Estados Unidos, con Trump, encaminado a la catástrofe sanitaria

El experto epidemiólogo Anthony Fauci y el presidente Donald Trump estimaron que morirán al menos 100 mil estadounidenses por la epidemia de coronavirus.

Estados Unidos tendrá al menos 100 mil muertos por el coronavirus. La estimación fue dada a conocer en una entrevista de CNN por Anthony Fauci, epidemiólogo y asesor del presidente Donald Trump, y luego fue ratificada por el propio presidente. Otras estimaciones hablan de millones. Pero más allá de los números, es evidente que la política sanitaria yanqui fracasó rotundamente y que el desborde en Nueva York es apenas el comienzo. Hoy esta potencia mundial pasó a ser el mejor ejemplo de lo que no hay que hacer.

¿Cómo llegaron a esta situación?

El primer paso fue simplemente no hacer nada o incluso minimizar completamente al coronavirus, comparándolo con una gripe común, tal como hizo Trump el 9 de marzo. En ese momento ya había 704 casos detectados y 26 muertos. Luego Trump comenzó a reconocer la gravedad de la pandemia, pero se negó a tomar medidas acordes. Lo máximo que llegó a hacer es recomendar un distanciamiento social voluntario. En cambio, las medidas más drásticas fueron tomadas por algunos gobernadores, que fueron suspendiendo clases, prohibiendo eventos masivos y en algunos casos decretaron cuarentenas, aunque obligatorias sólo en algunas localidades.

Sin embargo, Trump siguió ubicando como eje frenar la caída de la economía, disparada por la pandemia. El 24 de marzo, llamó a flexibilizar las medidas argumentando que “la cura no puede ser peor que la enfermedad”. Envió al Congreso un paquete de ayudas económicas de 2 billones de dólares (el equivalente a casi cinco PBI’s argentinos) y expresó que Estados Unidos estará “muy pronto listo para reanudar su actividad económica”. El vicegobernador de Texas, Dan Patrick, fue más allá y afirmó que “muchos abuelos” como él están “dispuestos a poner en riesgo su propia vida a cambio de mantener Estados Unidos”. Ese día, había ya más de 50 mil casos confirmados y 780 muertes por el virus.

Hay otros elementos que inciden negativamente frente a la expansión de la epidemia. Uno es la idiosincrasia individualista liberal, con mucho peso en la sociedad yanqui, que rechaza limitar derechos privados aunque sea para garantizar el derecho social a la salud. Otro, aún más importante, es el esquema de salud privada que, por ejemplo, ha retrasado la detección de casos porque el enfermo debía pagar miles de dólares por su testeo. Recién el 11 de marzo el gobierno prohibió el cobro de copago por la realización de este test; y recién el 15 se anunció que sería gratuito.

Ahora, el presidente Trump estimó que el pico de la epidemia sería en 15 días, prolongó el distanciamiento social voluntario y expresó que “todos juntos habremos hecho un gran trabajo” si la cantidad de muertes… rondan las 100 mil!!!

Pero ya nadie puede decir con precisión que tan grave será este pico. Al día de la fecha van ya 165 mil casos sólo en Estados Unidos y 3.165 muertes. Según Fauci, en total no se superarían las 200 mil muertes. Según analizó la Escuela Imperial de Londres (una universidad inglesa), podría superar los 2 millones. En cualquier caso, es una catástrofe.

Preocupación

Si los peores pronósticos se cumplen, Estado Unidos duplicaría su tasa de mortalidad este año. Pero pareciera que a Trump sólo le preocupa en la medida que ponga en peligro su reelección. De hecho, ya tiene cuestionamientos abiertos de varios gobernadores. Más allá de esto, para Trump y los monopolios, semejante aumento de la mortalidad no sería un problema tan grave. En todo caso, la mano de obra que se pierda sería absorbida por el colchón de desempleados.

Lo que en verdad le quita el sueño al presidente es que el índice Dow Jones tuvo en estas semanas su peor caída desde 1987 y que la industria petrolera sufrió un golpe demoledor con el desbarranque del precio del crudo. Por eso, más de la mitad del fenomenal paquete de asistencia económica va dirigido a las empresas y monopolios yanquis. Y por eso no buscó una solución integral para la salud y la economía, sino que tuvo tibias medidas sanitarias y contrapuso ambos problemas desvergonzadamente.

Ahora, apuesta a la tecnología –de medicamentos, equipamiento y vacuna– como medio de alcanzar el objetivo de “solo” cien mil muertes por coronavirus. E instó a General Motors con la Ley de Defensa para que fabrique 30 mil respiradores. ¿Lo logrará en 15 días?

La tecnología no es todo

La tecnología de punta yanqui no está pudiendo contra el coronavirus. Ya han anunciado avances en una vacuna. Pero nunca se logró encontrarla y producirla en menos de seis meses. Y el pueblo yanqui no tiene tanto tiempo.

Habrá que ver si se logra encontrar rápidamente tratamientos efectivos o que al menos bajen la mortalidad. Pero la conclusión más importante del fracaso yanqui –y del éxito de otros países– es que la salud es ante todo una cuestión social. Y por eso requiere soluciones sociales. Y si bien Estado Unidos es el país tecnológicamente más avanzado, esto no quiere decir que el acceso a la misma sea para todos sus habitantes.

Como contracara, en nuestro país las perspectivas son más alentadoras porque nuestro gobierno tomó medidas a tiempo. La primera medida había sido recuperar el Ministerio de Salud, que el macrismo había degradado. Y aún en nuestras precarias condiciones, los habitantes hemos tenido por ejemplo más acceso al test de coronavirus. Porque no hay tecnología que reemplace a la salud pública.