Un ciclo de crecimiento dependiente agotado

El PBI, el índice de ocupación de obreros en la industria, el salario real, el saldo de la balanza comercial… numerosos indicadores económicos manifiestan el agotamiento de un ciclo de crecimiento económico dependiente.

El INDEC publicó el 30/10 un informe con datos de la Encuesta Industrial Mensual (EIM) correspondiente al tercer trimestre de 2015. El Índice de Obreros Ocupados (IOO) registra una reducción de 0,1% respecto al trimestre anterior y un descenso de 0,2% en la variación interanual. El IOO del segundo trimestre experimenta una reducción interanual de -1,3%. Entre las ramas que evidencian las mayores reducciones está “Fabricación de equipos y aparatos de radio, televisión y comunicaciones” con un -6,6%.

En cuanto al Índice de Horas Trabajadas (IHT), el Nivel General del segundo trimestre registra una reducción interanual de -0,7%.

No era magia, es dependencia

La entrada de dólares al país creció desde la devaluación del 2002 –que redujo brutalmente los salarios– producto del crecimiento de las exportaciones centrado en la soja, automotores, minería, petróleo (mientras alcanzó). Así creció la economía. En los primeros años de este crecimiento se fueron recuperando el empleo, el poder adquisitivo del salario y el consumo. El superávit de la balanza comercial y el superávit fiscal permitieron también al kirchnerismo destinar recursos a aumentar el consumo –y su caudal político– con iniciativas como la jubilación universal, la AUH, etc.

Pero esta recuperación económica y entrada de divisas no se desarrolló con una transformación estructural de la economía nacional. Por el contrario, fue ahondando la “complementariedad” con el imperialismo chino y afianzando una matriz dependiente: exportaciones y crecimiento de las importaciones –tanto en insumos para la industria como para el consumo directo–, déficit de comercio exterior de las principales ramas industriales, mayor concentración y extranjerización de la economía. Y tantos dólares así como llegaron se fueron, en pagos de la deuda ilegítima, remesas de utilidades de los monopolios, etc. Así llegó el agotamiento del ciclo de crecimiento, en el marco de un nuevo momento de la crisis económica del capitalismo imperialista que ahora afecta también a China, y consecuentemente a una cantidad de países dependientes atados a ese imperialismo.

Con medidas como el plan Ahora12, y otras del estilo, trataron de mantener el nivel de consumo, pero no alcanzan a revertir el estancamiento y la pendiente negativa de la economía. Una economía dependiente, con un PBI estancado hace tres años, el empleo industrial en descenso, el salario real en caída frente a la inflación y un Banco Central con mínimas reservas (U$S 26.900 millones brutos pero U$S 7.000 millones en efectivo).

Las políticas que preparan en el sciolismo o en el macrismo parecen diferenciarse más por los tiempos de implementación que en su perspectiva: más endeudamiento, acuerdo con los fondos buitres, devaluación, aumento de tarifas, concesiones a los grupos agroexportadores.

Desde Cambiemos, el vocero económico Prat-Gay afirmó el jueves que devaluarán el dólar oficial. Y menos diplomático, el economista del Pro, Melconian, admitió: “Y ahora no se puede más subir los sueldos por no sé cuánto y las jubilaciones arriba de esto”.

Por su parte, Scioli promete “que en marzo del año que viene las reservas se incrementen en US$ 20.000 millones”. Su economista Miguel Bein propone –en un informe publicado en octubre– lograrlo con la liquidación de exportaciones para lo cual ofrece “devolver rentabilidad a la exportación” con “la quita de retenciones a todo excepto a la soja donde se reducirían 15%” y paralelamente volver a endeudarse con el Banco Mundial y otros organismos financieros multilaterales, con el Club de París, aumentar el swap con China y los prestamos de chinos y rusos atados a concesiones para obras públicas.

En ningún caso se plantean no pagar la deuda ilegítima y fraudulenta, la estatizaciones de monopolios para el desarrollo de una industria nacional independiente estratégica y diversificada, dejar de importar lo que se puede producir en el país, una reforma agraria y nacionalización del comercio exterior. Por el contrario y aunque parecen diferir en los tiempos, se plantean reafirmar la dependencia en un contexto de crisis económica.