Subsidios al transporte: Milei contra gobernadores y el pueblo

Fracasada la iniciativa legislativa del gobierno, Milei citó por Twitter unos versículos del Antiguo Testamento para dar a entender que “se enardeció de ira” como Moisés y luego quitó los subsidios al transporte de las provincias. No esperó, como había prometido en campaña, a que se recuperen nuestros bolsillos (en verdad, sus medidas van en sentido completamente opuesto). Y ya eliminó el Fondo Compensador del Interior para el transporte público automotor. En una segunda etapa, se desentendería también del subsidio en el AMBA. Y habría un descuento del 55% sólo para determinados sectores sociales que según el gobierno serían los únicos que “lo necesitan”.

La medida complica a las provincias y las intendencias, que deberían decidir si destinan presupuesto propio en caso de que no quieran aprobar nuevos aumentos al transporte.

Pero afecta fundamentalmente al bolsillo popular. “Ningún problema, mientras nos aumenten el sueldo”, opinó un usuario cuando LN+ le preguntó si estaba de acuerdo con la eliminación de subsidios. La respuesta ejemplifica, con una dosis de ironía, que el recorte de subsidios de transporte que usamos todos los días para ir al trabajo equivale a recortar salario.

En todo el mundo los transportes urbanos están subsidiados porque, entre tantos otros motivos, contribuyen al desarrollo económico al ampliar el mercado laboral. Por el contrario, el aumento del transporte que resulta del ajuste de Milei deriva en que a muchos trabajadores se les hace insostenible el costo del transporte y deberán buscar otros trabajos. Algunos empleadores podrán pagar un aumento que compense este encarecimiento; otros no. Y la medida afecta también a estudiantes secundarios y universitarios.

En Chile, este conflicto fue uno de los detonantes de las masivas movilizaciones que enfrentaron a los carabineros. Allí, los choques comenzaron cuando el movimiento estudiantil se organizó para saltar los molinetes y viajar sin pagar.