El Gobierno de la Ciudad tiró abajo el Taller 19. Desató una brutal represión que dejó varios heridos entre trabajadores, pacientes y periodistas. Los acuerdos entre el PRO y el Frente para la Victoria, votados el año pasado en la Legislatura porteña, salieron otra vez a la luz. Quiénes son los responsables y qué hay de fondo.
Queda alguien sano en esta ciudad? En las últimas semanas, lo único cuerdo en la city porteña, en medio de tanta locura, fue la defensa de la salud pública y el rechazo a los negocios inmobiliarios, que llevaron adelante los trabajadores.
El brutal ataque de la Policía Metropolitana, tan cerca, además, de la represión en la Sala Alberdi y el Parque Centenario, despertó la indignación y un masivo repudio, que se expresó en una gran marcha a la Jefatura de Gobierno.
Las topadoras acompañadas por 300 efectivos entraron al Hospital Borda el viernes 30 de abril, a la madrugada. Al llegar, los trabajadores se encontraron ante la evidencia de que el Taller N°19 iba a ser demolido e intentaron impedirlo. De la represión no se salvaron las enfermeras ni los profesionales. Tampoco los internos. El macrismo mostró lo lejos que puede llegar si se trata de garantizar sus negocios. Hubo 9 detenidos, entre ellos dos jefes de servicio, 80 heridos, escopetazos con balas de goma y gas pimienta.
El Jefe de gobierno porteño dijo que la violencia de la policía fue la respuesta a la violencia que recibieron, usando la vieja teoría de las dos violencias o los dos demonios – argumentación de la defensa de los militares acusados por crímenes de lesa humanidad-. Pero aunque quieran justificar lo injustificable, porque fueron desbordados por la respuesta de trabajadores y pacientes, las fuerzas políticas y sociales, junto a algunos legisladores y periodistas, llegaron después de comenzada la represión.
¿Qué hay de fondo?
Hoy, a pesar de que algunos quieran presentarse como los máximos defensores del Borda, la avanzada sobre el hospital es parte de los acuerdos votados en la Legislatura, en noviembre del año pasado, donde los bloques del PRO y del Frente para la Victoria (FPV) aprobaron juntos la venta del Mercado del Plata para financiar el Centro Cívico.
Por eso, el kirchnerismo tuvo que salir la semana pasada a dar explicaciones sobre aquella sesión: declararon que “el PRO se comprometió a no tocar los terrenos del Borda” y que ellos “reclamaron que quedara por escrito, aunque no prosperó” (Telam 26/04/2013). Todo quedó en palabras, que se las lleva el viento.
El bloque K votó ese día, también, la rezonificación de los terrenos ferroviarios de la Nación, el crédito de 250 millones de dólares para entubar el arroyo Vega, la entrega por 30 años de gran parte del Parque Roca a la Cámara de Transporte de Cargas para una playa de estacionamiento de camiones, y la creación del “distrito de las artes” en La Boca, una zona con exenciones impositivas para las empresas de diseño y emprendimientos monopólicos de las “industrias culturales”. El vice Ministro de Economía de Nación y el titular de ANSES, estaban presentes.
“Todos sabían al momento de votar que el Centro Cívico iba a ser construido en los terrenos del Borda”, explicó Jorge Selser, diputado del Partido Socialista Auténtico (Info News-Tiempo Argentino 27/04/2013).
El kirchnerismo le dió los votos a Macri para negocios multimillonarios con tierras públicas de los que el FPV también es parte, entre ellos, la construcción del Centro Cívico. Por eso, los que votaron positivo ese día (Cabandié, Naddeo, Ibarra, “Tito” Nenna, y otros) son, en gran parte, responsables del avance del PRO sobre el hospital y sus consecuencias.
El desmantelamiento.
Además del vaciamiento de la salud pública en general y la política privatista de Macri, los “locos” son muy marginados en esta sociedad. Por eso el presupuesto se fue achicando y creció el abandono. Más de un año sin gas, espacios demolidos, y, como si fuera poco, el cierre del servicio para pacientes con adicciones y portadores de VIH.
A su vez, en nombre de la desmanicomialización de los neuropsiquiátricos, el gobierno utiliza la nueva Ley de Salud Mental de la Ciudad de Buenos Aires (Ley 448), en el mismo sentido que la nacional (26.657), para avanzar en el cierre de los monovalentes como el Borda y el Moyano. Mientras, no se avanzó en nada en la creación de los dispositivos intermedios que propopone la ley, como hospitales de día. Los únicos sistemas alternativos sobreviven sin ningún subsidio estatal, como Radio La Colifata.
Una historia de larga data.
Donde Macri dijo que había un terreno vacío funcionaba el Taller Protegido N°19 donde los pacientes internados aprendían carpintería y herrería, como parte de su rehabilitación. Era un área de reinserción laboral. Pero las topadoras lo tiraron abajo en dos horas y ya no queda nada.
En 2008, Macri había anunciado el cierre de los hospitales neuropsiquiátricos. Y aunque luego se tuvo que retrotraer, sinceró sus verdaderas intenciones.
La construcción de la nueva sede para la Jefatura de Gobierno y cinco ministerios, fue pensada en los terrenos del fondo del Borda. Ahí, estaba la panadería que demolieron en marzo de 2012, donde funcionaba el taller PAN del Borda, al lado de la canchita de fútbol y el Taller 19.
Los intentos por derrumbar lo que quedaba no cesaron. Todos fueron por sorpresa, a la madrugada, sin previo aviso ni orden judicial. Sin embargo, fracasaron gracias a los trabajadores: en una gran asamblea resolvieron resistir la construcción del Centro Cívico en terrenos del hospital. Los profesionales, con apoyo de ATE, permanecieron en el predio del Taller 19 para impedir la obra.
El gobierno maniobró para trasladarlo aunque el nuevo espacio no cumplía con las condiciones para ser intrahospitalario. Sin acceso directo al hospital e inadecuado por su acústica, no era ni es un entorno apto donde tratar las patologías. El viejo taller estaba en el pulmón verde, donde está la huerta orgánica y los espacios necesarios para la recreación y atención de la salud mental.
Que la ambición de los negocios inmobiliarios estén, otra vez, por encima de la salud de los pacientes, es cosa de colifas. Y que, como sea, con palos y balas de ser necesario, quieran construir el Centro Cívico, también. Lo único sensato, aún, es que no les va a ser tan sencillo.