Siria: se agrava la intervención imperialista

EEUU y Rusia, armados hasta los dientes “en nombre de la paz”.

El sábado 14 de octubre terminaron en un nuevo fracaso las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia, encabezando cada uno un grupo de países de la región enemigos y aliados respectivamente del régimen sirio de Bashar Al Assad. Ya había fracasado antes la ficción de tregua de una semana acordada el 9 de setiembre por las dos potencias, en medio de una brutal reactivación de los bombardeos de la alianza ruso-siria sobre la ciudad de Alepo, cuya parte oriental está bajo control de las milicias anti-Assad.

Guerra de vetos

La semana anterior Rusia usó en la ONU –por quinta vez– el derecho de veto que sólo tienen las cinco potencias “miembros permanentes” del Consejo de Seguridad, para impedir la aprobación de una resolución de alto el fuego en la guerra Siria. La propuesta, que reclamaba la detención de los combates y el fin de los bombardeos rusos sobre Alepo, fue promovida por Francia y por España. Francia es la ex potencia colonialista que dominó a Siria tras la 1ª Guerra Mundial bajo el disfraz de “mandato” de la Liga de las Naciones. Rusia presentó otra propuesta de resolución que no menciona los bombardeos rusos y que, a su vez, fue vetada por EEUU y Francia.

La ONU se transformó así en escenario de una “guerra de vetos” que es la continuación lógica de la infame pugna de dominio que las grandes potencias imperialistas –y particularmente EEUU y Rusia– libran a costa de los horrorosos padecimientos del pueblo sirio y de todos los de la estratégica región de Medio Oriente.

El secretario de Estado yanqui, John Kerry, planteó investigar al Kremlin por posibles crímenes de guerra en Alepo. Moscú por su parte acusó a Washington de aliarse con los “terroristas” del Frente Al Nusra para voltear al gobierno sirio de Al Assad, aliado de Rusia. Mientras se llenan la boca con falsas promesas de paz, las dos potencias siguen armándose hasta los dientes y reforzando a sus peones y aliados en la región.

El portaaviones ruso Almirante Kuznetsov, buque insignia de la Armada rusa, fue enviado al Mediterráneo oriental. Pero ya en los mismos días del contrapunto en la ONU la marina rusa sumó a su flota desplegada en la zona dos corbetas equipadas con los nuevos misiles Kalibr de largo alcance. Los dos barcos pertenecen a la Flota rusa del Mar Negro cuya sede es el puerto de Sebastópol, en la península de Crimea (lo que reafirma las razones estratégicas por las que el régimen de Putin ocupó y se anexó esa península ucraniana en marzo de 2014). En agosto esos dos buques ya dispararon desde el Mediterráneo Oriental varios misiles contra posiciones de grupos opositores dentro de Siria. A semejante despliegue naval Moscú sumó una batería de misiles antiaéreos en protección de Tartus, en la costa siria, la única base naval de Rusia en el extranjero.

Rusia: ¿reabre bases militares en Vietnam y Cuba?

En los últimos 15 años, bajo el liderazgo de Vladimir Putin, los capos de Moscú se plantearon recuperar el rol hegemónico que la Rusia socialimperialista alcanzó en los años ‘70 y que perdió con el “derrumbe” de la URSS en los ‘90. Junto con el “sueño chino” de Xi Jinping, el ascenso del poderío militar ruso es uno de los grandes desvelos de los estrategas del Pentágono, tanto de los demócratas de Obama y de la ex secretaria de Estado y actual candidata Hillary Clinton –que implementaron la estrategia del “giro hacia el Pacífico”– como de los republicanos del fascista Donald Trump –que clama por recobrar la “grandeza nacional” de EEUU–.

Y tienen sus razones. El domingo 11/10, el viceministro de Defensa ruso Nikolái Pankov admitió la posibilidad de reabrir las bases militares rusas en Cuba y en Vietnam. En Cuba reactivarían el centro de inteligencia radioelectrónica de Lourdes que funcionó desde 1967 hasta 2002, y que durante la época de la Rusia socialimperialista (socialista de palabra pero imperialista en los hechos) sirvió para controlar las comunicaciones radiales y telefónicas en gran parte del territorio norteamericano. A su vez la base de Cam Ranh –en la costa central de Vietnam– sería punto de apoyo para la salida de la aviación militar y de los submarinos rusos hacia puntos estratégicos en Asia y para operaciones de reconocimiento.

El gobierno de Vietnam, que en los últimos años viene teniendo una política de aproximación al imperialismo yanqui –su antiguo invasor– para contrarrestar la expansión de la influencia china, descartó que estuviera analizando la reapertura de la base de Cam Ranh en manos rusas. Ya en 2015 el Departamento de Estado norteamericano le había reclamado al gobierno vietnamita que cancelase el derecho de los bombarderos estratégicos rusos a reponer provisiones, pertrechos y combustibles en la base de Cam Ranh. Pero luego el embajador de Vietnam en Rusia declaró que su país estaba dispuesto a recibir y prestar servicio técnico a los barcos rusos en la base de Cam Ranh “siempre y cuando su acción no esté dirigida contra terceros países”.