Se cayó la coartada del gobierno

El análisis de ADN de la sangre en la camisa del puestero de Benetton –que según dijo correspondía a un atacante en su lugar de trabajo el 21 de julio– terminó de desbaratar la hipótesis de la Gendarmería y la ministra Bullrich. La extravagante teoría –con que insistieron también Clarín y su provocador a sueldo Jorge Lanata– daba a entender que Santiago sería un atacante mortalmente herido en ese momento, y que luego su cuerpo habría sido ocultado por los propios mapuches. A los testimonios que ya habían afirmado haber visto a Santiago poco antes de su desaparición, ahora se sumó esta prueba que echó por tierra en el plano judicial la coartada oficial.

Junto con esto, otra de las víctimas de la represión del 31 de julio y 1º de agosto, Matías Santana, ratificó ante el juez Otranto su declaración que previamente había realizado con identidad reservada. “Vi a tres efectivos golpeando un bulto negro con una campera celeste, que es la que yo le presté a él ese día”, aseguró.

Desde los medios de siempre se buscó desacreditarlo por no haber declarado antes ante el juez (sino bajo identidad reservada). Pero la razón es muy obvia: temor no sólo a los gendarmes sino también el propio juez Otranto, que es quién había ordenado el desalojo de la ruta. “Si existía un miedo ya se rompió”, agregó luego de la masiva jornada del viernes 1º. Las declaraciones son en sí mismo un logro de la movilización popular que también rodea el reclamo mapuche.

Desde Clarín intentaron entonces insistir con otra coartada: Santiago Maldonado habría pasado a la clandestinidad. La nueva hipótesis resultó tan delirante que no pudo ser sostenida ni siquiera por los propios columnistas del diario. Y a esto se sumó la preocupación por las encuestadoras del gobierno, que señalan lo que ya todos sabemos: que el tema ha estremecido a la sociedad. Entonces, el secretario de Derechos Humanos Avruj viaja a Esquel a interiorizarse del asunto… a más de un mes de desaparecido Santiago.

El gobierno ya ha pagado un alto costo político por intentar cubrir al Jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad, Pablo Noceti, y a la Gendarmería. Ahora, según Clarín, está “estudiando una hendija del operativo” con la que puede terminar inculpando a siete gendarmes, pero sin reconocer la «desaparición forzada» para salvar a los mandos superiores de la fuerza. ¿Por qué tanto esfuerzo? Dicho en palabras de la ministra Bullrich ante el Senado: “Porque yo necesito esa institución para todo lo que estamos haciendo. Para la tarea de fondo que está haciendo este gobierno. Me la banco yo.” (16/8). “Tarea de fondo”: ajuste, flexibilización y… represión.

En conclusión, hay sólo una hipótesis que se sustenta con elementos concretos: la Gendarmería bajo órdenes directas de Noceti detuvo y desapareció a Santiago Maldonado.