
El fuerte y sorpresivo ataque que Israel lanzó a Irán con aviones, drones y misiles el pasado 13 de junio no fue producto de algún peligro inminente sino de una estrategia largamente planificada. Las fuerzas armadas de Israel lograron dañar las instalaciones de la planta de enriquecimiento de uranio en Natanz, destruir numerosos lanzadores de cohetes tierra-tierra, y asesinar Jefe del Estado Mayor de Irán, Gholamali Rashid, otra veintena de altos mandos militares y al menos nueve científicos iraníes. Irán respondió con cientos de misiles, algunos de los cuales impactaron en Tel Aviv.
Luego Estados Unidos se sumó a la agresión bombardeando las instalaciones nucleares de Fordow, Natanz y Isfahan. Según el presidente estadounidense Trump, esto «ataques masivos de precisión» fueron un éxito «espectacular». El portavoz de las Fuerzas Armadas iraníes, Ebrahim Zolfaghari, respondió: “Tú iniciaste la guerra, pero la acabaremos nosotros”. Luego se confirmaron nuevos ataques de Irán a Israel y a una base estadounidense en Qatar. Al cierre de esta edición, Trump anunció “un completo y total alto el fuego” entre Israel e Irán (lo que no implica necesariamente que ocurra).
Hipocresía
El primer ministro israelí Benjamín Netanhayu pretendió justificar el ataque en que Irán habría llegado al enriquecimiento de uranio al 60%. Definió como “ataque preventivo” lo que en realidad fue una clara violación de la soberanía iraní y de la propia Carta de la ONU (comenzando por su artículo 2.4). No sólo sería necesario un enriquecimiento al 90% de uranio para su uso bélico, sino que además es Israel quien tiene en su poder alrededor de 90 ojivas nucleares. Más aún, Israel se ha negado a firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).
El momento elegido
Las fuerzas iraníes fueron sorprendidas al punto de haber perdido a su Jefe del Estado Mayor, asesinado mientras dormía en su departamento. Hasta ese momento había negociaciones en curso con EEUU. Regionalmente, el gobierno iraní viene de perder un aliado en Siria con la caída del gobierno de Al Asad, que ya no pudo ser asistido esta vez por Rusia al estar ocupada en Ucrania. Por otro lado, Hamas sigue en una desigual guerra en Gaza.
El objetivo imperialista de Israel
El real objetivo de Netanyahu es consolidar la ocupación en Palestina e imponerse en la región. Recordemos también que en octubre del año pasado las Fuerzas de “Defensa” de Israel (FDI) han hecho incursiones terrestres a El Líbano, pero que fueron repelidas por Hezbolá. Netanyahu considera que Irán es la “cabeza del pulpo” que dirige Hezbolá, Hamas y otros grupos en la región.
Como parte de esto, proclamó también el objetivo de asesinar Líder Supremo de la República Islámica de Irán, Ali Khamenei. Esto es cínicamente presentado por Netanyahu como la “liberación” del pueblo iraní de su gobierno teocrático, cuando en realidad no sería más que pisotear el principio de autodeterminación de los pueblos. En esto, logró sumar el apoyo del presidente estadounidense Donald Trump si Irán no se rinde incondicionalmente.
EEUU ya venía proveyendo asistencia militar y de inteligencia Israel, por ejemplo en la llamada “Cúpula de Hierro” que Irán ha logrado quebrar en estos días con algunos misiles poderosos. Ahora, Israel logró que EEUU dé un paso más utilizando sus bombarderos B-2 y sus bombas antibúnker contra las tres instalaciones nucleares iraníes. Sólo EEUU posee estas bombas que podrían penetrar a una profundidad de 62 metros. El objetivo sería destruir realmente el corazón del desarrollo nuclear persa.

Geopolítica
Aún con sus dificultades, Irán es uno de los países más poderosos de la región. Además, no es menor el hecho de que constituye el segundo proveedor de petróleo a China. Naturalmente, China apoya el derecho de Irán a defenderse. Al cierre de esta edición, el canciller iraní se reunía con el presidente ruso Putin para solicitarle ayuda. Previamente, Irán había abastecido a Rusia drones que fueron utilizados en Ucrania.
En este contexto, aún sin haber planeado esta nueva escalada bélica, el presidente estadounidense Donald Trump terminó involucrando de forma directa a sus fuerzas armadas, aún con críticas dentro de su propia tropa republicana. En parte por su aliado Israel, en parte en contra de Irán y China. Previamente, Trump ya había apoyado el plan de traslado forzoso de todo el pueblo palestino en favor de Israel. Ahora, aportando otra dosis de prepotencia imperialista, Trump recomendó a Teherán que no respondan la agresión y acepten esta «paz».
Israel ejecutó un ataque planeado por años. EEUU se sumó. Irán respondió en su propia defensa. Más allá de los anuncios de Trump, al cerrar esta edición no se sabía cómo seguirá el conflicto. Israel anunciaba que atacaría fuertemente a Teherán; y Trump insistía a Israel: «No tiren esas bombas».