EEUU: Perdió Trump, ¿qué sigue?

Hasta qué punto la pandemia contribuyó a la derrota de Donald Trump lo comprueba el hecho de que uno de los primeros anuncios del electo Joe Biden fue precisamente el lanzamiento de un plan para controlar al Covid. El caprichoso Donald Trump –que no termina de reconocer su derrota– fue castigado en la elección por su desprecio a la salud, en nombre de garantizar una economía que igual se desplomó como en todo el mundo. En contraposición, una de las promesas de Biden fue simplemente garantizar test gratuitos de Covid.

Con la derrota de Trump, también perdió el racismo y la xenofobia. Su prepotencia fue golpeada por las masivas movilizaciones tras el asesinato de George Floyd. También las mujeres se habían expresado contundentemente contra la misoginia de Trump durante todo su mandato. La movilización volvió a las calles cuando Trump llamó a parar el conteo y la alegría se expresó masivamente cuando su derrota ya era prácticamente un hecho. Ahora hay, por primera vez en ese país, una vicepresidenta mujer. Por lo demás, nada podemos esperar ni de Kamala Harris ni de Biden, quien no dudó en caracterizar a Argentina como “agresor” en la cuestión Malvinas. Nunca estuvo en cuestión el carácter imperialista del Estado yanqui.

Durante su mandato, Trump había tenido como ejes a la economía y la disputa con China. Cuestiones que incluyó también en su campaña. Hasta la pandemia es para él parte de esta disputa, al punto de haber rebautizado al Covid-19 como el “virus chino”. Entre su balance estaba haber bajado la desocupación del 7,6% –cuando asumió– al 5,9%, antes de la pandemia; y había bajado la pobreza del 12,7% al 10,5% (a fines de 2019). Estos leves avances fueron trastocados por la pandemia y, evidentemente, no le alcanzaron para su reelección.

En una elección con participación récord, Joe Biden obtuvo unos 78 millones de votos, superando a Trump por 6 millones. Y en cantidad de electores (lo que realmente importa según el curioso sistema yanqui de elección indirecta), ha quedado con 306 electores frente a 232 de Trump. Varios estados se definieron por escaso margen menor al 1%, obteniendo el ganador todos los electores de ese estado. A este particular sistema electoral se le sumó el “voto por correo”, que demoró más de una semana en ser escrutado y que cambió el resultado en al menos seis estados. Trump había arrancado ganando, pero luego estos votos dieron vuelta completamente el resultado. Es de suponer que en estos sobres –emitidos por personas que evitaron así concurrir al lugar de votación– se expresó la gran preocupación por la pandemia y el rechazo al manejo de Trump en este tema. Difícilmente las denuncias de fraude por parte de Trump vayan a cambiar el resultado, pero Biden no tiene asegurada la mayoría en el Senado.

Incógnitas

Tal como analizamos en su momento, la asunción de Trump a fines de 2016 había significado en lo interno un cambio económico y en lo internacional un reacomodamiento de acuerdos. EEUU tiene un grave problema de déficit de la balanza comercial que ya lleva 45 años. Déficit que en la última década ha superado el 4% de su PBI. En parte, EEUU compensa este déficit con la remisión de utilidades de sus empresas dispersas por todo el mundo. Y lo completa con un endeudamiento que ronda el 100% de su PBI. (¡Casi como Argentina! …salvo por el hecho de que EEUU tiene la maquinita de imprimir dólares, respaldados por las fuerzas armadas más potentes del planeta.)

La mayor parte del déficit comercial yanqui lo explica su comercio con China, donde EEUU ha instalado gran cantidad de industrias para aprovechar sus bajos salarios. Hasta la presidencia de Barack Obama, EEUU seguía sosteniendo esa relación económica y política con el imperialismo chino. A la vez, mantenía una tensa disputa con Rusia con epicentro en Medio Oriente, particularmente en Siria. A su llegada en 2017, Trump relajó tensiones con Rusia y apuntó a China. Vino entonces la escalada de guerra comercial entre estos imperialismos, que incluyó sucesivos aranceles y trabas a los productos chinos. (En el medio, también estuvo la traba al biodiesel argentino.) Junto con esto Trump se dio la política de relocalizar industrias en suelo yanqui. Cuando la llamada “globalización” (o internacionalización de la producción) ya no le sirvió al imperialismo yanqui, volvió a las clásicas medidas proteccionistas con las que se había desarrollado inicialmente su capitalismo. En este contexto es que Trump había logrado cierto respaldo entre los trabajadores, especialmente los blancos.

Ahora, el flamante Biden –“demócrata” como Obama– ya ha anunciado que revertirá la retirada de EEUU de la Organización Mundial de la Salud; revertirá también la prohibición del ingreso de habitantes de países de mayoría musulmana; y volverá a suscribirse al Acuerdo climático de París, el compromiso de 196 países al que Barack Obama se había suscripto en 2016, acercándose a Europa. Pero por ahora no hay más precisiones por parte de Biden sobre cómo piensa recuperar la economía yanqui cuando aún no termina la pandemia; ni sobre su política internacional.

Bye bye Trump!