Temer no va más…

El presidente brasilero jaqueado por el escándalo de corrupción.

El régimen golpista y corrupto de Michel Temer está mostrando un grado de podredumbre de la democracia brasileña verdaderamente inédito. Ahora, para acogerse a los beneficios que la ley brasileña otorga a los delatores, el monopolio frigorífico exportador de carnes JBS hizo pública una filmación en la que Temer avala  y pide que esa empresa siga coimeando en la cárcel al ex presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha para que no revele sus cómplices -entre ellos obviamente el propio Temer- en el escándalo Lava Jato. Temer y Cunha -los dos del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB)-, secundados por los socialdemócratas Fernando Henrique Cardoso y Aécio Neves, comandaron la estrategia parlamentaria para voltear a Dilma Rousseff.  Neves fue bajado de su cargo de diputado por el Tribunal Supremo, tras ser también filmado exigiendo coimas a los hombres del JBS.

Tras varios días de silencio, Mauricio Macri terminó por admitir su “preocupación” y ante las pruebas escandalosos apenas pudo expresar que confía “en las instituciones de ese país” (20/5). Hace un año, Macri había respaldado entusiastamente a Temer en el golpe «institucional» para apoderarse del sillón presidencial, y se habían convertido en socios regionales. Aunque lo niegue, es evidente que la “preocupación” M tiene que ver además con que su “equipo” de gobierno incluye partícipes argentinos de las coimas de la misma corporación brasileña Odebrecht, como el jefe de inteligencia Arribas.

Un par de semanas atrás, mediante una iniciativa de los legisladores del PMDB en la Cámara de Diputados, Temer propuso una enmienda de la Constitución para anular las elecciones presidenciales previstas para 2018, saliendo al cruce de las encuestas que dan como ganador al ex presidente Luiz Inácio «Lula» da Silva. Ahora, acorralado por la publicación del video y gritoneando que «no renunciará», le pidió al Supremo Tribunal Federal que suspenda la investigación de sus conductas…

El asco empujó nuevamente a las calles durante varios días -y especialmente el domingo 21 en San Pablo, Río de Janeiro, Brasilia y otras ciudades- a decenas de miles de brasileños convocados por el PT, la Central Única de Trabajadores (CUT) y el Movimiento de los Trabajadores Sin Techo bajo las consignas «¡Fuera Temer!» y «¡Elecciones directas ya!». Todavía no se mueve el mar de fondo de los millones de trabajadores y campesinos que no habían salido de la miseria durante los 12 años de Lula y Dilma pero que con el golpista Temer padecen el hambre agravado por el tremendo ajustazo que eliminó planes sociales y recortó a hachazos el presupuesto de la salud y la educación públicas.

Las «instituciones» brasileñas (a las que Macri considera fuertes y en las que afirmó que confía) se vieron forzadas por las circunstancias a tomar distancia de Temer. Sus socios golpistas del socialdemócrata PSDB lo largaron cenando solo en el encuentro que había convocado para emparchar la alianza (obviamente ofreciéndoles quién sabe qué nuevas coimas o cargos). La Orden de Abogados de Brasil «descubrió» que Temer es corrupto, y anunció que presentará un pedido de juicio político contra el presidente. Por las dudas Temer ya va movilizando a la policía y al Ejército para custodiar el palacio de gobierno, y para tener bajo control y reprimir el creciente movimiento popular de repudio, que no sólo reclama su destitución sino la convocatoria a elecciones anticipadas y directas.

El PMDB de Temer y sus todavía socios del PSDB trabajan para acordar una «salida» de elecciones indirectas, con las que esperan trenzar un «gobierno de transición» (es decir un continuismo disfrazado) que les permita terminar de aprobar en el Congreso las reaccionarias «reformas» laboral y jubilatoria que quedaron congeladas el miércoles 17 cuando estalló el escándalo.

En medio de su putrefacción evidente, los socios brasileños de los monopolios y de las potencias imperialistas se presentan como adalides de la «democracia» y se devanan los sesos tratando de hallar un sucesor para Temer que sea de su misma calaña y siga resguardando sus negocios a costa de los intereses populares.

Para el pueblo brasileño es más verdad que nunca que si no se une para dar vuelta la tortilla desde abajo difícilmente pueda sacarse de encima toda esa lacra e imponer políticas a favor del pueblo y la nación brasileños.