A través de las redes y ante la dificultad de la cuarentena, se ha organizado en Bariloche un grupo diverso de unas 60 personas que contribuyen a los hospitales y otras instituciones con la fabricación de protectores faciales para ayudar en la protección de lxs trabajadorxs de la salud y servicios esenciales para disminuir los contagios. En 3D se imprime una visera que a su vez sostiene una filmina de acetato y es sujetada por unos elásticos. La filmina, transparente, permite ver y proteger. Conversamos con Sol Pedre, investigadora del Centro Atómico Bariloche de la CNEA y delegada de ATE, que es parte de esta organización que empezó de forma virtual pero que ya logró concretar la fabricación y entrega de 80 protectores.
–¿Cómo surgió la iniciativa?
–La iniciativa surge a partir de un pedido en particular del hospital zonal de Bariloche, de estas máscaras. Son máscaras que se usan además del barbijo y de los anteojos. Por eso tienen que estar separadas de la cara en el caso de los enfermeros y los médicos. Pero además las están ahora empezando a pedir también desde bomberos, policías, gente de la aduana y un poco de todo. Buscan prevenir que cuando una persona tose, las gotitas de saliva toquen la cara, y hasta también para prevenir que ellos mismos se toquen la cara. Es un aditamento más. El hospital en principio había pedido al menos cien. Pero por ahí más, trescientas. Hasta el día de ayer ya habíamos entregado 80 entre los dos grupos. Y seguimos fabricando.
–¿Cómo se organizan?
–La iniciativa se empezó a organizar a partir de ese pedido. Se organizaron dos grupos de gente acá en Bariloche que tienen impresoras 3D. En general es toda gente que no nos conocíamos previamente. Fue todo organizado a partir de Telegram y de WhatsApp. Ahora hay como dos grupos, y creo que con eso tenemos cubierto todas las personas acá en Bariloche que estamos coordinando para cumplir con la entrega en el hospital y los demás centros de salud, en principio. Y después seguir con los demás lados. Esto empezó hace tres días. La complejidad de organizar a 50, 60 personas, que no nos conocemos, no nos podemos ver. Todo por Telegram y por WhatsApp.
–¿Quiénes integran estos grupos?
–Obviamente hay gente particular. Hay un Fab Lab, que es un grupo municipal que tiene varias impresoras. Después estamos recibiendo donaciones de insumos del Centro Atómico Bariloche de CNEA, de INVAP, de Altec y también empiezan a colaborar la Municipalidad y otros agentes para todas las cosas que se necesitan, además de las impresoras. Y acabamos de recibir una donación de una de las librerías de Bariloche, que se llama Centro de Copiado, que va a solucionar todos nuestros problemas de elástico y gomaeva.
–¿Qué dificultades tienen?
–La distribución, porque esto que en cualquier día normal sería bastante fácil de resolver, como ahora estamos cada uno en su casa por separado y nadie tiene permiso de salir es difícil juntar las cosas que se van fabricando en los distintos hogares, juntarlas con las demás cosas que se necesitan para las máscaras, fabricarlas en un lugar, esterilizarlas, y llevarlas. Tenemos dos personas dentro del grupo que tienen permiso para moverse. Entonces están haciendo buena parte de la logística y entonces, hay que ver cómo seguimos avanzando en la organización.
–¿Cómo sigue todo esto?
–Lo bueno es que muchxs empezamos a movilizarnos por esto y todo se empieza a coordinar un poco más para maximizar el esfuerzo, los recursos y los resultados. También hay iniciativas de otros grupos de CyT, como por ejemplo en el Centro Atómico Bariloche hay un grupo que está fabricando alcohol en gel, hay grupos trabajando en mascarillas, etc. También empiezan a haber iniciativas municipales y provinciales. Y desde el Ministerio de Ciencia y Tecnología también se está haciendo un esfuerzo por relevar iniciativas o proyectos y coordinarlas a nivel nacional, dirigiendo los recursos adecuados. Esperemos poder seguir sumando esfuerzos y coordinar las acciones los más posible para maximizar el aporte de todxs lxs profesionales del sistema de CyT para salir adelante.
