Garrote ajustador

A la represión de docentes y demás trabajadores, ahora el gobierno le suma un nuevo proyecto legislativo para criminalizar la protesta social y agravar las penas. Evidentemente, no busca resolver la pobreza, frenar los despidos o defender el salario frente a la inflación, sino seguir garantizando las abultadas ganancias de monopolios, terratenientes y bancos.

La política económica, agro-minera exportadora ha profundizado el saqueo imperialista y el beneficio de los pooles de siembra, terratenientes y burguesía agraria, así como de la mega minería que nos envenena a la par de saquear nuestros recursos.

Esta política pro monopolista y de apertura importadora destruye la industria nacional de pequeñas y medianas empresas que ya cuenta con una capacidad ociosa del 40%, y se acerca a una situación similar a la de la crisis del 2001. El gobierno trabaja en la baja impositiva para los monopolios y mayor flexibilidad de los trabajadores como ocurre en Vaca Muerta, la construcción, SMATA o como se acordó en SANCOR donde los trabajadores que quedan, para mantener su puestos de trabajo, tuvieron que aceptar un 17% de rebaja salarial. En este modelo, los bancos hacen fortunas beneficiados desde el Banco Central con tasas especulativas, únicas por ser elevadas en el mundo, a la vez que se les otorgan beneficios por su participación en financiamiento de obras y planes de viviendas.

Por otra parte, los capitales que vienen, aún con las garantías entreguistas que describió Macri en el “mini Davos”, son para la especulación. Así, el déficit corriente se financia con nueva deuda. El país tiene reservas por 52 mil millones de dólares, pero a la par se endeudó por 100 mil millones de dólares de nueva deuda externa con este gobierno y no cesa la fuga de capitales. Y el Estado debe desembolsar fondos sin respaldo para sostener la crisis social con el 30,3% (13.276.730) del pueblo hundido en la pobreza, con 6,1% que pasa hambre y 2.672.873 indigentes.

La participación de los asalariados en el PBI descendió un 3,4%, lo que implica una transferencia de $63.000 millones apropiados por el excedente de los monopolios. Esto se expresó en salarios a la baja, aumento de precios y por consiguiente la caída del consumo masivo. La economía no camina y los pronósticos de inflación del gobierno van fracasando, donde el 18% que proyectaban ya pasó a la historia pasando a ser de más del 22%.

Para este modelo económico sobran millones de argentinos. Para eso destinan gran cantidad de dinero a lo social y acordaron la Ley de Emergencia Social con el trío piquetero que estabiliza la precariedad con salarios de 8.000 pesos y obra social incluida. Mientras, un docente cobra de básico 9000 pesos o menos. De esta manera el gobierno busca tener “controlado” a estos sectores, mientras avanza con la flexibilización en el Estado mediante presentismo, suplencias, contratos y profundizando la división de género en el ámbito laboral.

Ajuste y garrote

La economía es el principal problema del gobierno, que sabe que más temprano que tarde se expresará en el llamado “humor social”. Así lo vivimos particularmente en el mes de marzo, que constituyó un récord histórico de luchas en cantidad y masividad marcando un nuevo momento en la política nacional.

Frente a esas luchas masivas y conmovedoras como la Marcha Federal Educativa, el 24 de Marzo o el primer paro general de la CGT –que fue contundente en los cordones industriales y el transporte–. El gobierno, Clarín y La Nación –que blindan mediáticamente al Ejecutivo– se apoyaron en la concentración del #1A para mostrar que el gobierno retoma el control de la calle, y le da respuesta a su electorado duro que pide mano dura.

Así, en el propio paro del 6 de abril reprimieron el corte de la Panamericana, días después con un descomunal operativo policial rodearon la planta de AGR-Clarín para desalojar a sus trabajadores, y luego siguieron envalentonados y se animaron con los docentes de CTERA que querían poner una “Escuela itinerante” en la Plaza Congreso, a quienes reprimió con la infantería de la Federal. El gobierno pagó un costo político. Pero esto no quedó aquí, ya que siguió con la represión dentro de la universidad y la cárcel del presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Agronomía de Jujuy, como no se veía desde la “Noche de los Bastones Largos”. Ahora se espera para el miércoles 19 el desalojo del Hotel Bauen, donde sus trabajadores que lo recuperaron en el 2001 armaron una cooperativa de trabajo y luego conquistaron su expropiación… Y Macri la vetó.

Esta escalada represiva ahora se pretende legalizar con el envío por parte del Poder Ejecutivo de un proyecto de Ley para elevar penas de 2 a 10 años a quienes corten rutas o impidan la circulación. Empujamos la movilización popular y el paro activo de 36hs para pararlos y derrotar el ajuste de Macri y los gobiernos que lo aplican.

“Por uno, dos, mil peronismos”

Así, con el viento en contra de la economía y de la lucha popular, el gobierno enfrenta una parada difícil hacia las elecciones de octubre, donde en más de 16 provincias sigue el conflicto docente. Macri bate el parche de la represión apuntando a mantener un tercio del electorado. Desde allí confronta con el kirchnerismo ya que la obscenidad de su corrupción favorece al contrapunto del oficialismo, en un escenario donde CFK aún conserva en el conurbano bonaerense y algunos bolsones del interior un tercio de los votos.

Pero sobre todo confronta porque el peronismo está muy dividido y hay muchos barones del PJ que no les cierra encolumnarse atrás de CFK y La Cámpora. El gobierno lo sabe y por eso destina fondos, manejados por el desarrollista Frigerio –ministros del Interior– para gobernadores e intendentes. El mejor escenario para Cambiemos es un peronismo dividido, con un Massa desinflado que no encuentra su lugar entre ser “bocado o mandíbula” y que frente a una eventual triunfo de CFK (en el caso que se presente) muchos votos espantados emigren al oficialismo como el mal menor. Hasta octubre falta mucho y las luchas pueden ser la moda de este otoño e invierno.

La guerra imperialista

El mundo volvió a conmoverse con el reciente bombardeo de aviones de EEUU sobre Siria, y días después sobre Afganistán con la bomba no nuclear más grande sobre la tierra. Así el imperialismo yanqui dio por cerrada su discusión post electoral en cuanto a su papel en Medio Oriente y su relación con Rusia, dando un claro mensaje que esa región es estratégica y no la va abandonar.

A la par de esto, desplegó sus portaaviones sobre el golfo de Corea del Norte marcando una clara amenaza para ese país que respondió con un multitudinario desfile militar y mostrando su armamento. Lo cierto que la situación se ha tensado a niveles muy altos. Los EEUU dan un claro mensaje principalmente al imperialismo chino y su influencia en el Mar de China, donde se mantiene abierto uno de los conflictos más importantes. Los factores de guerra se han agudizado al máximo. Es sabido como el capitalismo imperialista resuelve sus crisis con guerras que arrastran a pueblos enteros a la desesperación y el dolor.

Condenamos la guerra imperialista, así como sostenemos la necesidad de una Argentina no alineada en la disputa inter-imperialista. Sostenemos la denuncia de la base militar inglesa en Malvinas y la base china en Neuquén. Exigimos su desmantelamiento y el retiro de Inglaterra de nuestras Malvinas. Exigimos el desmantelamiento de la base china y no a la construcción de la base yanqui en Tierra del Fuego. Condenamos cualquier acuerdo del gobierno argentino con los EEUU u otro imperialismo que de hecho nos introduzca como blancos en la disputa inter-imperialista. ¡Fuera todos los imperialismos de América Latina!