8 meses de embarazo. O el problema particular de Norma cada vez que venía a las movilizaciones: “Yo soy la que tiene pánico a la escalera mecánica… Y cuando dicen ‘vayan por el subte’, ¡cómo sufro!”, exclamó desatando las risas. “Pero igual voy y marcho”, aclaró.

No alcanza

Uno de los temas de conversación fue el agravamiento de la situación social. “Las cosas están cada vez más caras y no alcanza –dice–. Todos los días cambian los precios”. Preguntamos también sobre la situación laboral.

–El trabajo bajó –respondió Flavia.

–¿Por ejemplo, en qué rubro?

–¡En todo! –respondieron a coro.

A modo de conclusión Lourdes agregó: “Si no hay de estas organizaciones no hay trabajo”.

Gobierno para ricos

“El gobierno, lo que vemos todos los días, es que está a favor cada día más para los ricos. Y de nosotros los pobres, más para abajo. Porque aumentan cada día las cosas y el sueldo no aumenta y no alcanza”, opinó Lorena.

Sobran los reclamos. Carne, verdura, un lugar más grande “porque a medida que va creciendo, se va aumentando los chicos”. Finalmente Rodrigo concluyó: “Esa mercadería se consigue cada vez que van a la lucha. Por ejemplo, en el acampe se planteó todo el pliego de medidas”. Julio agrega, “Él contaba que hicieron una lista de qué materiales necesitaban para la huerta. En el acampe habían varias organizaciones, varios comedores de provincia y Capital y todos juntos hicieron el acampe. Está bueno plantear ¿qué hace el gobierno? Porque te da fideos, te da yerba… pero ¿y la carne? ¿Y la verdura? Que son necesidades que también tendría que dar. Entonces, ¿cómo se las pedimos? Bueno, le decimos al intendente, a la gobernadora, mira si el gobierno nacional pone esto, falta esta parte ¿quién la va a poner?”.